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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, Mpreg, lactancia masculina, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades...

Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊

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Noches de lluvia, días de sol

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¿Qué está pasando conmigo?

Las preocupaciones inundaban su mente. No quería convertirse en una persona despreciable por culpa de un amor no correspondido. No quería desearle el mal a un hombre inocente solo porque envidiaba lo que ese hombre tenía y que él añoraba tener. Pero, principalmente, no quería ver a Naruto sufrir por ello.

¿Por qué tuvo que desarrollar esta clase de sentimientos? Entre sus planes nunca estuvo enamorarse. Es más, ya había aceptado que él estaría solo por el resto de su vida, no tenía las intenciones de enlazarse a alguien, y ahora... Ahora no sabía lo que estaba haciendo ni lo que le deparaba el futuro.

Naruto había sido muy claro con él, le había dicho que no podría corresponderle. Gaara ya lo sabía, lo supo desde el inicio, y aún así se permitió dejar crecer este cariño que sentía.

Tal vez... Tal vez no debió mudarse aquí. Puede que en realidad no debiera haber aceptado esa primera taza de café. Fue solo el detonante de una reacción en cadena y el comienzo de un sentimiento que, dadas las circunstancias, debió de ser prohibido. Quizás la decisión más sabia que pudiera tomar ahora sería regresar a la antigua casa de sus padres y dejar todo atrás... Pero no podía. Quería a Naruto demasiado y no se arrepentía de conocerlo. Naruto le había dado luz, le había puesto color a un mundo que consideraba triste y opaco.

No, no podía dejar ir estos sentimientos así como así. Incluso si Naruto no lo aceptaba nunca, quería seguir formando parte de su vida y disfrutando de su compañía. Por esta razón, no volvió a mencionar el tema.

Naruto parecía aliviado por poder dejar esa última conversación atrás y seguir con su vida. Volvieron a la misma rutina de antes, en donde Gaara visitaba con frecuencia la residencia Uchiha para ayudar a Naruto en lo que necesitara y pasar tiempo con él y Nozomi.

Creyó que eso sería suficiente, que podría contentarse con esos momentos a pesar de que sus sentimientos crecían cada día. Sin embargo, en el fondo de su corazón, su lado más egoísta seguía esperando el telegrama definitivo.


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Pasaron meses sin recibir ningún tipo de noticia. Nozomi ya había cumplido año y medio y Naruto seguía sin recibir ningún tipo de noticias de su esposo.

No quería admitirlo, pero la presencia de Gaara en la casa lo ayudaba a mantenerse centrado y a no dejar a su mente divagar por mucho tiempo. Si estuviera completamente solo, probablemente ni siquiera saldría de su habitación. Dejaría que la preocupación y la incertidumbre invadieran su mente y se quedaría en un ciclo de ansiedad constante.

Dos años. Habían pasado dos años enteros desde que Sasuke se había ido y se supone que debía esperar al menos un año más para que regresara. Ahora, solo podía pensar en que ese año extra era irrelevante cuando ni siquiera sabía si el hombre seguía vivo o...

El sonido de un trueno lo sacó abruptamente de sus pensamientos, y se apresuró a tomar a Nozomi de los brazos de Gaara cuando esta comenzó a llorar por el susto.

—Tal vez será mejor que regreses a casa. Se avecina una tormenta —le dijo Naruto, observando el cielo con incertidumbre, notando como estaba todo cubierto.

El alfa, quien había estado sentado en la hierba del jardín de la casa de Naruto, se puso de pie y asintió, estando de acuerdo.

—Llámame si necesitas cualquier cosa.

Meciendo a la niña contra su pecho, Naruto murmuró una afirmativa y le dio las gracias por ofrecerse a arreglar el jardín, aunque realmente lo único que hizo fue podarlo y luego sentarse cómodamente en el césped con la bebé en su regazo.

Observó en silencio a Gaara entrar a su casa y luego procedió a refugiarse en la suya propia.

Oh, cómo odiaba los días de lluvia.

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—¿Emocionado por volver a casa?

Alzó la vista hacia el único otro soldado con el que compartía el camión. Su voz se escuchaba amortiguada por la insistente lluvia que, de no ser por el toldo que los cubría, caería sobre sus cabezas.

El beta, porque su sensible olfato le indicaba que no podía ser otra cosa, tenía la piel morena y el cabello castaño. Sus ojos negros reflejaban cierta simpatía, al igual que la sonrisa animada que le dirigía.

—Hn.

—Vaya, eres un tipo de pocas palabras, ¿eh? —suspiró, echándose los brazos detrás de la cabeza para apoyarse contra ellos. —Y te ves cansado.

Levantó una ceja, como si su acompañante hubiera hecho un comentario muy estúpido.

—Hey, tranquilo. Todos estamos cansados de esta guerra, no solo tú —el beta desvió la mirada hacia la parte de atrás del camión, donde podía verse el exterior. Bueno, lo que la lluvia permitía atisbar. —Somos afortunados de poder volver a casa. Quiero abrazar a mi esposa y a mis hijos. Deben haber crecido mucho en todo el tiempo que no estuve —hizo una pausa, aunque su acompañante no estaba muy dispuesto a participar en la conversación. —¿Y qué hay de ti? ¿Tienes algo especial que hacer al llegar a casa?

Durante unos momentos, no contestó. Estaba demasiado agotado como para continuar con la plática. No obstante, la constante mirada del otro hombre fija en él le indicó que este realmente esperaba una respuesta.

—... Conocer a mi hija.

Justo en ese instante, la pequeña ventana que conectaba la parte de atrás del camión con la zona del conductor se abrió.

—Uchiha, tu parada.

Sasuke miró hacia afuera, apenas reconociendo la calle en la que había vivido años atrás.

El conductor le mostró una sonrisa sincera.

—Buena suerte, muchacho.

—¡Que te vaya bien, amigo! ¡Salúdame a tu hija!

Bajó del vehículo, siendo inmediatamente salpicado por las gotas de agua que caían del cielo. Pero no se apresuró, simplemente caminó hacia la acera y observó su casa, tal y como la recordaba. A su espalda, el camión reanudó su camino, desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Exhaló profundamente y comenzó a avanzar hasta que estuvo en el pórtico frente a la puerta, donde el pequeño techo lo cubría del pésimo clima.

Al fin estaba de regreso en casa.

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N/A: Estoy viva xd

Creo.

Y Sasuke también XD

Noches de lluvia, días de solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora