18 - Enamorándonos

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-¿Qué te vas a poner? —Silvia entró en mi habitación mientras yo me miraba en el espejo.

—¿Esto está bien?

—Perfecto tía, estás preciosa.

—¿Sí?

—Si tía, ya puedes ligarte a alguno.

—Silvi...

—Ósea, yo respeto lo tuyo con Gavi pero...

Tocaron el timbre y yo negué con la cabeza mientras reía y miraba a Silvia. Fui a ver quién era y me encontré con un hombre que traía unas flores en su mano.

Abrí los ojos perpleja y el señor me sonrió.

—Hola buenos días, ¿Valentina Jiménez?

—Si, soy yo.

—Firme aquí por favor —me pidió y yo le hice caso—. Pues esto es para usted —me lo tendió y le dediqué una sonrisa—, que tenga buen día.

—Igualmente, hasta luego —cerré la puerta y dejé las flores en la mesa.

—¿Quién era? —mi amiga llego y abrió la boca—. Que bonitas Valen.

Cogí el sobre que traía las flores y lo abrí.

Sabía quién era, obviamente.

"Aunque tengas tantas inseguridades y miedos estoy dispuesto a esperarte Valen, estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea porque he entendido que si amas a alguien no importa esperar para que todo salga bien. Eres mi todo.

Te amo. Pablo".

Pero que cosa tan bonita —mi mejor amiga saltó de la emoción.

Son preciosas —dije aludida.

Pablo te amo, joder.

Cogí mi móvil y le envié una foto con ellas.

Buenos días Pabliis.

Te amo, eres el mejor, gracias por las flores.

—Es muy mono y todo eso, pero siempre os tenéis que enfadar por su culpa.

—A veces es por la mía.

—Pues dejar de pelaros y casaros ya.

—Ojalá... ay Silvi—dije sentándome a su lado—, ¿crees que sería buena idea casarme?

—¿Dudas? Pues si te ama y te quieres, por supuesto mi niña.

—No hablo de eso. Lo digo porque mi sueño siempre fue que mi padre me llevara en su brazo, me entregara al hombre de mi vida, pero, ya no es posible.

—Valen... ay mi chica, lo sé, toda queremos eso, pero tu padre te acompañará, claro que lo hará, pero desde arriba mi amor.

—Lo sé...

—Pero, ¿por qué piensas en eso?

—Esa era la promesa que le hice a mi padre Silvi, yo no me casaría si él no me dejaba en la iglesia, si no paseábamos los dos por ese pequeño pasillo...

—Ven aquí —la morena me pidió y me acurruqué en sus brazos, depositó un beso en mi cabeza—. Hugo y Laura están muy felices por ti mi Valen, y estoy segura de que Estrellita también, ellos te están iluminando al camino correcto, al hombre perfecto, y yo creo que ya estás con él amiga, solo que tenéis que saber quereros.

ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora