X. No Queda Más

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4:30 PM

Después de un agotador día de clases, quién no querría descansar en un lugar que le diera paz y tranquilidad a su vida. Ya que, Víctor Marriott estaba tomando un respiro de la existencia precisamente en un sitio que él consideraba su sitio seguro. Y como no podía ser menos original, este lugar no era nada más ni nada menos que la biblioteca. Pocos estudiantes solían estar allí a esa hora y el silencio, sepulcral para algunos, era lo que más tranquilizaba a su ser, indicando que no necesitaría preocuparse estando allí adentro.

En una mesa esquinera, Víctor se hizo de su zona exclusiva, aprovechando el espacio para él solo. Se sentó con total comodidad y de su maleta tomó un libro que había querido leer desde hace ya bastante tiempo y finalmente encontró el momento para empezar con la lectura.

Recorría con agilidad las letras impresas sobre las páginas, sintiéndose cada vez más inmerso en la lectura con el pasar de cada verso. Lástima que para su persona no existieran los momentos de tranquilidad prolongados, ya que el molesto e incesante zumbido de su teléfono empezó a distraerlo de su actividad.

- Tal vez pueda esperar - se dijo a sí mismo al ver que se trataba de un número desconocido, dejando el dispositivo dentro de un bolsillo de su maleta

Retomó la historia y siguió, pero la persona que lo estuviera llamando parecía ser persistente, ya que el zumbido no paraba por mucho que fuera ignorada, incluso si ya habían pasado minutos.

Víctor suspiró rendido, dejó el libro sobre la mesa, y tomó el aparato para llevarlo cerca de su oreja y contestó.

- Buenas tardes, ¿con quién tengo el placer? - intentó fingir el tono de voz más amigable al saludar

- Joven Víctor, el Señor Marriott ha intentado comunicarse con usted por un asunto urgente - la voz juvenil del asistente de su tío sonó del otro lado de la línea, el pobre hombre sonaba preocupado y sus palabras salían atropelladas por el apuro - ¿Le pasó algo? ¿Necesita que llame a alguien para ayudarlo?

- Isaac, tranquilo, estoy bien - interrumpió el pianista, antes de que el otro empezara a sobredimensionar las cosas - Estaba un poco ocupado...

- Me alivia escuchar eso joven - se pudo escuchar claramente cómo el asistente soltó un suspiro, como si se hubiera quitado un peso de encima - ¿Tiene a su disposición un computador? - preguntó de la nada

- Hmm - el pelinegro vio a su alrededor y divisó los ordenadores de la biblioteca - Sí, puedo utilizar una de las computadoras de la facultad

- ¡PERFECTO! - gritó Isaac, ensordeciendo a Víctor con la saturación del sonido por aquella acción - Vaya rápidamente, yo le explicaré qué debe hacer

Marriott se levantó y caminó en dirección a las computadoras, se sentó rápidamente en una de las que se encontraba libre y esperó pacientemente a que esta se encendiera.

- Isaac, ¿sigues ahí? - preguntó Víctor para cerciorarse de que el hombre no le haya colgado

- Sí, joven Víctor. Aquí estoy - respondió amablemente

- Si este asunto es tan importante, ¿por qué el tío Demián no me llamó desde su número? - dijo el pianista, para su forma de pensar, aquello era lo más lógico

- No se trata del señor Demián, joven Víctor - respondió Isaac - Es el Señor Marriott... su abuelo - aclaró

- ¿El abuelo? - dijo sorprendido

- Así es, ¿no sé lo dijeron?

El joven pianista se sentía confundido. Había quedado atónito. ¿Qué se supone que debía saber respecto a su abuelo?

Lost In Your Melody (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora