3 - Fantaseando

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—Yo te lo dije —dijo con cierta chulería que hizo que yo la mirara mal—. Es que Pablo, nos presentas a cada chica... apenas me acuerdo de los nombres.

—Te recuerdo que solo os he presentado a cinco.

—¡En una semana! —exclamó mientras yo soltaba una carcajada—, yo pensaba que te habías abierto un onlyfans.

—Está en mis planes...

—¡Pablo!

Solté una carcajada sonora mientras mi hermana me tiraba un cojín y yo moví la cabeza para esquivarlo.

—Bueno, aprovecharé las muchas horas que tiene conmigo —dije con una sonrisa pícara y mi hermana negó con la cabeza sonriente.

—Cuidado con Valen, la conozco de hace mucho tiempo.

—¿Y por qué yo no la conocía?

—Porque sabía que te ibas a poner así.

—¿Así como?

—Cachondo.

Solté otra carcajada y mi hermana hizo lo mismo. La verdad es que hacía tiempo que no estaba así con ella, siempre nos la pasábamos súper bien juntos, pero ella siempre estaba en Sevilla y yo en Madrid. Y nunca lo pensaba, ni creo que lo pensaré, pero extrañaba un poco estar con ella y hablar.

—No me he puesto cachondo por la psicóloga.

—Lo que tú digas Pablo.

—Oye, no es mi culpa que lleves toda tu vida con Javi, yo me cansaría estar tanto tiempo con una persona. Y eso que Javi me cae de puta madre.

—Porque eso es amar Pablo.

Y eso es algo que yo nunca sentiré.

—Eso no existe.

—Si que existe Pablo y el día que lo sientas, te aseguro que serás el más feliz.

—¿Por qué? ¿Qué de feliz le ves a dos personas quererse?

—Pues el amor. No todo es follar Pablo, también es el querer y demostrar.

—Y si sientes eso y te ponen los cuernos.

—Eso ya no es algo tuyo, eso es culpa de la persona con la que estés.

—Tonterías. Esa palabra es algo que no creo que sentiré.

—Quien sabe, tú media naranja puede estar detrás de esa puerta.

Soltamos una carcajada los dos y enseguida tocaron el timbre. Los dos nos miramos y volvimos a reír.

—Voy a abrir anda —dijo mi hermana caminando hasta la puerta.

No tardó mucho para llegar con las cejas elevada y señalarme con la cabeza a Valentina.

—Hola —dijo sonriente mientras entraba.

—Hola Valen —dije mirando a mi hermana sonriente y puse mi mirada en la morena luego.

Que, por cierto, hoy iba bastante guapa. Tenía su melena ondulada suelta, vestía con unos pantalones largos blancos y un top con escote azul, por encima llevaba una blazer y calzaba unas botas de tacón negras.

—Venga Pablo —mi hermana me llamó y cogí las muletas para que ella me ayudase a subir a mi habitación.

Valentina nos siguió por detrás, aunque me hubiera gustado que hubiera estado delante y tener unas mejores vistas.

Pero bueno...

Ayer casi ni le hablé, me quedé callado admirando cada uno de sus movimientos. Me fijé mucho en ella, en los gestos que hacía y en cómo me miraba atentamente.

Me senté en la cama y ni me molesté en ponerme la camiseta. ¿Para qué? Si quería que Valentina se incomodara o esto se volviera más... divertido, tenía que poner de mi parte.

—Cuéntame —dijo sentándose en la silla—. ¿Cómo estás?

Se ajustó las gafas mientras encendía su ordenador, sus ojos azules claros me miraron, haciendo que una corriente electricidad me recorriera el cuerpo. Creo que la estaba mirándola mucho, pero es que era muy provocativa, o no sé si lo hacía sin querer, pero quería que parara, porque si no, no me haría responsable de mis actos. 

—Gavi, ¿Todo bien?

Estaría todo bien si te tuviera encima de mi...

¡Ay dios mío! Mi hermana tenía razón...

Si es que, ¿A quién se le ocurre ponerme a una psicóloga en vez de un psicólogo? Soy un puto horno andante.

—¿Quieres que llame a tu hermana?

No creo que mi hermana quiera vernos hacer todas las cosas que tengo en  mi mente

BASTA YA.

Pobre Valentina, si supiera en lo que estoy pensando...

Reaccioné en cuanto se levantó de la silla.

—¡NOO! —ella se quedó confusa y yo me aclaré la voz para tratar de calmarme—, ósea, quiero decir... que estoy muy bien, simplemente estaba pensando...

Pensando, sí.

—¿Estás seguro?

—Claro —dije sonriente y ella asintió con la cabeza después de sacudirla algo confusa.

—Lo que te decía, ¿Cómo te sientes?

Y estuve el resto de las dos horas contestándole las preguntas que me hacía y bueno... fantaseando un poco.

•••

ENTRE NOSOTROS | PABLO GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora