Prologo

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La primera vez

Sé que estoy soñando, lo sé porque en primer lugar lo veo todo desde arriba, de la manera en que suelen ser los sueños, o al menos mis sueños y en segundo lugar estoy segura que se trata de un sueño, porque reconozco todo lo que veo y ya sé todo lo que está por pasar.

La versión de mí que juega en el sillón con sus muñecas, es una versión mía que muchas veces anhelo volver a ser, anhelo volver a tener tanta felicidad, sueños, ser tan inocente y libre de pesadillas.

Me veo a mí misma sentada en el amplio sillón de la casa de mis abuelos jugando a las muñecas con una película de Barbie de fondo, no recuerdo exactamente cual era y por eso la imagen está borrosa (ojalá tampoco recordará todo lo demás).

Recuerdo perfectamente que solía viajar a todos lados con mis muñecas, pero en esa ocasión exageré un poquito, me llevé no solo una muñeca, más bien todas y cada una de ellas con accesorios y ropa incluidos, en mi cabeza infantil una muñeca no sería suficiente para tres días.

Puedo ver también mi ceño fruncido, para ser solo una niña ya intuía que algo no iba del todo bien, mis padres nunca solían dejarme atrás y en esa ocasión me dejaron en casa de mis abuelos bajo el cuidado de mis tíos, que mis abuelos no estuvieran nunca tampoco era la mejor de las señales.

Suelto un suspiro al mismo tiempo que la pequeña versión de mí misma, ella suspira anhelando que su tía pueda jugar pronto con ella, yo suspiró por que se lo que vendrá.

Como cada una de las veces que he regresado a este lugar y a este momento en específico, de repente dejo de verlo todo desde arriba y me convierto en la pequeña versión de mí.

Vuelvo a tener cinco años y mi preocupación más grande es que mi tía no se apura a estar libre para jugar conmigo, la escucho moverse por la cocina mientras prepara la comida y tararea una canción que no reconozco en voz baja.

Me inclino a terminar de acomodar mi casita de muñecas y elijo la ropa que les pondré, estoy tan concentrada en eso cuando de repente un frío intenso y escalofriante me recorre la espalda, me levanto de un brinco para cerrar la ventana que está detrás de mí, pero cuando giro la cabeza, mi prima Laura está de pie frente a mí.

Laura me mira con su sonrisa usual, esa que la hace parecer triste, pero luce un poco diferente, todo en ella es como siempre, pero es como si sus bordes se desdibujaran un poco, casi como si flotara pero por lo demás ella parece normal.

–Hola, ¿puedo jugar contigo? – me pregunta manteniendo su voz baja, apenas como un susurro y sonríe mirando a mis muñecas.

–Hola– saludó con mi vocecilla de cinco años– Claro que puedes jugar conmigo pero, ¿dónde está tú mamá? – se que es mayor que yo, pero también sé que no debemos estar demasiado lejos de nuestros padres, eso es malo.

–No lo sé– se encoge de hombros, pero no levanta la mirada de las muñecas.

Siendo una niña, también me encojo de hombros y la jaló de la mano para jugar con ella, el frío que me recorre el brazo es intenso pero no prestó atención, ni siquiera notó que nunca tomé su mano realmente, jugamos por horas y horas hasta que finalmente nos aburrimos.

–¿Jugamos a las escondidillas? –le preguntó a voz de gritó.

Laura me observa casi espantada y entonces mi tía asoma la cabeza por encima de las puertas de la cocina.

–Claro cariño, en cuanto termine– responde, pero lo hace sin mirar nunca a Laura, como si no pudiera verla.

Confundida giró mi cabeza para buscar a Laura pero ya no esta, en su lugar solo están el montón de muñecas que sostenía entre sus manos y nada más.

Es en ese momento cuando comienzo a gritar.

Otra vez.


Nota de la autora

Holi, aquí les dejó este prólogo para iniciar ya, con esta maravillosa historia.

Espero que de verdad les guste tanto como a mí y que el viaje de Sar conecté con ustedes tanto como lo hizo conmigo.

Espero leer en cada actualización sus comentarios y ver sus votos.

Las quiero mucho, besos Mimi

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Ig. noemy_vences
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