Una gran celebración inundó el pabellón del rey Leónidas, puesto que la princesa heredera de Esparta había regresado donde pertenecía.
Eileen sólo sonreía y asentía ante los halagos de sus soldados; pero estos callaban al sentir la intimidante mirada de Leónidas sobre sus espaldas.
Cómo dijo el mismo rey alguna vez "nadie en la tierra era digno de desposar a su heredera". Si el mismo Leónidas pudiera encerraría a Eileen en una caja de cristal y perdería la llave al propósito para que nadie pudiera tocar su más grande tesoro su hija.
El sabía que su hija era diferente a las demás niños; desde que nació un ejemplo de ello fue cuando fue dejada por su madre en una habitación oscura por más de medio día. A diferencia de otros niños que lloraban desesperados por su madre, ella no lo hacía al contrario parecía disfrutar la oscuridad de la habitación o tal vez la sensación de estar en soledad.
El segundo ejemplo era la fuerza descomunal que desprendía a corta edad, aunque Eileen no viera a su padre el la observaba desde las sombras sintiéndose orgulloso de su primogénita.
Aunque muchos pensaban que el nombre de Eileen fue escogido poco después de nacer, la realidad no fue así.
Leónidas la nombró en el primer instante que la tubo en sus brazos, tal fuera como si el viento le hubiera susurrado al oído de como debía llamarla.
El nombre de Eileen significaba la luz, el renacer y el resplandor.
Porque ella sería más que nada la luz y el renacer del imperio espartano.
Lástima que su destino no fue así.
° • ° ✦° • °
— ¡Toma!
— ¡Toma!
Gritaban los espartanos en eco, mientras la azabache inclinaba el gran tarro de cerveza hacía su boca para beberlo todo en un instante. Arrojando el jarro de cristal hacía un lado esté se quebró al instante.
Los soldados se quedaron en silencio al escuchar una pequeña risa por parte de la princesa espartana.
Ella cubrió su boca con sus manos pero no pudo retener la carcajada que salió desde el fondo de su garganta.
Estaba ebria.
— Bueno creo que eso fue suficiente. —intervino Haggis el amigo y mentor de la princesa.
Un tono rosado invadió las mejillas de Eileen, está no pudo evitar reírse fuertemente pero no era una risa cualquiera era una risa más femenina hasta aguda.
Los presentes la miraron expectantes. Eileen alzó la vista para observarlos entre sus largos mechones sueltos y regalarles una de esas pequeñas pero encantadoras sonrisas.
El rostro de los presentes adopto un tono rojo, muchos cubrieron su boca con su mano para evitar soltar un jadeo de lo linda que se veía, la princesa Eileen en ese momento.
A veces ellos mismos olvidaban que ella era una chica.
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📸🤨 [ Todos al ver a Eileen reír y sonrojarse ]
En los próximos capítulos ya estaremos entrando dentro de lo que será, la octava ronda del ragnarok.
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