El Principio del Fin ~Mattheo Riddle~

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Me llevo hasta la torre de astronomía y cuando llegamos, no dejó que yo hablará.

—Ya te dije que no te quería cerca de ese imbécil —solto una vez que cerró la puerta.

—Tu y yo no somos nada por lo que no me puedes exigir nada —dije haciendo énfasis en la última palabra.

—Emma, no lo conoces —dijo como si él lo conociera de toda la vida, cosa que era cierta—. El te utilizará y jugará contigo.

—Así como tu, ¿no?

—No, no, no —dijo negando con la cabeza.

—Si, si y si, tú y Draco jugaron una puta apuesta —dije recordando todo de nuevo —. Claro olvidas lo que se te conviene.

—Es que no entiendes —dijo mientras se acercaba—. Déjame hacerlo.

—¿Que me vas a explicar? —pregunté— Que fuiste un idiota, que solo jugaste conmigo —respondí a mí pregunta—. Tanto que se quejan de Regulus y son como él.

—Emma —me tomó de la mano y sentí esa sensación de estar en casa, aunque la ignoré totalmente—. Yo si te amo.

—Claro y yo soy la princesa Ariel —dije con sarcasmo mientras me soltaba y salía de ahí.

¿Cómo es posible que siga mintiendo? Y lo que es peor ¿cómo piensa que yo voy a seguir cayendo? ¿Volveré a caer? No, no, no soy tan estúpida ¿o si?

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Mattheo:

—¿Que te pasa? —preguntó Tom a mi lado.

—Nada —dije recordando lo que había pasado hace unos minutos.

—Pues es algo porque si no no tendrías esa cara —dije imitando mi cara, obviamente exageró.

—Es mi cara, Tom, no puedo cambiarla —dije con obviedad.

—Claro —dijo dándome la razón con burla—. Para mí que estás así por una chica en específico.

—Ay, ya cállate Tom.

—Yo sabía —habló con entusiasmo—. ¿Que paso ahora?

Tom es el único que me escucha sin reclamarme nada y siendo sincero necesito decirle a alguien, aparte seguro después le pregunte a Emma.

—No me deja explicarle —dije bajando la voz.

—Entiendela, para ella tu eras muy importante y enterarse de esa apuesta fue muy duro —me recordó esa apuesta, esa maldita apuesta—. Mira, yo sé que tú la amas y eso me sorprende porque solamente te amas a ti, bueno el punto es que ahora tendrás que ganarte su confianza de nuevo, su cariño también —miro hacia el techo pensando en algo y cuando lo recordó me lo dijo— y a su hermano.

—Pero, ¿cómo lo hago? —pregunté frustrado—, ayudame Tom.

—Ese es tu problema —lo mire mal, se supone que es mí hermano—. No me mires así, Mattheo, tu la cagaste no yo.

Dijo y se levantó para irse de la habitación.

Emma:

Debía dejar de pensar en Mattheo, pero era casi imposible, toda mi mente pensaba en el, en el momento en el cual tomo mi mano y ese sentimiento apareció.

Necesito ocupar mi mente en algo que no tenga que ver con Mattheo Riddle, pero eso es imposible.

—Señorita Potter, ¿le aburre mi clase? —preguntó la profesora McGonagall, se podría decir que me estaba durmiendo y si su clase me aburría y mucho pero no le podía decir eso.

—No profesora —dije rápidamente.

—Preste atención, por favor —dijo y volvió a hablar sobre la lección del día—. Para la próxima clase, traerán dos pergaminos sobre el Hechizo Invocador de Serpientes, lo harán en parejas.

Lo que me faltaba.

—Las parejas las haré yo —dijo y saco un pergamino donde estaban los grupos ya formados—. Mattheo Riddle y Harry Potter, Pansy Parkinson y Hermione Granger, Draco Malfoy y Emma Potter...

Estoy más que segura que algo saldrá mal.

Salimos del salón, la próxima clase de McGonagall era en tres días por lo que no me estresaba tanto, mañana le diría a Malfoy para ir a la biblioteca y terminarlo.

Hay una cosa que si me preocupaba más que este trabajo: Harry y Mattheo iban a trabajar juntos. Eso no iba a salir bien.

Cuando llegue al Gran Comedor, vi lo que menos me esperaba y lo que me dolió. Mattheo besándose a Pansy.

Ni siquiera me dí cuenta cuando mis piernas se comenzaron a mover, cuando reaccione estaba en la torre de astronomía, mirando a la nada, pensando el lo que acababa de ver. Mattheo y Pansy, besándose ahí, frente a todos. Ahora entendí como el se sintió cuando bese a Regulus. 

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Tom entró y se sentó al lado mio.

—¿Estas bien? —preguntó, sabía perfectamente a lo que se refería.

—Si —mi voz fue un susurró casi no se escucho—. No le puedo reclamar nada.

—¿Quieres que me vaya? —preguntó y yo negué con la cabeza.

Y sin siquiera pensarlo, comencé a llorar desconsoladamente, dejando salir todo lo que tenía guardado hace mucho tiempo. Y agradezco que Tom estuviera ahí, aunque no hablo y casi ni se movió pero estuvo conmigo y me hizo compañía. 

—Por favor, Emmi, deja de llorar —dijo en tono de suplica—. No se que hacer cuando la gente llora.

Sonreí por su comentario, pero aun las lagrimas caían. No podía parar y no entendía.

De repente la puerta se abre y veo como Mattheo entra, se sorprendió al vernos ahí por lo que entendí que no se lo esperaba.

Sin decir ni una palabra me levanté y pase por su lado, el intento tomarme del brazo para que me quedara pero apenas me toco me solté, como si su mano me quemara.

Mattheo:

—¿Qué mierda le paso? —pregunte preocupado, una vez que cerró la puerta.

—¿Tu que crees? —Tom parecía molesto— El beso entre Pansy y tu, lo vio.

—Mierda —susurré.

Eso ella no debía verlo, primero porque yo no quería, Pansy se lanzó a mi apenas se abrió la puerta del Gran Comedor y ahora entendía porque lo había hecho.

—Si esta es tu manera para recuperarla, vas de mal en peor —mi hermano tenía razón—. A veces me preguntó si en verdad la amas.

—Mejor cállate, Tom —dije esta vez yo, enojado.

—Mejor apuntate porque no eres el único que esta detrás de Emma.

—¿Quién más lo esta? —pregunté aun mas enojado.

—Regulus, Fred, Diggory y muchos más.

Con decirme eso, se fue, dejándome solo y con ganas de matar a un par de personas.

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Holaa, perdón por tardar tanto en actualizar.

Lo que paso es que tenía las pruebas finales y algunos partidos importantes que me ocupaban mucho tiempo, pero ahora como ya terminó todo espero poder actualizar mas rápido.

Espero que les guste la historia.

Byee.