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13 | Tiana y el Sapo.
Carlie:
Soy una persona que además de arrepentirme continuamente, estoy muy pendiente del pasado.
Me dedico a criticar continuamente mis acciones pasadas, en vez de pensar en aprender de ellas. Usaba esas acciones como una vía para justificar mi mal trato hacia mi misma. Y a pesar de saberlo muy bien, seguía repitiendo.
Seguía limitándome a arrepentirme, en vez de hacer algo para mejorar.
Cada vez que soltaba algo ligeramente controversial, me dedicaba a sobre pensarlo cuando la mayoría de veces, no eran motivo para que nadie lo pensara más de un segundo. Por desgracia me pasaba muchísimo con Kade. Cuando le miraba a los ojos, era lo primero que me viene a la mente.
Él ni siquiera tendría recuerdos de ese momento, pero para mi era el único recuerdo vigente de ese día. Y es una mierda tener que ver un día como el de ayer con la mentalidad del arrepentimiento.
Era lo más complicado, porque se me olvidaban recuerdos bonitos para sustituirlos por todo lo que se podría considerar vergonzoso.
—Señorita Stanford, ¿se encuentra bien?
Los ojos me comenzaron a llorar por haber estado tanto rato sin pestañear, parpadeé rápidamente y sentí como mis mejillas se ruborizaban al verme envuelta en una situación en la que no estaba prestando atención.
—Eh...—carraspeé—. Sí, perdón, ¿podríamos terminar la reunión aquí? Me siento un poco cansada.
Y no era mentira, esta semana llevaba más de siete reuniones de horas y horas de duración.
—Por supuesto, hablaremos con su manager para concertar otra cita lo antes posible. —Se levantaron y antes de marcharse estreché sus manos una por una.
Regresé a mi despacho sintiendo cómo la cabeza me daba vueltas. Me dirigí hacia el ventanal para observar las vistas. La vista del Big Ben a lo lejos destacaba en medio del atardecer. Ver el amanecer y el atardecer desde el último piso de un rascacielos es un regalo de la vida. Y una perfecta manera de despejarse.
Como cada vez que dedicaba las tardes a observar el paisaje de mi ciudad; un brote de inspiración creció en mi mente y me dio la suficiente fuerza para sentarme en el escritorio, sujetar la trenza mal hecha con una pinza y comenzar bocetar en mi cuaderno como si la vida me fuera en ello.
Estuve tan enfrascada, dedicada al completo y con todos mis sentidos pendientes a reflejar las ideas antes de que desaparecieran, que no reparé en en que la puerta de mi despacho se abrió y una sombra se adentraba hasta posicionarse apoyado en mi escritorio y escondiendo algo tras su espalda.
—No digas nada que se me va la inspiración —dije en cuanto me di cuenta antes de sumirme en mi burbuja de nuevo sin permitirle hablar.
Después de unos minutos en los que varias hojas fueron garabateadas por dibujos o listas de ideas sueltas, me eché atrás dejando que la silla rote sobre sí misma conmigo sentada.
Deshice la trenza francesa que me hice esta mañana para transformarla en un recogido con la pinza y por fin reuní el valor suficiente para mirar esos ojos verde esmeralda que no apartaban la vista de mi y me miraban acompañados de unos hoyuelos tan discretos que no aparecían tanto como me gustaría.
—Hola —tragué saliva con miedo a lo que pudiera decir al verme en el proceso creativo.
Estas situaciones cotidianas, eran las que solían provocarme inseguridad a la hora de que alguien las viera.
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Cicatrices de Octubre
Romance«Eres como una cicatriz, siempre impregnada en mi mente.» Carlie era un alma con un corazón cubierto de capas que lo custodiaban para evitar volver a ser dañado. No permitía a nadie tratar de comprenderlo, pero esa visión se ve afectada en el moment...