capítulo 7 Miranda.

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Pov Dante

— ¿Estás loco? — le digo a Mateo. — No se te ocurra volver a decir algo tan estúpido como eso.

— Dante, es una posibilidad. Después de lo de tu padre no debemos confiar en nadie.

— Pero en él si confío, más que en nadie.

— No estás siendo objetivo y estás dejando que sentimientos personales tomen protagonismo en lugar de la lógica. — Óscar interviene.

— Fleito no, me rehuso a creer esa absurda teoría Mateo. Él no tiene nada que ver con el atentado que sufrimos, dejen de insinuar algo como eso.

— Dante, escucha a Mateo y no te cierres. — Ruben me habla serio.

Estamos reunidos en el despacho, con la mejoría de Flavio ya podemos poner la mente fría y pensar quien podría ser el o los responsables de todo esto, pero, ¿Fleito? No, él no lo haría, no tiene por qué. Me molesta que Mateo insista en esta historia. Camino de un lado a otro y me sirvo un trago, lo bebo de una. De un tiempo para acá he vuelto a beber, antes ni solía hacerlo, había abandonado el ingerir bebidas porque siempre causa un efecto sobre mi y en la mayoría de los casos no es el mejor.

— Ok, supongamos que el juez Fleito no tiene nada que ver en esto. — Habla Mateo luego de un prolongado silencio. — Justo hablaste con él, te envió a esa dirección con la que nunca dimos y fuimos atacados.

— Los rusos. — le digo interrumpiendo su teoría, no quiero que llegue más lejos en ella.

— Dante ¿es en serio?

— ¡Ya basta Mateo! — pongo el vaso con fuerza sobre la mesa, Óscar me mira.

— Entiendo tu posición Dante, que dudes de que el hombre que tanto te ha ayudado y apoyado tus sueños sea sospechoso...

— Es que no tiene cabida Óscar

— Déjame hablar. — me pide, me intento relajar y asiento. — solo digo que no debemos descartar la posibilidad Dante, así nada nos toma por sorpresa una vez más como ocurrió con tu padre.

Puede que tenga razón. Le daré el beneficio de la duda pero, realmente no lo creo, no puedo hacerlo, en el fondo se que sería muy duro para mi, incluso más que saber que mi padre es uno de ellos porque, esa bala iba para mi, y si hoy mi amigo se está debatiendo entre la vida y la muerte es por mi, y por la orden de acabar conmigo que pudo haber sido dada por cualquiera.

— Lo importante es estar alertas chicos. — Ruben tiene razón. — La vida de las chicas y de la pequeña Danna es nuestra responsabilidad. — solo de pensar que pueden hacer daño a mi hija quiero destruir algo.

Salimos del despacho y las chicas están en la sala de estar. Estoy serio y pensativo, miro a Anastasia pero no tengo cabeza para pensar en nada, solo en la situación en la que estamos y en qué debo hacer para proteger a mi familia y amigos.
Ruben se despide y se va, noto como Anastasia me mira y puedo jurar que está preocupada, pero, no puedo fingir que todo está bien cuando todo va de mal en peor.

— Ey, hola. — me dice, intendo dar una sonrisa tranquilizante pero, no puedo

—¿Pasa algo? — le pregunto.

— Eso te pregunto yo a ti. —  se ve confundida.

— No, tranquila, no te preocupes. — lo que menos quiero es que ella se preocupe.

— Si me preocupo. — me habla — No me gusta ver sombra en tu mirada, me asusta.

¿La asusto? La miro, me quedo así por unos segundos, no me gusta asustarla  y que ella me lo diga me deja sin palabras, no sé que decir o hacer porque es la mujer que amo y no quiero que vea un monstruo en mi.

En la paz de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora