capítulo 19: tormenta interminable

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Pov Dante.

Los días han pasado, incluso semanas, no sé si han sido dos o tres, solo sé que he perdido la noción del tiempo. Tuvimos que reducir el contacto con las chicas, Rubén recomienda que para que el programa de testigos protegidos tenga éxito deben de estar en el anonimato, él y Renata se encargarán de todo y de mantenernos informados. Me duele porque siento que cada vez estamos más lejos, los fracasos que hemos tenido en nuestra misión, o no se como llamar a la mierda que hacemos aquí en Houston, solo me hacen perder más las esperanzas y la certeza de ver o tener a Anastasia en un futuro cercano.

Las puertas se abren y emergen Óscar y Rubén a la sala de estar, el gemelo venía hoy hasta acá y se incorporaría del todo a nuestra misión.
Unimos nuestras manos y él se aventura a darme un abrazo, lo retribuyo. Sonrío cuando nos separamos pero la sonrisa no llega a mis ojos.

— Hermano, ellas están bien.

Es lo primero que me dice y yo solo asiento y parezco poco afectado en el exterior, pero por dentro mi pecho se estruja al imaginar a las mujeres importantes de mi vida lejos de mi.

— Gracias. — le digo.

— Te garantizo que todo estará bien. — nos sentamos. — Traigo una orden para recuperar el control de las oficinas. Mi padre movió sus contactos y vuelves a tener el mando del FBI en Houston amigo.

Estoy emocionado, por primera vez en mucho tiempo una noticia buena, un ápice de esperanza florece en mi.

— Volvemos a la acción hermano. — me dice Óscar con una sonrisa.

— En estos momentos el juez principal de la ciudad debe de estar siendo informado.

— Sé que Fleito no pondrá objeción en mi regreso. — digo confiado. Óscar no dice nada, solo me observa.

— La CIA ha pasado por encima de las autoridades del estado, tuvimos algunas objeciones pero al final contamos con respaldo de poderes mayores que el FBI. — me explica.

— Gracias amigo, te debo varias. — le digo con sinceridad.

— No agradezcas. Hay unos rusos hijos de puta que sacar de tu ciudad y tienes una familia que cuidar. — sonríe. — Ahora si se extreman las medidas de seguridad de las chicas, el contacto tiene que disminuir aún más y la seguridad de ustedes aumentar.

— ¿Cuándo podemos recuperar nuestra oficina? — pregunta Óscar.

— Ya mismo.

— ¿Qué coño estamos esperando? — dice el moreno con emoción.

No pensé que podría volver a usar mi uniforme tan pronto, si les soy sincero, dude incluso que pudiera volver a portarlo un día. Me veo al espejo y un sentimiento cálido me hace sentir bien. Mientras guardo mi arma en la funda mi móvil suena, es Mateo.

— Mateo hay noticias buenas, estamos de vuel...

— Hola, hijo mío.

Me quedo a medio hablar cuando la voz que jamás pensé que llegaría a odiar con mis fuerzas se escucha por las bocinas del celular.

— ¡Darío hijo de puta! ¿Dónde está Mateo? — el enojo burbujea en mi.

— ¿Pensaste que podrías venir a mi ciudad y no lo sabría? Eres más ingenuo de lo que pensé Dante. — se mofa.

— Si le pasa algo a Mateo te juro que te haré pagar con mis propias manos.

— Ssshhhh. No se amenaza a tu padre Dante. Esa no fue la educación que te di. — ahora si ríe. — Escúchame bien, niño.

En la paz de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora