➥ Capitulo 12

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“ Eres mi padre era tu deber protegerme..
yo quería que me protegieras ”


Apolo observó a la lejanía como la princesa era acompañada del dios Buddha y la valkyrie menor conocida como Geir. Su corazón quería correr y decirle cuánto la había esperado, cuanto había soñado con ese momento y unirse en uno solo.

Pero no lo hizo, solo miró y cayó. Fue retrocediendo de aquél vacío pasillo para perderse entre la oscuridad momentánea de esté.

Tal vez era por la maldición que Hera había lanzado sobre él; o su corazón se había ablandado al enamorarse de un ser tan insignificante como lo era un humano.

Amar un ser cuya vida era delicada a comparación a la suya dolía y mucho.

El nació a base de una infidelidad de Zeus hacía era en sí, era un vil bastardo como lo era su gemela Artemisa; sin embargo era Zeus el rey y padre de todos los dioses. Por lo que su esposa quien anteriormente era su hermana no se atrevió a opinar.

No obstante el pequeño Apolo en aquel entonces fue testigo de las miradas de odio y repudio por parte de la diosa hacía él. Llamándolo por lo que era "un bastardo", una etiqueta que perduró mucho tiempo.

Apolo no iba a quedarse de brazos cruzados empezó a trabajar con fuerza y sangre, para ganarse un puesto entre los trece dioses olímpicos; ganándose el título de "dios del sol", recurriendo a su ejemplar frase "ámate a ti mismo".

El dios griego vió en Eileen a él mismo sin ser una bastarda claro. Pero verla sufrir y querer salir de ser más allá de lo que la etiqueta indicaba una "princesa". Dejar su huella en la historia griega y el mundo, pero nunca lo logro como tal ya que sería siempre la sombra del rey Leónidas.

Apolo quería su amor sin embargo nunca lo tendría ya que esa era su maldición cuando al fin conocía el amor esté escapaba de sus manos.

A lo mejor por eso tenía cientos o tal vez miles de amantes y concubinas a su disposición; porque nunca podría llenar ese vacío que Eileen dejaba en su corazón.

— Señor Apolo.. ¿porqué llorá? —interrogo una ninfa mirando al dios expectante.

El de cabellos claros se llevó una mano a su mejilla para percatarse de ello. Su alma estaba llorando y no se daba cuenta de ello.

Apolo no respondió solo apartó de manera brusca a la ninfa, no quería ser tocado ya no más.

La ninfa asustada retrocedió llendosé de las aguas termales dejando al dios del sol; completamente sólo.

— ¿Qué me has hecho Eileen? —susurro sintiendo como sus ojos amenazaban en desbordar en lágrimas.

° • ° ✦ ° • °

— Señorita Eileen, ¡Venga rápido! —exclamo la pequeña valkyrie guiando de la mano a la enorme mujer.

La espartana solo se dejó llevar por Geir, sin saber porque tanto entusiasmo y brillo en sus ojos.

Ambas femeninas se detuvieron frente a la enorme puerta de madera que tenía dos antorchas a sus costados.

Geir soltó la mano de la azabache para retroceder mientras alzaba sus pulgares e señal de apoyo. Ella seguía sin entender, hasta que se giró a la puerta para abrirla con un solo golpe.

Miró con asombro a los trescientos espartanos que se encontraban entrenando arduamente.

Hasta que uno de ellos alzó la mirada para toparse con la mirada escarlata de la mujer.

— ¡La princesa a regresado!

Exclamó haciendo que todo fuera una ola de gritos y miradas de asombro.

— ¡Princesa Eileen!

— ¡Princesa Eileen!

Ella pasó en medio de los dos grandes caminos regalándolo una discreta sonrisa ante su respetó.

Su corazón se detuvo al ver al gran hombre que se encontraba al final de la fila, mirándola con superioridad, sus brazos cruzados a la altura de su pecho y su intimidante mirada que parecía ablandarse ante la presencia de la menor.

— Me hiciste esperar mucho tiempo, Eileen —dijo viéndola fijamente.

Ella alzó la mirada para encontrarse con los ojos del hombre que admiraba tanto.

— Al fin estoy en casa.. padre.

𝐖𝐎𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐆𝐈𝐑𝐋; ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora