𝐿𝑜𝓋𝑒𝓇 | 𝖏𝖆𝖒𝖊𝖘 𝖕𝖔𝖙𝖙𝖊𝖗

04. Viaje en tren

| Lover | 

Bueno, encontré una chica... hermosa y dulce

―¡No te vayas, perchi!

Contiene las lágrimas viendo a sus pequeños hermanos de cuatro años tirar de su ropa para que no camine. Su hermano mayor intenta apartarlos, pero a pesar de ser pequeños, se resisten y lo intentan patear. Se termina agachando y los gemelos se lanzan a ella, abrazándola del cuello.

―Volveré para las fiestas.

―¡Mucho tiempo!

―¡Quédate!

―Niños, suelten a su hermana ―el adulto intentó apartar a los más pequeños, que comenzaron a chillar apenas les puso las manos encima.

―Minis problemas ―lentamente los separó de su cuello para ver esos orbes azules que poseen―. Sé que van a extrañarme, yo también los extrañaré muchísimo, pero verán que el tiempo va a pasar rápido y cuando vuelva tendrán un millón de cosas por contarme. Ya sé, les traeré dulces que venden allí.

―¿De verdad?

―¿Lo juras?

―¿Por la garrita? ―dicen al unísono, alzando cada uno un dedo meñique.

Perséphone sonríe, entrelazando sus meñiques y cerrando la promesa.

―Prométanme que no le darán tantos problemas a papá y Eros.

―¡Pero es divertido!

―¡Prométanlo!

Agacharon sus cabezas, resignados y volvieron a cruzar sus dedos. Persy sonrió, dejando un beso en cada frente y abrazándolos con tanta fuerza que los hizo reír.

El par revoltoso, más calmado, se dirigió a su hermano más grande, agarrando sus manos y despidiéndose de la única mujer con la otra. Robert se acercó a su hija, abrazándola y dejando un beso en su frente.

―Ten mucho cuidado y avísame si entras a ese equipo de quiddmach.

Rió―. Es quidditch, papá.

―Eso. Avísanos, aunque seguro entrarás porque eres la mejor.

―Eso espero ―murmuró.

Sinceramente hablando, le preocupaba un poco ya que no practicó nada por obvias razones, no podía estar volando con la escoba fuera de su casa y dentro no es como si tuviera espacio para hacerlo. Además, no sabe si tiene permitido volar fuera de la escuela, incluso si es un lugar cerrado como su hogar. Sabe que muchos que intentarán unirse practicaron durante el verano, como James Potter, pero dará todo de sí para entrar.

Además, le encantaría ganarle al de rizos castaños.

Dándole otros cortos abrazos a sus hermanos y padre, se despidió para cruzar la pared, como el año pasado, pasando con un trote. Sonrió, emocionada, por ver la locomotora gigante. Viendo a las familias despidiéndose de sus hijos o familiares, deseando suerte y algunos incluso llorando, aunque también al parecer había familias algo serias, denotaban en su expresión facial que quizás no extrañarían tanto a sus hijos.

Perséphone decidió dejar de prestar atención. Se apresuró en dejar su carro con sus cosas en el lugar correspondiente, despidiéndose de su lechuza y prometiéndole que al llegar le daría unos dulces. Solo quedó con una mochila y un pequeño bolso donde guardaba su uniforme. Buscó entre el gentío a sus amigos, pero no encontró a nadie, por lo que se dirigió al tren, subiendo sin mirar atrás, no es como si estuviera su familia despidiéndose con su mano.