Puedo verlos

1. El don

Despierto en medio de un jadeo y con el rostro como siempre que sueño con eso bañado de lágrimas, aunque no estoy del todo segura de sí comencé a llorar en medio de mi sueño o cuando me desperté. Tomó un par de respiraciones profundas y cuando mi corazón parece haber regresado a la normalidad me incorporó con calma en la cama y dejó que los recuerdos me abrumen justo ahí donde el sueño terminó.

Recuerdo que justo después de ya no ver a Laura me puse a gritar como loca tratando de buscarla, hasta que mi tía logró tranquilizarme, todo el resto del día seguí sintiendo ese frío escalofriante en mi espalda, aunque pronto deje de poner verdadera atención, y finalmente después de un rato comí con calma junto a mis tíos, jugamos y me olvidé de la extraña visita de Laura durante el resto del día.

No fue hasta más tarde, durante la noche después de que mis padres me recogieran de casa de mis abuelos y mientras mi mamá me arropaba en la cama, cuando comprendí que la visita de Laura no había sido ciertamente una "visita normal"

–Mi niña, tengo que decirte algo– recuerdo a mi mamá sonriendo de medio lado y con los ojos llenos de lágrimas.

–¿Qué es mami?, ¿por qué estás tan triste? –le pregunté verdaderamente preocupada para ser una niña, pero desde pequeña nunca me gustó ver a ninguno de mis padres tristes.

Mi mamá tomó una respiración profunda y luego de batallar un rato para encontrar las palabras por fin habló.

–Laura mi amor, se ha quedado dormida para siempre y me temo que no vas a volver a verla ni a jugar con ella– mientras escuchaba las palabras salir de la boca de mi mamá, los recuerdos de mi tarde jugando con Laura llenaron mi cabeza, esos recuerdos me decían que lo que mi mamá acaba de decirme no tenía ningún sentido, estaba equivocada.

Yo había visto y jugado con Laura ese mismo día y estaba perfectamente bien aunque un tanto extraña.

–Pero mami, yo la vi hoy y jugamos con las muñecas– mi mamá me miró extrañada y con sorpresa durante un minuto, pero luego sonrió como si lo que acababa de decirle fuera lo más normal del mundo.

–Tal vez fue a despedirse de ti– me tranquilizó aunque pude notar la nota de nerviosismo en su voz, luego de eso me dio un beso en la frente y salió apresurada del cuarto.

Más tarde comprendí que en realidad mi mamá sí sabía exactamente la razón por la que yo había visto y jugado con Laura y que en realidad no tenía nada que ver con que mi prima muerta hubiera querido despedirse de mí, no, más bien se trataba de un "don" que algunas mujeres de mi familia han tenido siempre a lo largo de muchas generaciones.

Días más tarde en compañía de mi abuela y mi bisabuela me explicaron lo que significaba, de dónde venía y de que se trataba mi "don" y el gran regalo que me había sido otorgado con él, al parecer siempre iba a ser capaz de ver cosas que nadie más veía, en ese momento no tenía ni la edad ni la capacidad para entender todo, pero ellas me aseguraron que estarían conmigo todo el tiempo ayudándome a comprender qué era aquello que sería capaz de ver.

"Un regalo"

Patrañas, no creo que nadie que pueda ver ni oír lo que yo veo pueda verlo nunca como un regalo.

Cuando salgo de mis recuerdos, miro una vez más el reloj en mi mesita de noche y me doy cuenta que en realidad no son más de las cuatro de la mañana y aún me queda mucho tiempo para comenzar con mi día, en realidad debería intentar dormir un poco más, pero ya sé que no voy a ser capaz de hacerlo, lo mejor es que me levanté y me ponga a hacer algo que me despeje la cabeza.

Conforme lo hago, no puedo evitar preguntarme, ¿cómo es posible que después de tantos años de ver lo mismo, me siga afectando así?, han pasado 15 años desde la primera vez que vi a Laura y tomando en cuenta que aquella no fue la última vez, y que en realidad ella ha terminado por convertirse en mi sombra permanente y en más de una forma mi más íntima y cercana amiga, además de Dei, y el único consuelo de mi "don" la verdad, es que no debería afectarme o al menos no tanto como lo hace.