Capítulo I

8.8K 381 57
                                    

Mi madre era tan influyente e importante para Inglaterra que participó en la promoción de la causa de la reforma de la iglesia. Muchos malos comentarios se han dicho sobre ella, como por ejemplo que tenía la marca del diablo; pero todos han sido rumores infundados con el fin de desprestigiarla.

Así como intentan hacer conmigo...

Muchas personas no toleran el éxito ajeno.

Mi madre no era de las mujeres más hermosas del mundo. Sin embargo, hasta los que la aborrecían consideraban que tenía un gran encanto. No tenía el rasgo común, pero sabía cómo usar los atributos que poseía. Ella fue quizás el mayor icono de la moda en ese momento, la dama con mayor carisma, elegancia e ingenio. Ahora sabrán de donde ha venido todo mi ingenio... 

¡De mi madre obviamente!

Por otro lado, nombrarla como protestante sería un atrevimiento si bien su devoción rozaba aquello. Yo, su única hija, puedo decir que sintiendo aquella devoción recorrer mis venas acredito a Bolena como una discreta protestante.

Acto seguido, podría hablarles de sus otras destrezas:

Era una gran bailarina, debutó en la Corte de esa forma. En una fiesta de disfraces, porque su hermana, es decir, mi tía, era amante de Rey (mi padre); así que un día la llevó a un baile. Mi tía, no logro mayores favores del Rey. Simplemente fue la amante de turno por un corto lapso. Así que la familia tenía la esperanza en que otra dama de la casa, lograra encantar al Rey. 

¡Así fue!

Después, cuando Ana tomó popularidad y comenzó a ser llamada como «El espejo de la moda» varios hombres se interesaron en ella, pero fue inútil, mi padre (el Rey) ya había puesto sus ojos sobre la pequeña Bolena. 

Hablando de eso, critican mi amor por la moda, mis exuberantes deleites; he de manifestar que a mi pesar soy vanidosa, pero... ¿Qué reina no lo es? O mejor aún... ¿Qué mujer no lo es?

¡Al punto, Elizabeth!

Ana (mi madre) se negó a ser la amante de turno del Rey, lo que posiblemente logró que él se interesara más hasta el punto de volverse loco de amor por ella. Lo tuvo comiendo de su mano. Entonces, fue cuando le pidió matrimonio aún casado con Catalina.

Catalina de Aragón, la insípida española.  

¡Por Dios!

Mi madre influyó tanto en él que en su momento logró hacer que mi padre, el Rey, la obedeciera en todo. Sembró las dudas hacía la iglesia y en varias ocasiones consiguió que se debatiera entre separarse de Roma o permanecer obedeciendo sus órdenes.

En seguida lo obtuvo, el rey Enrique VIII se casó con Ana Bolena y dejó a un lado la opinión del papa.

¿Quién es el papa?

Él no tiene el derecho de decidir sobre la vida del hombre, solo Dios nuestro señor tiene ese derecho.

Con suerte, mi padre era un hombre avispado y mi madre sagaz, él logró ver la verdad.

Después de tanto tiempo, por fin mi padre alcanzó su cometido. A los pocos meses como era común, La Reina quedó embarazada, de mí efectivamente.

Ella fue una madre afectiva, considerablemente, es necesario y bien visto que una princesa viva en su propia casa y al cuidado de una institutriz; en mi caso no se hizo excepción.

Ambos fueron padres distantes, Ana me visitó seguidamente aunque no lo recuerdo con claridad. Yo era una bebé.

Por otro lado, María, mi media hermana, hija de Catalina (primera esposa de mi padre) jamás vio a mi madre con buenos ojos. De hecho, Ana tampoco a ella, todos comentan que la llamaba "bastarda" cotidianamente. Después de usar el título de princesa, mi madre logró que Su Majestad solo le diera el título de lady, y era frecuente que la obligarán a hacerme reverencia y a tratarme como la princesa de ese momento. Yo no lo recuerdo.

Esto explica el porqué de su odio hacia mí. 

Otra de los sucesos que debo resaltar es que hubo más embarazos, pero todos terminaron en abortos espontáneos, a diferencia de mi nacimiento que fue descrito por muchos como algo sencillo. Quién diría, que alguien que vino al mundo de forma sencilla tendría una vida tan complicada. 

Así terminé siendo la única hija de la unión de los Bolena con los Tudor, y también la razón por la cual mi padre perdió interés en mi madre; así como lo había perdido en un principio por la española.

Ya sus recomendaciones le parecían exageradas y su roce con el sueño protestante lo intrigó. Claro que el motivo principal de su desamor era que ya había puesto sus ojos en otra mujer, aparte, mi madre no lograba darle el hijo varón que le había prometido. Solo le había dado a Elizabeth, una niña más... O sea, yo. 

Todo eso llevo a que Ana fuera acusada de adulterio, incesto y alta traición y por consiguiente, fue ejecutada. Muchos afirman que incluso el día de su ejecución se mostró serena y tranquila.

Ella fue tan inteligente que no se le hizo difícil dar un buen discurso incluso el día de su muerte. Se arrodilló y concluyo sus sentidas palabras con: «a Jesucristo encomiendo mi alma; el señor Jesús recibe mi alma». Las damas le quitaron el tocado y ataron una venda sobre sus ojos. La ejecución fue rápida, tan rápida y considerada que el esgrimidor dijo, «¿Dónde está mi espada?» y luego la decapitó.

Me da alivio imaginar que ella pensó que tenía todavía unos segundos más para vivir, no supo que la espada estaba en camino.

Nota de la autor: 

Esta historia está escrita de la forma más objetiva posible, detrás de ella hay una larga investigación que sustenta en su mayoría lo planteado. 

En general los capítulos serán cortos y  narrados en primera persona, además,  vendrán  acompañados por diálogos. Todas las fechas y lugares en los que se ve representada la historia son datos exactos de los acontecimientos, aunque es mi deber advertir que algunos hechos son simples supersticiones basadas en posibles sucesos vividos por la Reina o la interpretación de  la autora(yo) en el lapso de la investigación. También otros son ficción. Muchas son las historias que se han dicho sobre Elizabeth, tantas que cada persona puede verla de una forma diferente. Esta es otra forma de ver a la reina virgen.




YO, ELIZABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora