El Jefe ➳ ChanBaek

01

[BaekHyun]

«Qué desperdicio de piernas lisas y afeitadas».

—¿KyungSoo? Soy BaekHyun. ¿Dónde mierda estás? Te necesito. Esta es la peor cita en la que he estado. Estoy literalmente quedándome dormido. He considerado golpear mi cabeza contra la mesa unas cuantas veces para mantenerme despierto. A menos que me quieras ensangrentado y magullado, necesito que llames con una emergencia falsa. Llámame. Por favor.

Al pulsar terminar la llamada, solté un suspiro frustrado mientras estaba de pie fuera del baño en el pasillo oscuro en la parte trasera del restaurante.

Una voz profunda a mi tras me sorprendió—. A menos de que el tipo sea también un idiota, aparte de aburrido, lo sabrá.

—¿Disculpa? —Volteé para encontrar a un hombre apoyado contra la pared, sus ojos apuntando hacia abajo mientras enviaba mensajes de texto en su teléfono. Él continuó sin levantar la vista.

—Es el truco más antiguo de la historia... la llamada telefónica de emergencia. Lo menos que puedes hacer es poner un poco más de esfuerzo. Toma dos meses para conseguir una reservación en este lugar, y no es barato, cariño.

—Tal vez debería ser él quien ponga más esfuerzo —recalcó sin remordimiento alguno—. Su chaqueta deportiva tiene un agujero gigante debajo del brazo y no ha hecho nada más que hablar de su madre toda la noche.

—¿Consideraste siquiera que tu actitud esnob lo pone nervioso?

Mis ojos casi se salieron de sus cuencas—. ¿Quieres hablar de esnobismo? Tú escuchas a escondidas mi llamada y me das tus opiniones para nada bienvenidas, todo mientras miras fijamente tu celular. Ni siquiera has hecho contacto visual conmigo mientras me hablas.

Los dedos del idiota se quedaron paralizados en medio del mensaje que estaba por enviar. Entonces vi cómo su cabeza se alzaba, los ojos siguiendo un camino pausado empezando por mis tobillos, encima de mis piernas, y prolongándose en mis muslos antes de seguir trazando su camino sobre mis caderas, descansando brevemente en mis pechos antes de finalmente establecerse en mi cara.

Raro, como doncel, no es como si tuviera mucho ahí.

—Sí, eso es correcto. Aquí arriba. Estos son mis ojos.

El desconocido se apartó de la pared y se levantó, atrapando el rayo solitario que ha estado iluminado el pasillo. La luz iluminó su rostro, y pude verlo claramente por primera vez.

«¿Es en serio?».

No es lo que estaba esperando. Con esa voz profunda, ronca y esa actitud altanera, asumí que encontraría a alguien mayor, probablemente vestido con un traje anticuado. Pero este tipo era espléndido. Joven y atractivo. Vestido completamente en negro, simple y elegante; sin embargo, había algo en la forma en que se veía. El cabello castaño desecho en ese sexy no me importa una mierda, pero todavía se miraba perfecto. Rasgos fuertes y masculinos: una mandíbula fuerte, piel bronceada, nariz recta y prominente, ojos encantadores de color chocolate. Aquellos que ahora me observaban fijamente.

Sin apartar la mirada, levantó los brazos de los costados, sosteniéndolos sobre su cabeza—. ¿Quieres comprobar si hay algún agujero antes de decidir si soy digno para que me dirijas la palabra?

Era hermoso, pero sin duda un imbécil.

—Eso no es necesario. Tu actitud ya ha decidido eso por mí, y no lo eres.

Bajando los brazos, se rio entre dientes—. Como quieras. Trata de disfrutar el resto de tu cena, cariño.

Resoplé, pero robé una última mirada efímera al hermoso cretino antes de regresar a mi cita.