Pov Anastasia.
Camino alejándome de todos, me acerco a la puerta que da paso al enorme balcón y me paro ahí. Miro a la ciudad que está justo frente a mi. La noche es algo fría y las personas que caminan por las calles, las pocas de ellas, van abrigadas y perdidos en sus pensamientos o en sus teléfonos celulares. La vida es tan irónica que de un momento a otro podemos estar y dejar de estar. Nunca entenderé el sentido de vivir para morir, puede sonar tonto e incluso estupido pero, toda mi vida he pensado que en realidad no somos tan afortunados de vivir, no cuando debemos sufrir, perder a personas allegadas, experimentar miedos, pánicos, donde solo los más fuertes sobreviven. Pensarán que soy una pesimista, y si; en algún momento de mi vida esos pensamientos dejaron de existir, solo el amor y la fé en un nuevo comienzo fueron suficientes para ser motor impulsor de sentimientos cálidos y el positivismo que jamás creí que podría llegar a tener. Pero luego, luego sucede que la vida te demuestra una y otra vez que no tenemos el control, que los hilos que dirigen nuestras acciones y sea quien sea, el que escribe y decide nuestra existencia, tiene planes de los que no somos informados.
《Daria ha muerto》
No fue solo la devastación en su voz y en su rostro cuando lo vi y oí decir esas palabras; fueron las esperanzas que se apagaban y quizás el pensamiento de que en lugar de avanzar, solo retrocedemos, lo que expresaba su cuerpo en general.
Si les soy sincera no supe que hacer. En los últimos meses mi única respuesta siempre ha sido un abrazo y asegurar algo que no sé, que nadie sabe. No quería mentirme diciendo que todo estaría bien, no cuando esa certeza no existe. Tomé su mano, magullada, con visibles heridas aún, la llevé a mis labios y di un beso, uno sanador. Fui fuerte, quería que viera que no soy la chica de pluma y cristal que se deshace fácil, necesitaba hacerle ver que 1 kilo de plumas tiene el mismo valor que 1 kilo de plomo. No importa que tan fuerte seas por fuera, que tanto quieras demostrar al mundo, al final, hasta el ser más sensible y sublime puede adquirir la fortaleza que quiera mostrar y transmitir en el momento preciso.Me apoyo en la baranda y abro mis brazos. Mi cabello suelto es batido por el viento frío y mi piel se pone de gallinas cuando la fina manta que envolvía mi cuerpo poco abrigado cae al suelo. Hay un nudo en mi garganta, uno que hace más de 6 meses me estoy obligando a tragar. Le temo a esa bola de desolación que baja por mi garganta, creo que si ella llegara a estallar me hará arraigar en la locura, y perder la cabeza no es una opción, no cuando tengo la responsabilidad de cuidar a un hombre que cree que el peso de mundo debe ir solo sobre sus hombros.
Mis ojos están cerrados pero inquietos por abrirse, los obligo a permanecer así. Día tras día solo doy órdenes involuntarias a mi cuerpo para no perder su control. Abro los ojos, y grito. Doy un grito tan desgarrador que mi garganta duele.
— ¡Anastasia!
Hay miedo en su voz, pánico podría asegurar. Llegó tan rápido a mi lado que, una vez más me demuestra que siempre vendrá por mi, a cuidarme.
Volteo lentamente a verlo, temblando pero aún así reteniendo las ganas de llorar. Sus ojos rojos y cansados me miran y me están suplicando. ¿Qué me piden?Fortaleza
Control
Esperanza
Calma
Creo que todo lo que intenta pedir es lo que él no logra tener y eso me hace quebrarme, eso me hace sucumbir al vacío. Me lanzo al suelo y lloro, como una niña pequeña. Como cuando te caes aprendiendo a montar bici y te das tan fuerte que piensas que no quieres volver a ver una de esas en tu vida, justo así.
Sus brazos me envuelven y por primera vez no siento al chico fuerte y cálido, me alejo porque estoy sintiendo el toque de un cuerpo sin vida, y es ahí donde no puedo permitir que él llegue.
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En la paz de tus brazos
RomantikNuevos sucesos comienzan, pero no solo para nuestra chica Collins, el agente Dante es obligado a revivir su pasado y se encuentra con una historia completamente diferente a la que conocía o al menos creía conocer... Descubrir que tu vida ha sido una...