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—Ven conmigo al baile, Emmi —la propuesta de Regulus me tomo por sorpresa.

Nunca pensé que me lo pediría y mucho menos pensé que me lo pediría en el Gran Comedor. Aunque no lo grito, lo hizo lo suficientemente alto como para que Mattheo escuchará.

Me quedé helada. Al principio pensé en decirle que no y tener la esperanza de que Mattheo me lo pida, pero después pensé en que está sería mí mejor venganza.

Por lo que dije que sí.

—Genial —seguí su mirada y vi que estaba viendo a Mattheo, se le veía enojado, triste pero más que nada enojado.

—Nos vemos mañana —dije yo para irme a mí habitación, no quería seguir ahí y seguir sintiendo la mirada de Mattheo.

Me sentía mal por él, pero está es la mejor venganza y eso nadie me lo puede negar.

—Hola Emma —me saluda Viktor cuando entré a la habitación—, ¿estás bien? —preguntó al ver mí cara.

—Si, no te preocupes —sonreí, una sonrisa que aunque fuera falsa era muy convincente—. ¿A quien invitaste al baile? Nunca me dijiste.

—Invité a Hermione —una sonrisa se formó al nombrarla, y me dio ternura—. ¿Quién te invito a ti?

—Regulus, hace menos de 20 minutos —dije tirandome en mí cama.

—¿Y por qué la cara larga?

—Esperaba que alguien más lo hiciera —comenzé a hablar y capté toda la atención de Víktor—, pero al parecer ni ganas de hablarme.

—¿Quién? —preguntó con mucha curiosidad.

—Nadie importante —no quería contarle que era Mattheo, aparte que podría ir y contarle—. Te gusta Hermione, ¿verdad?

—Claro cambiame de tema pero está bien, si me gusta Hermione —respondió a mí pregunta con un brillo en los ojos—, no le digas a nadie porque habrá venganza.

—Tranquilo —obviamente no diría nada, aunque a Her también le gustará Víktor, pero no puedo decir nada.

Luego de eso me metí a bañar y cuando salí Víktor ya no estaba por lo que decidí irme a dormir. Mañana sería el baile y quiero dormir bien.

Aunque tengo un mal presentimiento.

Me desperté tarde para ir a desayunar, ya que ya era hora de almorzar. Por lo que me vestí y fui al Gran Comedor.

Aunque en el camino me cruce con Mattheo y una chica que quien sabe quién sea. La chica lo freno, me miró y luego lo beso.

Yo seguí como si eso no me importará, aunque si lo hiciera, porque lo que he aprendido este verano fue a fingir que todo estaba bien.

Seguí y seguí, hasta el baño donde me metí a un cubículo y me encerré, y ahí me derrumbe otra vez.

Mattheo:

—No me vuelvas a besar ni tocar —dije enojado, si no fuera mujer le hubiera pegado—, y mucho menos lo hagas frente a ella, ¿oíste?

—Si, discúlpame —se disculpó al ver mí cara—, no lo vuelvo a hacer.

—Ahora búscate a otra persona para ir al baile —le lance una mirada gélida.

—Pero ya me habías —no pudo terminar de hablar ya que yo la interrumpí.

—No, yo nunca te dije que sí —y ahora haría lo que mejor se hacer, hacer sentir mal a las personas—, ¿quien quisiera ir al baile con vos? ¿Acaso no te viste en el espejo? Hay muchas más chicas que vos y hasta más hermosas. Vete de mí viste ¡Ya!

El Principio del Fin ~Mattheo Riddle~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora