Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Advertencias: Omegaverse, Mpreg, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades...
Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊
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Noches de lluvia, días de sol
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—Entonces... ¿Tu esposo fue reclutado en el SMO? —preguntó Gaara, abofeteándose mentalmente un segundo después.
No se supone que debería preguntar por ese tipo de cosas por dos razones: ya lo sabía, y era un tema delicado para el omega. No le convenía que lo hiciera pasar un mal rato, podría hacerle daño a su salud o algo. O eso creía haber escuchado sobre embarazos, que no había que permitir que las personas experimentaran emociones demasiado fuertes porque podrían hacer daño al bebé. Y venía él, con su pregunta estúpida.
— ¿El qué? —el rubio parpadeó confundido, llevándose otro bizcocho a la boca. Él solo ya había arrasado con la mitad de la caja.
—El Servicio Militar Obligatorio.
—Oh. —murmuró, tomando otro bizcocho de la caja. —Sí, hace algunos meses.
Gaara lo observó devorar el postre con expresión ausente, como si su mente de repente estuviera en otro lugar, muy muy lejano.
—Lo lamento. —musitó sin saber qué más decir. No es como si en realidad hubiera algo que pudiera decir que lo hiciera sentir mejor, pero quedarse en silencio le resultaba más incómodo. ¿De qué se disculpaba? Tal vez de tocar el tema y hacer que Naruto pasara un rato amargo.
—No es algo por lo que deberías disculparte. —le contestó el omega, ofreciéndole una pequeña y triste sonrisa. —Además, ya es una situación muy común, no hay nada qué hacer. No debería sentirme tan afectado, ¿cierto? Quienes realmente sufren más son los que se van. Yo estoy aquí, solo, pero estoy bien. —comenzó a juguetear con las mangas de su camisa en un gesto ansioso. —No estoy luchando por mi vida ni estoy en riesgo ni nada por el estilo. Tengo un techo sobre mi cabeza, puedo trabajar para tener comida en la mesa, sé arreglármelas solo...
El cuerpo de Gaara se tensó involuntariamente cuando comenzó a divisar un atisbo de lágrimas en los ojos de su vecino, a pesar de que este se apresuró a restregarse los ojos con el dorso de la mano para secarlas. Esperaba que su rostro no delatara su incomodidad.
—No deberías subestimar lo que sientes. —optó por decirle en un vago intento de consuelo. —No porque estés aquí quiere decir que no estés pasándolo tan mal como muchos en el campo de batalla.
—Mi vida no está en peligro. Estoy aquí, sentado sin hacer nada, mientras Sasuke está...
—Estás donde debes estar. Tal vez pienses que es injusto, pero así es la vida.
—Yo tendría que haber ido con él...—soltó con voz afligida Naruto, tapándose el rostro con las manos y temblando ligeramente.
Gaara lo miró fijamente. La guerra no es un lugar para alguien como tú, quiso decirle, pero se contuvo para evitar ofenderlo.
— ¿Qué harías en medio de una batalla en tu estado? —le preguntó entonces. —Tal vez crees que no haces nada estando aquí, pero pronto tendrás un niño que dependerá de ti. Además, lo único que mantiene con vida y esperanza a un soldado es saber que hay alguien esperándolo en casa.
Naruto frunció el ceño y apretó los puños, probablemente queriendo refutar alguna de sus palabras, pero al final desvió la mirada y suspiró. Detestaba que lo trataran diferente por su subgénero y, aunque Gaara no había hablado de ello directamente, de todos modos se sintió irritado.
Pero tenía razón, ¿no? Si, en un caso hipotético, él también hubiera sido reclutado y luego hubiera descubierto que estaba en cinta... No era una buena combinación. Lo habría vuelto todavía más vulnerable, y probablemente lo hubieran enviado de regreso a casa de todos modos. Pero estar solo aquí sin su marido y con un bebé en camino tampoco era una situación muy buena que digamos.
—Pareces estar muy convencido de lo que dices. —masculló entre dientes, decidiendo no rebatir para no iniciar una discusión. Ya sería demasiado enojarse con un hombre que hasta este momento no había sido otra cosa que amable con él solo porque tenía una opinión que discrepaba de la suya.
Gaara se encogió de hombros.
—La idea de volver a casa con mi hermana fue lo que me hizo seguir adelante.
Naruto jadeó, sorprendido.
— ¿Tú estuviste ahí?
—Me uní al ejército antes de que la guerra comenzara. Fui de los primeros en ser enviados al campo de batalla.
—... ¿Cómo es?
—Vi a casi todos mis compañeros morir, mis manos están manchadas de sangre. Quería defender a mi país, pero terminé perdiéndome a mí mismo en el proceso. Por eso vine aquí, necesitaba alejarme de lo que conocía y comenzar de nuevo. La guerra cambia a las personas, muchos no vuelven y, los que lo hacen, jamás vuelven a ser los mismos otra vez. Todos los días tengo pesadillas sobre lo que vi, lo que hice, dónde estuve... —exhaló un suspiro tembloroso.
Una mano cálida cubriendo la suya lo hizo sobresaltarse levemente en su asiento y, cuando alzó la mirada, se encontró con unos ojos azules, iguales al mismo cielo, llenos de compresión.
—Lo siento, no quise hacerte recordar sobre... —hizo una pausa y bajó la vista un segundo antes de regresar su mirada a sus ojos. —Pero si necesitas un amigo en algún momento, puedes venir cuando quieras.
Gaara lo miró y luego sus manos antes de retirarse del gentil toque y asentir con la cabeza. Decidió dar las gracias y despedirse, y Naruto no objetó ni le reclamó que no se hubiera terminado el café. Lo dejó marchar con una sonrisa cortés y deseándole una buena noche, aunque todavía faltaban algunas horas para que anocheciera.
En silencio, Gaara entró en su hogar, dirigiéndose directamente hacia la habitación. Quitándose únicamente los zapatos y los calcetines, se tumbó boca arriba y dejó que el sueño se llevara toda esa corriente de memorias que atormentaban su mente.
Soñó con un cielo azul, brillante y cálido. Y, por primera vez en mucho tiempo, dormir le trajo paz.
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N/A: ¿Feliz año nuevo? XD
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Noches de lluvia, días de sol
Fiksi PenggemarAños en el campo de batalla hacen mella en la vida de cualquiera. Gaara solo quería establecerse en algún sitio tranquilo y encontrar la paz que necesitaba, pero nunca hubiera pensado que enamorarse sería parte de lo que el destino tenía deparado pa...