No había vuelto a ver a Valentina desde el día que nos besamos. Y no solo nos besamos una vez, si no que, varias veces...
No sabéis lo maravilloso que fue y lo feliz que estaba. Mientras miraba el techo del coche sonriente, pensando en ese beso, o en esos besos, mi hermana frunció el ceño mirándome y me tocó el hombro.
—¿Me puedes explicar por qué estás tan feliz?
Mi padre nos miró con una sonrisa en la cara. Mi padre había venido para traernos al hospital hoy. Llegó anoche, pero se iba a ir mañana y Aurora se iba dentro de tres días.
Me fijé en la ciudad por la mañana, eran las 6:30 de la mañana, apenas había coches en la carretera.
Me llegó un mensaje, uno que llevaba esperando desde el viernes por la noche.
Valen
Espero que todo salgo bien en la operación. Hoy tenemos nueva sesión, así que luego te veo.
Se había acordado y eso que me había dicho que era muy mala con las fechas y que no me iba a mandar ningún mensaje ni nada.
No voy a mentir, me hizo un poco de ilusión ver su mensaje.
Gracias Valen
Les respondí al resto, que también me habían dejado algunos mensajes. Agradecí a todos por enviármelos, todos sabían lo duro que era para mi todo esto. Dejar el fútbol una temporada, no poder sentir ese nerviosismo cuando entro al césped. Era toda una putada...
Después de unas horas ya estaba en casa, ahora estaba en mi habitación hablando un rato con los chicos, que me habían llamado para saber cómo estaba y demás...
Escuché dos golpes en la puerta y miré la hora en el móvil. Las 15:30, Valen llegaba a las 17. Pero después de dar mi aprobación ella entró por la puerta, ladeó una sonrisa en sus labios e inconscientemente sonreí yo también.
—Hola —dijo y yo le respondí lo mismo.
Me despedí de Mario y Alejandro y colgué la llamada. Mientras tanto Valentina cerró la puerta y dejó su mochila sobre la mesa que había en la habitación.
—¿Cómo estás?
—Pues ahora que te veo mucho mejor —dije para ver sus mejillas sonrojarse y después rodar los ojos.
—Te lo digo enserio.
—Yo también —le dije mientras ella se sentaba en la silla.
No me había fijado en cómo iba vestida, llevaba una falda blanca con un top de un color rosa oscuro y una blazer negra. Se calzó con unas deportivas y llevaba sus maravillosas gafas de vista que tanto me gustaban a mí.
—¿Y eso que has venido más pronto?
—Adivina, ¿Quién se tiene que quedar contigo otra vez?
—Venga ya, no te hagas la sufrida, si te gusta quedarte conmigo.
—No pienso responderte a eso —dijo mientras encendía su ordenador.
—¿Tenemos que hablar en todas las sesiones? —pregunté bufando.
—¿Y qué quieres que hagamos si no?
Dibujé una sonrisa vacilona en mi cara.
—Se me ocurren varias ideas, en todas ellas apareces tú en mi cama.
—Ay de verdad Gavi —dijo rodando los ojos—, me parece muy feo que pienses esas cosas de tu psicóloga.
—Que graciosa Valen, seguro que es peor que pienses eso tú de mí.
—Es que yo no pienso eso.
—Mentirosa.
—O tal vez sí, pero soy lista y no se me ocurre decirlo en voz alto idiota.
—Ósea que me estás diciendo que sí.
—¿Que tal estos días? —dijo ignorándome.
Él restos de las dos horas nos quedamos hablando y algunas veces decíamos algunas tonterías.
Cuando se cumplieron las dos horas cerró el ordenador y lo guardó en la mochila.
Me miró y cruzó las piernas mientras se quitaba las gafas. Sus ojos azules le resaltaban e hicieron que no quitara mi mirada de ella.
—Deja de mirarme... —dijo mirándome.
Joder... es que...
Ya está. A la mierda todo.
Cogí sus manos y tiré de ella hasta sentarla en la cama. Me miró algo confundida y antes de que dijera nada estampé mis labios sobre los suyos. Enseguida me correspondió mientras ponía sus manos en mi pecho.
No sé a qué hora llegarían mi padre y mi hermana, pero espero que llegasen tarde, porque la de cosas que quería hacer ahora mismo con Valen, no los incluían a ellos llegando pronto.
—Para, para —me pidió en cuanto metí mis manos por debajo de su falda—, tu padre y tu hermana no tardarán en llegar.
No le hice caso, seguí besando sus labios. Fui dejando un beso sobre su coronilla y clavé mi cabeza sobre su cuello. Dejando besos mojados en él, con su mano acarició mi pelo haciendo que no quisiese que parara.
—Gavi no podemos... —dijo mientras paraba de acariciar me—, tampoco quiero hacerte daño.
—No me lo vas a hacer. Además, llegarán tarde.
—Llegan a las 18.
Joder...
Pues nada. La empujé hasta tenerla encima de mí, besé sus labios como si fueran la última vez que lo haría. Dejé besos en su cuello y enterré mi cabeza en su dulce olor.
—Que bien hueles... —dije mientras dejaba otro beso en su cuello.
Me acarició la nuca y sonreí sobre su cuello.
Una lástima que no podamos ir a más... con las ganas que tenía de estar con ella...
Enseguida me quedé pensando.
Esta era la primera vez que quería estar con alguien por la persona y no porque tenía ganas de un tirarme la.
La miré a los ojos. Estaba sonriendo y yo hice lo mismo, depositó un beso corto en mis labios y cerré los ojos después mientras disfrutaba del tacto de sus manos en mi cara.
Disfruté de sus caricias, deseando que no parara nunca.
Era la primera vez que me pasaba esto...
Y esa primera vez fue con ella, con Valentina...
•••
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ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI
RomanceValentina estaba estudiando la carrera que necesitaba cuando pasó la pérdida de sus padres. Una lesión que deja al sevillano una temporada entera sin jugar, haciendo que le dejara sin jugar y hacer lo que él más quería. Sus padres intentan encontr...