01. Me llamo...

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Lover |


Me encantó conocerte...



Persy leía sentada en la sala común de su casa. Ya le había escrito una carta a su familia contándole sobre su primer día, mañana la enviaría con Bea, su lechuza. Si bien había otras personas a su alrededor, todos estaban en su propio mundo, unos haciendo tareas que ya habían dejado, otros conversando en voz baja, también había algunos que estaban leyendo como ella, pero lo que más abarcaba era la calma en toda la sala, una que relajaba y no molestaba a nadie.

Claro, hasta que fuertes pasos se escucharon de la escalera a las habitaciones de los chicos. Pronto, dos niños, que ella había visto en la ceremonia con el sombrero mágico, bajaron corriendo a gritos, provocando que la paz terminara.

―¡Sirius, dámelo!

―¡Lelo, lelo, no me atrapas!

Al percibir que no se callarían y observando cómo corrían de un lado a otro, decidió cambiar su lugar de lectura y dirigirse a su propia habitación. Cerró su libro, algo molesta por el ruido del par que ya había provocado distintos tipos de problemas en sus primeras clases, como llegar tarde o explotar la sala de pociones.

Se levantó, pero, para su mala suerte, recibió un empujón y terminó en el suelo con un dolor en su trasero.

―¡Lo lamento! ―se disculpó el niño de lentes que no la había visto por prestarle atención a su amigo. Siguió de largo, dejándola con la boca abierta en el suelo.

Más molesta que antes, se levantó. Ni siquiera la ayudó o le preguntó cómo se encontraba, una total falta de respeto para ella y a grandes pasos (lo más que podía debido a sus cortas piernas) se dirigió a las escaleras y subió a su habitación, quejándose del niño "cuatro ojos" cuando uno de sus compañeras le preguntó que le había pasado.

Ni siquiera había notado como James la había observado irse con algo de vergüenza y timidez, porque aunque no quiso tirarla al suelo a propósito, reaccionó tarde y su torpeza salió a la luz cuando vió sus ojos. Sin embargo, volvió a correr detrás de Sirius cuando se burló de él.

💗

―¿Recuerdas el plan?

―Acercarse, correr y disculparme a gritos. ¡Auch!

James miró con dolor a Remus por el golpe que recibió en la cabeza. Por alguna razón, tenía más fuerza que cualquier niño que había conocido antes.

―James, me pediste ayuda, ahora tomatelo con seriedad.

Suspiró y volvió a ver la otra punta de la mesa. Era de mañana, todos se encontraban desayunando antes de las clases y no podía pensar en otra cosa que no fuera aquella niña con la que había tropezado hace casi una semana. Al día siguiente del accidente quiso hablar con ella, pero fue ignorado una y otra vez o algo pasaba que impedía que se acercara.

Estaba nervioso, aunque desconocía porqué, así que no le quedó de otra que pedirle ayuda al más sensato de sus amigos, Remus Lupin.

―¿Y si no acepta mi disculpa? ―preguntó con un pequeño puchero en sus labios.

―La obligas a la fuerza, ¡Ay, ay!

―Gracias, Peter ―el susodicho sonríe―. Si no te perdona, lo aceptas y la dejas de molestar. No todo el mundo va a ser tu amigo, James.

𝐿𝑜𝓋𝑒𝓇 | 𝖏𝖆𝖒𝖊𝖘 𝖕𝖔𝖙𝖙𝖊𝖗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora