Donde Cobramos Vida || Drarry / Harco ||

Capitulo 16

Sus pensamientos giraban interminablemente en torno a la terrible noche en la que todo sucedió. Provocó un anhelo en su corazón, pero no pudo deshacerse de él. Sobre su regazo descansaba un libro encuadernado en cuero negro, y miraba fijamente sonriendo débilmente a los rostros dichosos, aparentemente ignorantes del mundo que los rodeaba y que también estaban atrapados en él. Continuó hojeando las páginas, teniendo que recordarse a sí mismo que estaban muertas a pesar de lo reales que parecían. Se sentía igual que siempre. Sintió lo mismo que había sentido en primer año al mirarse en el espejo de Erised y al escuchar sus súplicas y gritos cada vez que se enfrentaba a un dementor, y deseaba estar con ellos. No detuvo la primera lágrima que rodó por su mejilla, ni intentó calmar los suaves sollozos que escaparon de sus labios, mientras lloraba la pérdida de sus padres. No pudo detener la avalancha de recuerdos que lo consumieron mientras lloraba. Por eso detestaba Halloween; Apenas podía soportar el dolor que lo acompañaba.

Estaba tan absorto en sus pensamientos desesperados que no notó los suaves pasos que caminaban hacia él. A través de sus lágrimas apenas podía distinguir la figura pálida que se sentaba a su lado y levantaba suavemente el álbum de su regazo. No vio la comprensión que aparecía en los hermosos orbes grises mientras miraban las imágenes en ellos.

"¿Es demasiado presuntuoso suponer que, si hubieran estado vivos, eventualmente los habría atraído a ambos a mi lado?"

Soltó una risa suave y Draco le lanzó una pequeña sonrisa. "Nunca los conocí, ni siquiera tuve la oportunidad de hacerlo. Así que voy a asumir que tú lo habrías hecho". Dijo, secándose los ojos. "Me encantaste, ¿no?"

Harry apoyó la cabeza sobre su hombro, mientras Draco pasaba lentamente las páginas y depositaba un suave beso en su cabello, apoyando su mejilla contra ellas. "Ciertamente fuiste una molestia", se rió entre dientes, señalando una foto de él debajo de la mesa, con una galleta en la mano, que aparentemente le había robado a Sirius. Draco capturó sus labios en uno de los besos más tiernos que jamás había experimentado y que sabía ligeramente a menta y vainilla. "Una molestia adorable, pero una molestia al fin y al cabo." Dijo, levantando una mano para acariciar suavemente sus mechones negros y dejando el álbum en la mesita de noche.

"En caso de que te lo preguntes, Weaselbee me dejó entrar", dijo Draco. "Tampoco están en la fiesta, pero querían darte el espacio que necesitas. Francamente, creo que es una mierda. Puedes hacer un maldito berrinche por eso, porque tienes aproximadamente diez células cerebrales".

"Eso es ofensivo, Malfoy."

"O el hecho de que no puedas ponerte la corbata correctamente prueba que es posible que tengas menos de diez células cerebrales, Potter. La compañía que tengo generalmente tiene más habilidad que la de un niño de seis años".

"Que te jodan", replicó Harry, pero Draco claramente no estaba impresionado con la frase elegida.

"Necesitas ampliar tu vocabulario".

"Esta no es una clase de inglés".

Draco le dio una especie de mirada sorprendida, como si hubiera olvidado que Harry, de hecho, había asistido a una escuela muggle hasta los diez años. Harry a veces también lo olvidaba, o tal vez simplemente lo intentaba. Su infancia no estuvo acompañada de los recuerdos más agradables, especialmente cuando involucraban a su vengativo primo, Dudley.

"No puedo imaginarme al señor y salvador del mundo mágico sentado en un salón de clases muggle, aprendiendo a deletrear", se rió Draco, y Harry le dio la espalda.

"Lo siento, no todos nacemos ricos y podemos permitirnos un tutor privado".

"Pobrecito."

"Pobre de mí", dijo Harry con un aire de drama. "Estoy seguro de que tu infancia fue mucho mejor".