—...todo esto están difícil-suspiré mientras acariciaba el nombre de la tumba de mis padres—, sé que esto lo habéis hecho para darme más felicidad, y no sabéis la alegría que siento pero... Pablo no sé cómo reaccionará, tengo miedo, no voy a mentiros, la cabeza me da mil vueltas y... yo no sé si estaré preparada para tener un hijo sin tus consejos mamá —,dejé caer una lágrima por mi rostro.
Y después de una larga conversación, me despedí de mis padres y de Estrellita, dejé una rosa en sus tumbas, no sin antes besar la rosa. Me sequé las lágrimas y mientras me iba le envié un mensaje a Pablo, que ya me había dejado unos cuantos.
Buenos días amor, ¿dónde estás? Me he levantado y no estabas...
Me he pasado un segundo a visitar a mis padres, luego cuando llegue a casa te cuento.
Antes de enviar el mensaje me dio otro pinchazo en el vientre, este, podría decir que fue el más fuerte de todos y apenas podía aguantar el dolor.
Como pude llegué hasta mi coche y cerré los ojos intentando tranquilizarme.
En lo que más pensaba era en el bebé, sabía que no iba nada bien, así que decidí llamar a Alejandro. No era por nada, pero si le decía algo a Pablo se pondría de los nervios y eso era lo último que quería.
—Hola, hola, qué raro que te acuerdes de mí.
-Alejandro... necesito que me lleves al hospital.
—¿Qué ha pasado?
—No le digas nada a Pablo, por favor. Siento que no puedo conducir, ¿puedes venir a por mí? Ahora te paso la ubicación, no tardes por favor te lo pido.
—Pásamela ya, estoy saliendo ya de casa.
Colgué la llamada y le envié mi ubicación, seguí intentado calmarme en el interior de mi coche, pero el dolor era cada vez más fuerte.
El tiempo pasaba y el dolor no cesaba, me sentía fatal, estaba sudando y el dolor provocaba que gritara sin cesar.
Hasta que... sentí un dolor más intenso y como caía algo por mis piernas, abrí los ojos y me llevé las manos hasta ahí. Sangre caían por mis piernas, haciendo que el llanto que tenía empezara más.
—No, no, no, no, por favor, mi bebé...
Todo me daba vueltas y lo últimos que recuerdo, fue a Alejandro intentando que reaccionara mientras me metía en su coche.
PABLO
—Bro ni te rayes, seguro que todo está bien —Fermín me intentó animar y yo simplemente negaba con la cabeza. Algo me decía que Valentina no estaba bien, le había enviado varios mensajes, pero todos estaban en visto.
Mi corazón latía desbocado, hasta que sonó mi móvil. Aunque me desilusioné en cuanto vi que no era Valentina, si no que era Balde.
--Hola hermano —dije suspirando.
—Gavi... mira no sé cómo explicarte esto, me vas a matar, pero necesito que vengas al hospital privado.
—¿Qué? ¿Ha pasado algo? —enseguida me alteré, algo me decía que era...
—Es Valentina.
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ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI
RomanceValentina estaba estudiando la carrera que necesitaba cuando pasó la pérdida de sus padres. Una lesión que deja al sevillano una temporada entera sin jugar, haciendo que le dejara sin jugar y hacer lo que él más quería. Sus padres intentan encontr...