11. Pérdida

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Durante las siguientes horas, Dei yo vamos de tienda en tienda, mirando escaparates, ofertas y novedades, cuando finalmente nos detenemos en una zapatería, hay unas botas que vi hace unos días y me encantaron y que de milagro están en rebaja, por lo que terminó por comprarme dos pares y aunque cuando salimos de ahí no tenemos todavía muchas bolsas, aun así vamos a dejarlas todas al auto.

Volvemos a recorrer tiendas y no entiendo de donde saca Dei tanta energía.

–¿De verdad no vas a llevarte el vestido? –le pregunto una vez más, en una de las primeras tiendas en las que entramos, nos encontramos con un vestido rosa pastel que la dejó babeando, pero que no compró.

–Es que ¿dónde lo usaría? –me pregunta mientras caminamos.

–No sé, en alguna boda– respondo

–¿Planeas casarte pronto? – se burla y yo tuerzo los ojos.

–Ok, se que no tenemos ninguna a la vista, pero uno nunca sabe y ese vestido lo vale– explico y ella sonríe, sabe que tengo razón.

–Vale, me lo probaré, si me queda bien, me lo llevó– da un saltito y me arrastra de vuelta a la tienda donde lo vimos.

Cuando lo localizamos, corremos a los probadores y yo me siento fuera de ellos a esperar a Dei en la pequeña salita, estoy absorta en mis pensamientos, cuando una extraña sensación me recorre la espalda, no es la misma a cuando se trata de un alma, ellos vienen con frío y esta vez se me ponen los pelos de punta, pero de una forma diferente, se siente como si alguien me estuviera observando fijamente, pero cuando buscó a mi alrededor, no hay nadie prestandome atención y la sensación desaparece.

–Y bien, ¿qué opinas? –me pregunta Dei cuando sale del probador.

–Me encanta– respondo sincera y ella sonríe ampliamente.

Vuelve al probador a ponerse su ropa y cuando sale de ahí caminamos juntas a la caja, en el camino nos encontramos con la sección de accesorios y de inmediato unos brazaletes nos llaman la atención, corremos a ellos y buscamos unos a juego, la cadena es plateada con una flor de color en centro, escojemos los que son de nuestros colores favoritos, rosa y amarillo y los tomamos.

–Me encantan– sonríe Dei mientras esperamos en la fila para pagar.

–Son preciosos– asiento, desde que nos volvimos mejores amigas, siempre compramos accesorios y ropa a juego, empezó como un juego y ahora es una tradición.

Pagamos y en cuanto salimos, Dei mira la hora en su teléfono y hace un gesto de molestia, debe de tener mensajes de Chris o de Ivanna, en este momento cualquiera de los dos podría molestarla.

–Vamos a buscar la cámara, faltan cuarenta minutos para el descanso de Chris y ya me está dando hambre– señala y enlaza su brazo con el mío.

Mi estómago ruge y ambas soltamos una carcajada, caminamos y en el camino compramos unas gomitas para evitar ponernos de mal humor a causa del hambre. Entramos a una tienda llena de cámaras y libros y cada una se pierde en su propio universo, Dei sale disparada a buscar la cámara de sus sueños y yo me pierdo entre libros.

En medio de los pasillos rodeada de libros, apenas puedo pensar en nada más, como siempre mi mente solo puede concentrarse en las portadas y en las historias que llaman mi atención, pero cuando estoy comparada un par de ellos, la sensación de ser observada regresa, nuevamente buscó a quién me está observando pero no hay nadie.

Vuelvo mi atención a los libros, pero ahí está, una vez más una sensación recorre mi columna, pero esta vez es la usual, esa que ya reconozco, buscó con la mirada y de pie frente a mí hay una niña pequeña, los bordes de su cuerpo están un poco nublados y tiene ese color entre gris y azul, un fantasma y uno muy pequeño.

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⏰ Última actualización: Apr 24 ⏰

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