Me bebí el café mientras Mario me contaba los exámenes que tenía todos estos días. En parte me alegraba, porque yo no tenía.
—Eres una... agh te odio —espetó bebiéndose del café.
—Me adoras y lo sabes Mario —le dije y él me miró mal.
—Por lo menos ya hasta trabajas...
—Hablando de eso, tengo que irme ya pitando.
—¿Hoy?
—Si, hoy empiezo con uno nuevo.
—Pues mucha suerte Valen —me sonrió y yo
hice lo mismo.Cogí mi bolso y le di un abrazo antes de irme. Caminé hasta donde había aparcado el coche y guardé las cosas en el asiento de detrás.
Hace unos días me había escrito Aurora por correo, me explico un poco lo que le había pasado a Gavi. Nunca había tratado a un famoso, pero quería estudiar un poco de él. Vi un poco su lesión y cuánto tiempo estaría sin jugar, enseguida entendí él porque de todo.
Por lo que hoy empezaría con Pablo Gavi, el futbolista que tiene a todas las tías detrás.
Aparqué cerca de donde me había indicado el GPS que estaba su casa y toqué el timbre algo nervioso. Era normal, siempre me pasaba en las primeras consultas, nunca sabía cómo podían ser los pacientes y qué intención tenían.
—Holaa —me sonrió su hermana y le di dos besos.
—Hola Aurora —le dediqué una sonrisa.
Entré en el interior de la casa, que estaba decorada por colores blancos y grises m. Era súper bonita la casa.
—¿Quieres agua?
—No, muchas gracias Aurora.
—Bueno, Pablo está arriba, te llevo y así ya empezáis.
—Perfecto —dije y ella subió escaleras arriba mientras la seguía.
Tocó la puerta y la abrió después de la aprobación de su hermano.
—Bueno, Pablo, ella es Valentina. Valen, él es Pablo.
—Hola, encantada —dije y él hizo lo mismo.
—Bueno, yo me voy, para que podáis
empezar —dijo la rubia y cerró la puerta.—Perfecto —dije sacando las gafas de vista de mi bolso—, ¿cómo vas? —le pregunté y él se encogió de hombros.
—Ahí voy.
Lo miré a los ojos, ahora que ya llevaba las gafas. Joder. Era guapo. Ahora entendía al resto.
Saqué el ordenador para apuntar todas las cosas necesarias.
—Antes de empezar, me gustaría decirte que todo lo que me cuentes o lo que hablemos durante las sesiones se mantendrán entre nosotros. Yo no diré nada y si tú quieres comentárselo a tu familia o a tus amigos, eso es tu decisión. Por mi parte no diré nada.
—Vale —dijo apoyándose en la pared mientras me miraba fijamente.
Su mirada estuvo puesta en mí durante un rato. Era intensa, pero intenté hacer como si no me diera cuenta.
—Vale, pues, cuéntame, ¿Cómo te sientes?
—Pues... más o menos —lo miré por encima de las gafas y dibujé una sonrisa.
—¿Que significa eso?
—Voy a ratos.
—Vale, haber, necesito que te abras y me cuentes detalladamente. Te entiendo, tienes que estar algo mal por no jugar durante mucho tiempo, pero, ¿Cómo es esa sensación?
—Es como, si me siento la peor persona del mundo.
—¿Por qué?
—Porque no voy a jugar.
—¿Te sientes culpable por tu lesión?
—Lo soy. Porque si no hubiera seguido jugando, esto no hubiera pasado —se señaló la rodilla y negué con la cabezada
—Gavi quiero que entiendas, que sí, puedes sentirte culpable, pero tienes diecinueve años, tienes ganas de jugar todos los minutos posibles, pero no, no fue tu culpa.
—Si que la fue, en el momento en el que me caí me sonó la rodilla, hizo un "crac" y yo seguí jugando sin importarme el dolor.
—Pero no fue tu culpa, tú tenías ganas de seguir jugando y eso es lo que sucede. Los jóvenes queréis seguir jugando, no os percatáis de nada, queréis más minutos. Pero no Gavi, no es tu culpa.
—Entonces, ¿Por qué me siento tan mal?
—Porque tú pasión puede ser el fútbol, porque quieres jugar todos los partidos posibles y los minutos posibles. Porque tú mentalidad está en comerte el mundo y triunfar.
—Lo has clavando Valentina —dijo sonriendo.
—Bien, pero me gustaría que tú también me expresaras como te sientes.
El me miró atentamente, cruzado de brazos. Su mirada imponía y yo simplemente llevé la mía hasta el ordenador, mirándolo de reojo.
—Vale, pues, ahora necesito que me cuentes cómo te sentiste, cuál fue tu punto de vista en cuanto ya no pudiste más.
Y me lo intentó contar con sus palabras, poco a poco ya iríamos avanzando. Hoy solo tenía una hora, pero el resto de los días eran dos horas. No creo que haya sido su petición intentar hablar con un psicólogo.
—Bueno, eso ha sido todo por hoy —dije apagando mi ordenador—. Te voy a decir una cosa, no sientas culpabilidad, no vale la pena. Deberías pensar en la recuperación, en que vas a ser fuerte para volver mejor. Si, tal vez pienses que esto es lo típico que dice todo el mundo, pero yo te estoy hablando muy sincera y entre nosotros. Deberías pensar en la recuperación y en sólo en eso, también podrías mirar todos los mensajes que te han dejado tus amigos, compañeros...
—Eso intentaré Valen.
Tragué en grueso algo cortante. Había sonado muy bien el Valen por su parte. Mi apodo solo dejaba decírselo a las personas más cercanas mías, pero su familia me había dejado el apodo y me llamaban así para todo.
—No te intentes caer, sabes que siempre tendrás a tu familia a tu lado. Y si necesitas a alguien con quien hablar, para eso me voy han contratado —dije sonriente y él ladeó una media sonrisa—. Cuídate —recogí mi bolso con el ordenador y las cosas.
—Adiós Valen —le hice un gesto con la mano y salí de la habitación soltando el aire.
Madre mía. Que intensidad tenía su mirada.
Y joder que guapo era, que pena que fuera un niño aún.
@valentina.jiménez
Bcn🩵
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ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI
RomantikValentina estaba estudiando la carrera que necesitaba cuando pasó la pérdida de sus padres. Una lesión que deja al sevillano una temporada entera sin jugar, haciendo que le dejara sin jugar y hacer lo que él más quería. Sus padres intentan encontr...