Essex hizo lo peor que podía haberme hecho, me desobedeció una tras otra vez, se mostro prepotente ante mí, convirtió a mis damas en unas remeras pues se acostó con más de una, y claro que esta es un corte de moral distraída pero, mis damas son diferentes, yo misma las escojo para evitar esta clase de cosas, pero él se aprovechaba de su posición y de sus encantos para llevarlas a la cama.
Le perdone todo aquello, le perdone que me gritara cuando me negué a recibir a su hermana en la corte, era igual a su madre. Le perdone que se fuera de la corte cada vez que algo le ofendía. Le perdone casi todo.
Él siempre tratando de convencerme que le permitiera a su madre volver a la corte, ya habían pasado 10 años de la muerte de mi Rob y aun no deseaba verla, él me dijo un día.
-Querida señora, no sabe cuando desea mi madre poder verla, ella siente que lo único que le haría feliz y le devolvería el sentido a su vida es que su majestad le permitiera verla, ella desea hablar con usted, hacerla reír como antes. Y a mí me encantaría ver a las mujeres que más amo, juntas.
-Pasare de mi cámara a la sala de audiencias, si ella está en la galería, quizás podría verla al pasar.
El hecho es que no salí ese día, me sentía mal, mal de verla. Obvio que a Essex no le hizo gracias, él dijo que ella me espero por mucho tiempo, y para calmar su humor le dije que la vería otro día cuando subiera a mi carroza, pero eso tampoco paso. Los meses pasaron y él incluso cuando enfermo insistía que viera a su madre, así que por fin accedía a verla, en privado. Ya tenía yo más de sesenta años. Ella se veía bien a pesar de los años, estaba igual de nerviosa que yo. Yo le toque el hombro para que se levantara, y cuando lo hizo que me miro a los ojos, la tome de los hombros y la bese. Había pasado tantos años, habíamos amado tanto a Robert, pero ahora él no estaba. Era ella el motivo por el cual él me había desobedecido. Pero ahí estábamos, ella se ruborizo cuando la bese, supongo que no se lo esperaba, pensó que sería fría y distante después de lo que me había hecho, yo la adoraba.
Fui amable y hasta intima con ella, hablamos de muchas cosas ese día, luego le di mi mano, ella la beso y me marche. Quizás pensó que después de eso regresaría a la corte, pero no fue así. Essex enloqueció cuando le dije que no, que solo le había complacido en verla, pero que no ocurría jamás, ella ya no era mi amiga, ni mi súbdita ni nada. Él dejo de insistir pero comenzó a insistir en otro tema, guerra.
Él solo deseaba que yo aceptara ir a la guerra, y no podía hacerlo, mi pienso era firmar pacto de paz con España, ya había vencido a la armada invencible, luego ellos me habían vencido, y así estábamos. Ambos con algunas victorias y otras derrotas, yo solo quería paz y evitar la guerra.
-Está equivocada su majestad. - me grito en público dejando en asombro a todos. Le pedí que se calmara pero no lo hizo, así que tuve que abofetearlo.
-Largo de aquí, sal y espera mis órdenes. - le grite. Él hizo algo que me partió el corazón, jamás lo imagine, hizo lo peor que me podía hacer. Echo mano a su espada y tuvieron que detenerlo para que no me atacara.
Era aquello horrible, muchos lo consideraban traición, yo estaba asombrada con su comportamiento, pero había algo que me partió el corazón por completo, la muerte de Cecil, eso me dejo desbastada, aun lloro de solo recordar su nombre, todos mis amigos se han ido, todos mis amores se han acabado. Con suerte Cecil me había dejado a mi pequeño elfo, su hijo quien era muy inteligente. El hijo mayor de Cecil no eran tan inteligente, pero Robert Cecil si lo era, ese que no era apuesto y era jorobado era el hombre más inteligente que tengo de mi lado en este momento.
Soy una reina inteligente, que sabe a quienes debe tener a su alrededor, y aun soy mujer, lo cual me hace ver débil ante los demás no lo soy, pues aunque tenga un frágil cuerpo tengo un corazón de piedra que puede ser movido pero no destruido. Puede que como Elizabeth no merezca mucho de la vida, pero como reina merezco todo lo que el mundo pueda ofrecerme porque, ser rey y usar una corona es algo más glorioso para aquellos que lo contemplan que placentero para aquellos que os ostentan el cargo. Así que lo único que me mantiene animada es saber que en mis manos esta la posibilidad de cambiar y ayudar a mi pueblo
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YO, ELIZABETH
Historical FictionFui el bebé más deseado por el rey. No era para menos, se suponía que fuese varón, hasta el último momento se suponía que fuese varón. Su majestad solo deseaba tener un hijo porque ya Catalina de Aragón le había dado una niña llamada María, no desea...