3. Irradia color

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Jareth

Entró con la mayor velocidad permitida en el estacionamiento, no llegó tarde a las clases pero si a mi reunión con la encargada de inscripciones o transferencias, maldita sea creí que estudiar más cerca de casa me ayudaría a gestionar mejor el tiempo pero no podría estar más equivocado, la agencia e Ian no van a necesitarme menos.

Veo un lugar disponible y me apresuró a tomarlo antes de que me lo gane alguien más, ya hay un Honda deportivo rojo esperando por él, pero no puedo ser amable, voy tarde.

Hago un giro que estoy bastante seguro está prohibido, pero nadie lo ve, la conductora del Honda da un frenazo y me fulmina con la mirada, no puede verme la cara por el casco, pero yo sí puedo verla a ella.

La dueña del auto me dedica una mirada entre congelada y frustrada, pero antes de que ella o yo podamos movernos, la copiloto sale del auto de un salto cuando está retrocediendo y empieza a despotricar en mi contra.

No oigo nada de lo que dice por que llevo los auriculares conectados al casco, pero algo en su expresión y en la molestia del chico que sale un momento después del auto me parece divertido, los observo discutir y después regreso mi mirada a la conductora, tengo un presentimiento pero no puedo estar seguro, hay algo en sus ojos que me parece no sé, interesante.

Sacudo la cabeza y vuelvo a prestar atención a mi alrededor, no puedo distraerme demasiado, he venido a estudiar aquí por una razón y espero que sea el lugar correcto, ya buscaré lo demás después.

Luego de que el chico vuelva a meter a la copiloto furiosa al auto, la conductora vuelve a arrancar y se va en busca de otro lugar para estacionarse, por el espejo retrovisor veo como intenta no reírse de algo pero no puedo estar seguro y no sé porqué pero espero poder tener clases con ella, parece alguien que merece la pena conocer.

Me quitó el casco y me apresuro a bajar y prepararme para entrar al edificio de administración, una vez acomodo bien las cosas, tomo mi caso y me encamino a la oficina de Enya.

Al llegar a la puerta del edificio hago una pausa, esperando algo, una señal o lo que sea que me indique que si estoy en el lugar correcto, si por algún motivo he anotado mal el nombre de la institución o de la persona que estoy buscando, todo se irá al traste y no podré cumplir mis promesas.

Y no me gusta romper mis promesas.

Reflexiono un poco sobre cómo me haría sentir el fracasar estando tan cerca de terminar con las promesas que le hice a Jonathan y me frustró, casi he terminado, no puedo fallar ahora, levanto la cabeza y entonces la veo.

Revoloteando por encima de la altura de mi cabeza y bastante cerca de la entrada al edificio hay una hermosa mariposa blanca, la observó y casi parece estar más iluminada que todo lo demás a su alrededor, al verla no puedo evitar sonreír.

Jonathan

Definitivamente estoy en el lugar correcto, respiro una vez más y entró a la oficina, ahí ya está sentada esperando por mí Enya y una chica que parece dar saltitos nerviosos pero no prestó mucha atención.

–Hola, me alegro que hayas llegado con tiempo, en tu primera clase no tienes un profesor tan exigente, así que no hay problema si llegas un poco tarde– me explica Enya mientras me extiende un montón de papeles que tengo que firmar.

–Tengo que irme– anuncia la joven a su lado.

–¿Qué no tienes clase con López? –pregunta Enya a la chica sin apenas desviar la mirada de su computadora.

–Sí, pero tengo que revisar mi trabajo– explica y cuando Enya asiente, la chica sale corriendo, no sin antes dedicarme una mirada curiosa.

Los siguientes quince minutos los pasó con Enya explicandome todo sobre mis clases, mis profesores, los salones donde tengo que estar, como está estructurada la universidad para no perderme y un montón de cosas que la verdad no me interesan mucho, por fin luego de lo que me parece una eternidad finalmente se pone de pie y se que ha llegado el momento.

–Vamos, te llevaré a tu primera clase– me pongo de pie y como el primer día, Enya me da una mirada discreta, supongo que no lo ve mal, después de todo tenemos casi la misma edad, pero igual me hace sentir un poco incómodo.

Mientras caminamos, no deja de parlotear de las mil razones por las que hice bien en venir a estudiar a esta institución, la escuchó pero no prestó mucha atención, voy girando la cabeza a todos lados buscando.

Tan concentrado voy en mi búsqueda que apenas me doy cuenta del camino y de que hemos llegado al que debe ser mi primer salón. Enya da un golpe en la puerta y un hombre alto, latino y con gafas sale del aula.

–Hola Enya, ¿en qué puedo ayudarte? –saluda amablemente y de inmediato me agrada.

–Buenos días profesor, le traigo a Jareth, es el transferido de la ciudad del que le hablé la semana pasada– explica y el profesor asiente, me evalúa un poco con la mirada y no dice nada, supongo que no se me nota tanto la edad después de todo.

–De acuerdo, está bien, pasa Jareth, te presentaré a tus compañeros– el profesor vuelve a abrir la puerta y con un movimiento me invita a pasar.

Antes de poder dar un paso, un nerviosismo desconocido me recorre el cuerpo, me siento ansioso y casi demasiado nervioso y joder, que no soy un adolescente hormonal, tengo 25 años, no tendría que ponerme así ante ser presentado a un grupo de gente, tomo un par de respiraciones para tratar de calmarme y entonces entró al salón.

Y es ahí cuando la veo, mis nervios ahora tienen mucho sentido, de alguna manera mi cuerpo se anticipó a lo que me esperaba del otro lado de la puerta.

Vagamente escucho al profesor presentarme al resto de compañeros, pero no puedo poner verdadera atención a sus palabras.

No puedo dejar de verla, de repente todo a su alrededor, el salón, los compañeros, las cosas, todo es de color gris, no hay absolutamente ningún rasgo de color que pueda ver, excepto el de ella, ella irradia tantos colores que resulta deslumbrante.

Sin despegar la mirada de sus ojos, camino a sentarme lo más cerca de ella como me sea posible, es hermosa, su cabello cobrizo destella con luz propia y sus ojos, joder, que son hermosos, desvió un poco la mirada y en la ventana ahí esta de nuevo, la misma mariposa blanca y entonces lo entiendo.

Es ella, la he encontrado.

La sigo observando y aunque quiero hablar con ella, soy incapaz de recordar cómo le hace uno para articular palabras.

Ella irradia tanto color, que todo a su alrededor parece carecer de él.

Y solo estoy completamente seguro de una cosa, necesito hablar con ella y conocerla pero ya.

Nota de la autora

Jeloou ❤️ como están?
Aquí les dejo el tercer capituló esta vez narrado por nuestro protagonista 🩷

¿Qué les parece esta historia hasta el momento?
Espero que les esté gustando mucho ❤️
Por favor no se olviden de votar, comentar y sobretodo compartir 🙊
Besos, Mimi

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