27 - Desconfiando.

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GAVI

—¿No estás contento ya con lo de ayer?—me dijo y yo negué con la cabeza mientras tiraba de su mano hasta tenerla encima de mí.

—De ti nunca me cansaría mi amor.

—Pues lo siento, tengo que guardar unas cosas en la maleta que me voy.

Rodé los ojos mientras bufaba.

—¿En qué momento decidiste irte? Porque me arrepiento muchísimo de que te vayas ahora mismo.

—Fuiste tú el que me dijiste de ir con ellos y ahora ya estoy muy feliz.

—Pues deberías estar triste, vas a estar sin mí.

—Puedo vivir sin ti.

Le cogí la cara con las manos y besé sus labios, esos que nunca me había cansado de besar.

—Venga Pablo, tengo que terminar de hacer la maleta.

—Luego te ayudo yo, déjame estar contigo ahora, te vas a ir y voy a estar sin ti...

Mi novia rodó los ojos, esos azules tan claros que me volvían loco.

Y bueno, al final salí ganando yo.

Después de unos minutos estaba yo ahí mirando el montón de ropa que estaba en el sofá y una maleta pequeña que apenas llevaba.

—Todo esto no te va a caber—dije mirándola.

—Tiene que caber sí o sí.

—Pues verás como lo harás tú.

—Me tienes que ayudar—me tiró unos pantalones y yo bufé.

—¿Por qué?

—Porque me has hecho perder el tiempo antes.

—Bueno eh, perderlo, perderlo tampoco.

—Venga amor, que tengo que estar a las tres en el aeropuerto.

Cansado, cogí la ropa que estaba en la cama y empecé a doblarla y a meterla en la maleta mientras mi chica guardaba su maquillaje y a saber qué cosas más guardaba.

Justo me llamó Pedri y al ver que lo contestaba Valentina me miró fatal.

—Hola cabezón, ¿qué tal?

—Pues creo que estoy apunto de ser hombre muerto—Pedri se rio al otro lado de la llamada.

—Escucha, necesito que me traigas lo que te dejó Xavi para mí, tengo que llevarlo a Alemania.

—Gracias, me acabas de salvar—me levanté enseguida y Valentina me volvió a mirar mal.

—¿Y a ti qué te pasa?

—No entiendo porque llevan tanta ropa las mujeres...

—En general, yo tampoco entiendo a las mujeres.

—Eso también, pero bueno, ahora mismo te lo llevo—colgué la llamada y sonreí—. Mira tú por dónde, tengo que llevarle una cosa a Pedri ahora mismo.

—Estabas deseando irte—habló enfadada y sonreí mientras la abrazaba.

—Perdón, es que es urgente.

—Vete, vete, no te lo estoy impidiendo.

—No, para nada, parece que me quieres matar con la mirada.

—Déjame terminar hacer la maleta—me dijo y yo le di un beso en los labios.

—Vengo rápido.

Y después cogí las llaves del coche para ir a casa de Pedri.

ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora