CAPÍTULO XV

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No tenia cabeza para pensar lo que me había hecho Essex, me sentía tan sola, sin Mis ojos, sin Mi Moro, si mis otros amigos y ahora sin Mi espíritu, porque eso era Cecil para mi. 

Essex enfermo, y yo le perdone de nuevo todo lo malo, cuando regreso a la corte me sentí feliz, aun me quedaba alguien a quien amar. Le di permiso de ir a Irlanda, teníamos muchos problemas allí. Él me juraba que iba a ir allí con el ejército y los sometería a todos, pero luego me envió una carta diciendo que aquello sería lo más costoso para el reino. Él pacto con uno de mis enemigos y yo me entere en seguida, él regreso asustado, deseaba verme para hablar conmigo y convencerme de que no lo había hecho por mal, llego muy temprano de la mañana y entro a mi habitación sin pedir permiso y sin anunciarse, yo estaba recién levantada, con mis damas alrededor. No llevada maquillaje, estaba en ropa de dormir, mi pelo gris caía sobre mi cara, el brillo místico de mis ojos no estaba.

Soy una mujer muy anciana, con más de sesenta años, es obvio que al despertar tengo un aspecto terrorífico, ni a mí me gusta verme de esa forma, si ya es molesto ver la cantidad de arrugas que tiene mi piel, lo hundido de mis mejillas por los dientes que he perdido; es aun más molesto verme al despertar, herví de ira. Había pactado con un enemigo, su visita a Irlanda era un desastre. Se regreso sin mi permiso, y para finalizar había entrado de esa forma a mi habitación y había visto lo vieja y horrible que me encuentro. Fue el comienzo del final, lo envié a ser detenido. Soy demasiado vanidosa para perdonar aquello, y él comento cosas muy desagradables sobre como me veía. Fingí perdonarle el tiempo que duro gravemente enfermo pero cuando mejoro otro golpe recibió mi corazón.

Su nombre estaba involucrado en un libro que aseguraba que si un monarca no está ya en la faculta de reinar debe ser sustituido por el próximo en la línea de sucesión. ¿Estaba él tratando de decir que no estaba capacitada? Muchos decían que había recibido cartas del rey de escocía, el hijo de María. Fue encarcelado, pedí que se investigara a fondo, deseaba que todo fuese una mentira. Qué el no fuera parte de aquello. Pero si ya un hombre había perdido su mano derecha por escribir que yo era una vieja incapaz de tener hijos, no toleraría que el gritara al pueblo que estaba tan vieja que mis facultades estaban marchitas como mi belleza. Sir Walter me lo dijo todo, me dijo lo mal que estaba hablando de mi Essex, estaba conspirando contra mí. Tenía seguidores y habían comenzado una campaña en mi contra, llevaban a la gente al teatro a ver la interpretación del rey Ricardo II, obra de Shakespeare, para que la gente viera como se podía deponer a un monarca.

Yo había cambiado a los ministros, era otro parlamento, mis amigos estaban muertos, mis hermosas amigas ya no estaban para maravillarme con su belleza, Robert Cecil me presionaba, Sir Walter también, se había armado un grupo de hombres que salían en mi defensa, ellos me adoraban, adoran a su vieja reina. Hubo heridos, hubo enfrentamiento, todos me pedían su cabeza, era un traidor. Todo el parlamento deseaba su ejecución, y efectivamente la tuvieron.

Lettice pido verme, se lo concedí, la recibí y la vi suplicar de rodillas por su hijo y por su esposo, que también era un traidor. Acepte verla por mi Robin, a él le habría gustado. Pero incluso si él hubiera estado con vida y hubiera implorado por su hijastro, no habría conseguido nada. Ese día vestía de negro, por Essex, le pedí a Lettice que se levantara y se fuera a orar por su hijo y su esposo, pues serian ejecutados.

Le quise, le quise demasiado pero no lo suficiente como para perdonarle que me traicionara de esa forma, le perdone todo, y aun él deseo verme sin mi corona. Conoció el hacha del verdugo, y todo Londres vistió de luto. El verdugo fue atacado por el pueblo, como si hubiera sido su culpa que Essex se convirtiera en un traidor. Yo me encerré y llore, llore mucho por su muerte, me duele tanto lo que hizo. Después de una semana el esposo de Lettice también fue ejecutado. Desde ese momento hasta ahora no los he podido olvidar, a todos mis amores. Me amaron, me traicionaron... Uno murió amándome, pero otro se fue por traidor. La muerte de Catalina, esto ha sido el toque final para mí, no puedo más.

-Su majestad debe guardar cama, por su pueblo. – dijo Robert Cecil hace unas horas, estoy enferma, he venido a Richmond, es un palacio muy abrigado.

-Pequeño, la palabra "Debe" no se usa con los soberanos. – le respondí. He caminado por horas, me siento cansada, vieja, enferma y siento que la muerte vendrá por mí ahora. Ya nada me queda en esta vida. Le di todo a Inglaterra, los hombres que ame se han ido, algunos con honores, otros como traidores, todo el país esta callado, temen mi muerte, temen el final de la mejor era. Ha llegado mi fin, el fin de la Elizabeth la Buena, la reina virgen. Ya no puedo mantenerme en pie, mis damas han rodeado toda mi alcoba con cojines.

Viví por mi país, viví para trabajar por él y convertirlo en lo que es ahora, ya no tengo fuerzas, Robert Cecil pido llevarme a mi cama, y aquí estoy, muriendo lentamente, siento el final, me han puesto música, me da igual quien se siente ahora en mi trono porque yo me sentare en minutos a lado de Dios nuestro señor. Será el escocés, el hijo de María, será él quien sea el nuevo rey. Sé que Robert Cecil ha estado a mis espaldas en contacto con él, teme que deje al país desprotegido. No tengo hijos así que él debería ser el rey, es mi pariente, es el hijo de la reina que mate, quizás sea una ironía de la vida, pero debo pagar ese pecado, que mejor forma que dándole a su hijo me reino. Debo dejar a alguien, no puedo dejar a mi país en incertidumbre y penuria.

Es la víspera de la fiesta de la anunciación de la Santa Virgen, buen momento para morir. Me siento débil, muy débil, pero serena. Dios espera por mí. Es hoy un día oportuno, siempre dije que escogería el día de mi muerte, y he decidido que sea hoy.

***

Cerca de las dos de la mañana, la reina muere, el 24 de marzo de 1603, y se dice que ella falleció "ligeramente como un cordero, fácilmente como una manzana madura del árbol". El día de su funeral las calles estuvieron sobrecargadas de personas de distintas clases, algunos suspiraban, gemían y lloraban, era una mezcla de emociones nunca antes vista en Inglaterra.

Enterrada junto a su hermana María en la Westminster, la inscripción en latín sobre sus tumbas reza: «Compañeras en el trono y la tumba, aquí descansan, Elizabeth y María, hermanas, en la esperanza de la resurrección».

Elizabeth fue enterrada sin autopsia por lo que la causa de su muerte sigue siendo desconocida.  Al igual que se desconoce el motivo oficial a su negación al matrimonio. Lo único seguro era su obsesión por ser llamada "Virgen, Reina Virgen.

Es esta mi reina Elizabeth, una que más allá de su mal carácter y de su vanidad lucho para alcanzar sus objetivos, promovió sus ideas y marco la historia de los ingleses con su manera de vivir y su mensaje personal, una que se hizo un espacio en un mundo que parecía haber sido hecho para hombres. 

 ¿Cuál es tu parte favorita de la vida de la ultima Tudor? 









YO, ELIZABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora