Segundo libro de One Shots publicado.
•Abro pedidos cada cierto tiempo.
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Pedofilia
No apoyo ni avalo.
Esto solo es ficción.
Hace mucho tiempo había querido sumir ante mis fantasías más profundas. Y aunque al principio me había hecho la idiota, fingido no saber de sus intenciones por mí, sabía perfectamente que él estaba totalmente perdido por mí.
Lo nuestro era algo sucio, indebido. No diré prohibido, porque iría a la típica palabra de “amor prohibido”. Lo nuestro era mayor al amor, era una conexión que difícilmente encuentras con alguien, algo sexual que traspasa lo físico, dos almas que deseaban unirse hasta que los cuerpos físicos dolieran.
Así era lo mío con él.
Aún no sé cómo decirlo, no le explico qué es lo que nos une infinitamente además del sexo.
Algunos dirán que no sé lo que hago, pero, demonios, sé exactamente lo que estoy haciendo y me encanta.
Él era el esposo de mi madre, poco me importó, porque esa mujer, de madre, no tenía nada.
Ahora lo había conseguido a él, al padre soltero más codiciado.
Draco Malfoy.
Todos sabían de su historia, todos sabían que Draco Malfoy había perdido a su esposa, que tenía un hijo, Scorpius, que criaba solo.
Todos conocían la historia de mi madre también, Diana Bell, que había quedado viuda hace solo un año.
Ellos ahora estaban juntos.
Desde el primer momento, supe que él no estaba enamorado de ella, ni mucho menos mi madre. Mi madre no amaba a nadie más que no fuera ella misma. La gran Diana Bell. No importaba nada más que ella.
Así que, cuando note de las miradas que él me daba, las ignoré. Únicamente al principio. Porque también había notado las que me daba su hijo, Scorpius Malfoy.
Aunque Scorpius era atractivo, no tenía lo que yo deseaba de su padre. Draco Malfoy, alto, fornido, con su piel blanca bajo la camisa tatuada, su mirada penetrante y su voz, que aceleraba el corazón de cualquiera.
Scorpius ni siquiera me preguntó si quería estar con él, solo fue con mi madre y Draco, simplemente lo planteó.
Scorpius era peor que yo, mejor amigo de Albus Potter, un Slytherin hasta la médula, malicioso, egocéntrico y dulce con quien lo merecía, manipulador y hasta, a veces, violento. Pero eso difería de las personas. Así que sí, acepté su propuesta de ser su pareja.
En Hogwarts se había vuelto casi imposible sobrevivir si no tenías amigos que te cuidaban la espalda, ¿y qué mejor que ser la novia del referente de Slytherin?
