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[ChanYeol]

Hace dos días...

—Una tal detective Kim está aquí para verlo.

El rostro de mi secretaria era cauteloso cuando entró en mi oficina. Tenía una reunión a las once en punto a la que ya iba tarde después de que mi director de Marketing hubiera interrumpido mi mañana solo para decirme lo que pensaba sobre mi nueva relación.

Este día estaba mejorando con cada maldito minuto que pasaba. Nótese el sarcasmo.

—¿Puedes llamar a R&D y decirles que voy a tener que reprogramar?

—¿Para más tarde?

—No. Despeja mi agenda para el resto del día.

Ella asintió.

—¿Debería dejar pasar a la detective?

—Dame cinco minutos y luego dile que puede entrar.

Deslicé las persianas electrónicas y vi el mensaje de texto de BaekHyun en el cual él canceló nuestra cita para el almuerzo.

«¿Podría este día volverse más mierda?».

Tal vez no debería haber desafiado los poderes del de arriba con esa pregunta.

La detective Kim era la detective principal en el caso de SanDara. Estaba a principios de sus treinta años, era esbelta, atractiva, con cabello rubio que siempre estaba amarrado en una coleta. La primera vez que nos conocimos, había mirado directamente más allá de ella, literalmente sobre su cabeza, y le pedí a su capitán que estuviera a cargo un detective más experimentado. Ni siquiera le di una oportunidad.

Esos primeros días definitivamente no fueron de mis mejores días. Mirando hacia atrás, quería que todos a mí alrededor pagaran, especialmente los policías. Los culpé por no hacer más para ayudar a Jay. Una intervención temprana podría haber cambiado todo. Hoy en día, sin embargo, aunque SanDara nunca sería un tema fácil de hablar, yo estaba en un lugar mejor, con más aceptación de cómo el pasado había hecho que fuera el hombre quien era hoy. Estaba bastante seguro de que mi terapeuta estaba conduciendo en una Range Rover gracias a esas horas que le pagué para que esa aceptación ocurriera hace unos años.

Me levanté cuando la detective Kim entró y caminé alrededor de mi escritorio para saludarla.

—Me alegro de verla, detective.

Ella sonrió sarcásticamente.

—¿En serio? Estoy bastante segura de que me has estado evitando las últimas dos semanas.

Había olvidado que ella veía mentiras como si fuera un deporte.

Me reí.

—Puede que lo hiciera —admití—. Estoy seguro de que eres una gran persona, así que no te lo tomes mal, pero nunca espero tus visitas.

Ella sonrió, e hice una seña hacia la zona de asientos cerca de las ventanas.

—¿Puedo darte algo de beber? ¿Una botella de agua?

—Estoy bien. Gracias. —Se sentó en el sofá—. ¿Cómo has estado?

—Bien. Realmente bien, en realidad.

Agarré la silla frente a ella y la encontré mirando por encima de mi hombro fuera de la ventana. Era imposible perderse el gigantesco rostro de SanDara que todavía estaba pintado en el edificio del otro lado. Sus ojos volvieron a mí sin que ella hiciera una pregunta, al menos no verbalmente. Esa mujer tenía esa jodida habilidad para hacerme soltar más de lo que tenía planeado.

El Jefe ➳ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora