capítulo 28: Dante y Anastasia

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Pov Anastasia.

Es increíble lo rápido que han pasado las horas. Entre risas, historias y una que otra lágrima, hemos pasado el día todos reunidos en la sala de estar. Irina se ve tan linda, su largo cabello rubio cara en cascadas sobre su espalda, su barriga está grande y a veces presenciamos como su pequeña se mueve y reímos. Flavio es el chico más enamorado, se ve tan joven y fresco que nadie creería que hace unos meses recibió un disparo que casi le costó la vida. Nos contó como han sido de dineros estos meses, entre rehabilitación, medicamentos , visitas al médico y demás, ha logrado salir adelante y minimizar casi absolutamente los daños que ocasionó la bala. Su cabello volvió a ser largo, no tanto como antes pero va en buen camino. Se ha ejercitado muchísimo, su masa muscular ha aumentado notablemente.

— Danna es un amor. — me dice mi prima mientras llega y me abraza, siento su pancita.

— Es lo más hermoso que tengo. — sonrío con añoranza.

— Tienes razón en algo, es idéntica a su padre.

Nos quedamos en silencio viéndonos. No lo soporto y una vez más lloro. Es increíble como ni siquiera se puede hacer mención de Dante, que en seguida el nudo de mi garganta se quiere liberar y me hace llorar.

— ¡Ay Ana! Él te ama. — me consuela. — Hizo esto porque te ama, no te imaginas el sacrificio que debe suponer para él alejarte. — se sienta y la imito, se que su barriga debe pesarle. — Cuando le pedí que liberara a Flavio de este tormento, quizás hice el acto más egoísta del mundo, pero, solo quería mantener a salvo al hombre que amo.

— Tenia derecho a elegir Irina.

— ¿Cuál hubiera sido tu elección? Estamos de acuerdo en que, si Dante no hubiera tomado esta decisión por ti, jamás te hubieras ido de su lado.

— Porque yo lo quiero ¡Joder! — lloro con más ganas.

— Y él a ti Anastasia.

— Yo sé que, quizás esto es lo mejor. — suspiro e intento calmarme. — Miro a mi hija caminar, aún con sus pequeños pasos que la dificultan, como intenta hablar, como se ríe, y, siento que ella merece todo eso y solo será posible verla siempre así gracias a la decisión de Dante pero, mi lado egoísta y enamorado no quiero aceptar que él me alejó para morir.

— No pienses así. Dante no va a morir, es un hombre fuerte y lo sabes. Siempre ha estado ahí para salvarte ¿recuerdas?

— Pero ¿quién lo salva a él Irina?

— Yo lo haré. — Flavio se acerca.

Toma asiento al lado de mi prima y la besa. Luego me mira y sonríe.

— Ese testarudo no está solo, nuestros amigos están con él y yo volví para completar el equipo. Puede decirme lo que quiera pero no me iré, no te preocupes Ana.

— Quiero que todos estén bien. — susurro.

— lo vamos a estar Anastasia. Solo tienes que ser paciente y confiar. Confía en Dante, confía en todos nosotros, esto acabará y ustedes vivirán felices y comerán perdices. ¿Qué te quieres apostar?

— No hagas apuestas con él, siempre gana. — me advierte Irina, ambos ríen y él besa su mejilla.

Unos pasos captan la atención de todos. Es Riven quien se acerca. A Flavio no le pareció bien la idea de que recurriremos a él para volver a América. Estaba desesperada y solo pensé en él, supo manejar todo con discreción además de que, contaba con el dinero para nuestros boletos y ayudarnos con la renta de este departamento.

— Quiero que me digan en qué me estoy metiendo. — Habla serio una vez que llega. Nos miramos entre todos.

— Ok, siéntate, hablemos. — le responde Flavio.

En la paz de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora