2. Dei

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El resto de la madrugada Laura y yo, la pasamos juntas, siguiendo una especie de rutina que hemos creado con el tiempo, leemos un poco el ensayo que tengo que entregar y hago unas correcciones finales, cuando empieza a amanecer hago un poco de ejercicio con Laura haciendo de entrenadora diciéndome que lo haga mejor.

En cuanto terminamos, mientras yo me encamino a la ducha Laura se toma un momento para ir a ver a sus padres, suele ir a estar con ellos todos los días en los ratos en que no puede acompañarme, lo que más le envidio es es poder de pasar de Canadá a Escocia en un santiamén.

Salgo de la ducha y al entrar a mi habitación pegó un salto que por poco no me estampa en el techo, mi mamá está sentada en mi cama esperándome, en la cara tiene una sonrisa divertida y satisfecha. Claro que esperaba asustarme.

–Lo siento– se disculpa entre risas.

–Fue a propósito– replicó y le resto importancia con un encogimiento de hombros– ¿Qué haces despierta tan temprano?

–Te escuche cuando subiste a ducharte, ¿llevas mucho despierta? –ambas sabemos que la pregunta es más bien por mera cortesía y que lo que en realidad le preocupa es que haya dormido al menos un par de horas.

–No, me levante a eso de las 6 a hacer ejercicio, tengo que estar en la escuela a las 9 pero antes tengo que pasar por los chicos–intentó tranquilizarla, no quiero que su día inicie preocupada por que las ojeras en los ojos de su hija se han vuelto permanentes.

–Lo sé, pero parece que tus ojeras se empiezan a volver permanentes en tu rostro– como si leyera mi cabeza, señala con la cabeza mi cara.

Puedo ver un atisbo de tristeza en sus ojos, cuando todo empezó creo que ninguna estaba preparada para lo que realmente es "mi don" y lo que puedo ver, pero no quiero que nadie más que yo cargue con ello y menos ella.

–Ja, ¿es esa una manera sutil de decirme que me veo mal hoy? –le preguntó tratando de hacer una broma y desviar el tema.

Me muevo para comenzar a buscar mi ropa y la escucho suspirar.

–Te ves bien, solo un poco cansada– sonríe y sé que miente, pero no digo nada.

–Estoy bien, además existe el corrector de ojos– me burlo y con la mañana señaló mi tocador, donde hay botes y botes de este producto de los cielos vacíos.

–La industria se está volviendo millonaria solo contigo– se une a mi broma y el ambiente se relaja un poco. –Te dejo entonces, vístete iré a prepararte algo para que desayunes– se levanta y comienza a salir de mi habitación.

Asiento con una sonrisa, quedarme en la universidad de la ciudad fue la mejor decisión, así puedo gozar de comida casera de vez en cuando.

Cuando por fin me quedó sola de nuevo, apenas me demoró en vestirme, solo me pongo mis jeans favoritos de pierna ancha, un top negro de tirantes, un suéter calentito, mi bufanda y añado algunos accesorios, el maquillaje lo dejo sencillo, rímel, corrector y brillo, me hago un chongo alto y despeinado con la melena y estoy lista.

Al bajar, en la cocina mamá ya tiene lista la mesa y el desayuno, hay panqueques y café, antes de sentarme pico un poco de fruta y por fin nos sentamos a desayunar.

Mientras comemos juntas, conversamos un poco de todo, realmente somos muy unidas y no puedo estar más agradecida por eso, sin contar a Dei, mi mamá es también mi mejor amiga, no es que gracias a mi don sea yo la persona más sociable así que mi círculo íntimo es más bien pequeño.

Terminamos el desayuno y salgo corriendo, tengo tiempo de sobra para llegar a clases pero las paradas que tengo que hacer no son las más sencillas que digamos.

Puedo verlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora