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[ChanYeol]

Hace siete años...

Jay no había aparecido en su lugar habitual durante tres días. Después del almuerzo, SanDara me hizo caminar por todo el vecindario con ella para ver si él había regresado. Tenía un mal presentimiento después de haber visto ese corte en su cabeza la semana pasada. SanDara debe tener el mismo presentimiento, también. Mientras doblábamos por la esquina, una sensación de alivio se apoderó de mí cuando lo vi. Solo que él no estaba solo. Estaba siendo molestado por dos policías. El más alto, el oficial Nakamoto, según la insignia en su pecho, acababa de darle un pisotón a Jay.

—Buenas tardes, oficiales —dije—. ¿Una nueva paliza?

El policía, quien no era mucho mayor que yo, le dio una mirada lasciva a SanDara, luego recobró la postura.

—¿Algún problema?

—Ninguno. Sólo que al que veo patrullar en este vecindario es al oficial Choi. Trabajo a la vuelta de la esquina. —Incliné mi cabeza hacia Jay—. Este es Jay.

SanDara añadió—: Jay es un amigo mío. Soy voluntaria en Little East. Es un banco de alimentos local en...

—Sé dónde queda. Una pequeña cosita como tú no debería estar alrededor de ese tipo de personas. Ellos son peligrosos. Podrías terminar herida.

Cerré mis ojos, sabiendo cómo SanDara iba a responder.

—¿Ellos son peligrosos? ¿No cree que está siendo prejuicioso? No es diferente de catalogar a los japoneses y decir que ellos son parte de los yakuza, oficial Nakamoto.

Intenté bajar la tensión de la conversación.

—Jay ha sido molestado por unos adolescentes, últimamente. Así es como obtuvo el corte en la cabeza. SanDara bajó al recinto para informar este asunto, pero no hicieron nada al respecto.

—Otra razón más por la que él no debería estar en las calles. Le dijimos que ya es hora de que se vaya a otro lugar hoy. El Sargento quiere las calles limpias. —El policía le golpeó el pie de Jay otra vez, y él encogió sus piernas, mientras usó sus manos para proteger su cabeza.

—A Jay no le gusta que lo toquen. Prefiere que la gente mantenga su distancia.

—A mí también. Por eso no me siento en la acera en donde cualquiera puede usar la fuerza si no me muevo.

«Novato imbécil».

—Vamos, Jay. Ven conmigo. —SanDara le extendió su mano.

Jay me miró, luego a los oficiales, volvió a mí antes de tomar la mano de SanDara para ponerse de pie. Levantó su bolsa de basura en su hombro. La bolsa estaba abultada, y después de dos pasos, un pequeño agujero se abrió en el fondo, y todo lo que tenía empezó a desparramarse sobre la acera. Los impacientes policías comenzaron a quejarse. No tenían compasión.

SanDara tenía la funda de su guitarra sobre su hombro, y se arrodilló, dejándola en la acera y sacó el instrumento.

—Ten, Jay. Usa esto. De todos modos, la funda la hace pesada. —Se deslizó la correa por encima del hombro y Jay finalmente se inclinó y hecho todo en el estuche.

Mientras caminábamos devuelta a mi oficina, le susurré a SanDara—: ¿Qué vamos a hacer con él?

Ella se encogió de hombros y me dio esa dulce sonrisa que no podía resistir.

—No sé, pero hay mucho espacio en esa grande y nueva oficina tuya.

El Jefe ➳ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora