Capítulo III

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*2 años antes*

Abrazame. — Murmura en mi oído —. Ya te dije que lo sentía.

—Y yo te dije que no iba a perdonarte. — Me alejo de sus brazos. El suelta un fuerte suspiro, que solo hace que sonría —. Deja de hacer tanto drama.

—Creo que eso debería decirte yo a ti princesa.

—¿Cómo no iba hacerlo si me dijiste que parezco una maldita foca riéndome? — James me mira, inocente —. Olvídate que te vuelva a dar siquiera un abrazo.

—Mi amor, sabes que me encantan las focas, así que, era un cumplido.

—Si, y a mi me encantan los grillos.

—¿Me estás comparando con una grillo?, ¿Qué me ves? ¿verde? — Se mira sus manos, buscando algún color verde en el —. Podría ser tu Ray, como el de la princesa y el sapo.

—Dios, como te atreves a comparte con Ray, es una ofensa para el. Más bien tu serías el gordito panzón que ayudaba al malo.

—Eso si que me ofende. — Me toma de la cintura y me acerca a el —. Pero, te amo tanto que te perdonaré.

—Pues yo no te amo más.

—Y tu no te ríes como una foca. — Le doy un manotazo en el brazo —. ¡Solo quería demostrar que lo que decías era mentira! — Se burla.

—¡No me río como una foca!

—Lo que tú digas. Ahora...si me permites, extraño esos labios.

—Me besaste hace cinco minutos. Aprende a vivir sin mi niño.

—Jamás aprenderé a vivir sin ti. Así que, lamento informarte que me tendrás que aguantar mucho más tiempo.

—Creo que podré soportarte — Y el sin esperar más, pone sus labios sobre los míos.

*Presente*

19 de Mayo, 2021.

Miraba su lápida, con tristeza. Alex, que estaba sentado a mi lado, parecía pensativo y a la vez perdido.

—¿Qué crees que pensaría de toda esta situación? — Pregunto, llamando su atención.

—No lo sé... ¿Sabes?, a veces me pregntó que fue lo último que habrá pensando, que cosa se le pasó por la cabeza.

—¿Qué sucedió esa noche? — Me atrevo a preguntar. En estos dos meses, lo único que supe fue que murió porque tuvo un accidente automovilístico.

—Mi madre estaba con el. Dijo que iba a salir a por algo de comer, y que volvería rápido. — Sus ojos se llenan de lágrimas —. No llevaba el cinturón de seguridad y...un auto no iba en su carril, y paso.

Solo por ir a buscar algo de comer, nos termino cambiando la vida por completo.

—¿Crees que sufrió mucho? — Pregunto, jugando con el cierre de mi buzo. Me sentía ansiosa.

—Espero que no, y aunque halla sido así, ahora mismo está en un mejor lugar.

—Me parece injusto — Lo miro directamente a los ojos —, el era una persona maravillosa, tenía toda una vida por delante. Para que lo único que quede de el es un estúpido pedazo de piedra con su nombre tallado. No es justo.

El no dice nada, y entendía perfectamente su silencio. El pensaba igual que yo.

—Debemos irnos. — Se levanta y me tiende una mano para ayudarme.

—Gracias. — Me sacudo el jean, para quitar la tierra, para después mirar de nuevo hacia su tumba. Mi corazón dolía, más de lo que podía resistir —. Nos vemos mi amor.

Camino al lado de Alex. Al salir, el dolor se intensifica. Odiaba no estar con el. Se que no le gustaba estar solo, y yo le prometí que jamás lo dejaría solo.

—¿Pensaste en lo que te dije?, — Lo miro, confusa — de irnos unos días, dónde mi abuela — Aclara.

—Oh, si, sobre eso... — Tomo una respiración profunda —, creo que no estaría mal irme unos días.

—Claro. Nos vamos mañana en la noche, pasaré a recogerte.

—Te lo agradezco de verdad Alex... No sé cómo podría seguir sin tu ayuda, gracias por no dejarme sola.

—Nunca te dejare sola, eres mi cuñada y siempre lo serás, así James ya no esté aquí.

(⁠✯✯⁠)

Estaba ya en mi apartamento, alistando las cosas para irme mañana.

Sentía que estaba siendo una cobarde por querer huir de todo esto. Por dejar a James. Solo que, lo necesitaba, en el fondo, tenía que salir adelante. Y esperaba que el lo entendiera.

Mientras buscaba en mi guardarropa, me encuentro con algunas cosas de el. Todavía tenían su olor.

Su voz se escuchaba en mi mente todo el tiempo, pero, sentía como poco a poco se iba alejando. Mi miedo era ese, que en algún momento, en el futuro, empiece a olvidar.

Diablos, ¿por qué tenía que salir esa noche?, ¿por qué no se pudo quedar en casa?

Caigo en el piso, destrozada. Apretaba su camisa contra mi pecho, como si así, pudiera sentirlo un poco más cerca de mi.

—Necesito que vuelvas, por favor...

No podía respirar muy bien, las lágrimas nublaban mi vista. Quería estar con James, lo necesitaba...

Hasta que, algo pequeño, de color verde, se pone encima de mis dedos.

Sentí como la mi corazón se paraba. No podía ser real, era imposible.

—¿James? — Mi voz sale débil, como si no pudiera creer. Pero, se que se trataba de alguna señal de el. Porque la paz que sentí al ver al pequeño grillo, fue inexplicable —¿De verdad eres tú? — Sonrió.

A mí mente se viene el recuerdo de cuando le dije que era un grillo. Tenía que ser esto una señal, ¿no?

—Mi amor, duele despertar y no verte  a mi lado. No puedo con tanto dolor, ni siquiera se cómo podré seguir con mi vida sin ti — Sollozó —, dejaste muchos sueños aquí, y no puedo cumplirlos si tú no estás.

El grillo salta hacía la ventana. Yo me levanto del suelo y me acerco con cautela, no quería asustarlo y que se marchara.

—Te amo James, lamento no habértelo dicho todo el tiempo. Pero, algo si se, es que nunca nadie en esta vida te amo tanto como yo. De eso puedes estar seguro.

Dicho eso, el grillo salta por la ventana. Y no podía estar más que segura que era una señal de James, que esa era su última forma de comunicarse conmigo. Cómo si fuera una despedida que nunca tuvimos.

Me torturaba el hecho de no haberle podido decir que lo amaba por última vez. Y aunque, ese remordimiento nunca se irá, se que ahora, puedo estar un poco más en paz, ya que el sabe que lo amo.

—Supongo que ahora la historia cambio. Tu eres mi Ray, que ahora esta en el cielo, esperando a su Evangeline.

A James y a mi nos encantaba esa película. Cada vez que Ray le cantaba a Evangeline, el me cantaba igual. Y yo jamás me cansaba de escucharlo.

Y ahora, no creo que nunca vuelva a poder ver esa película. No sin James.

Quizá en otra vida, fuimos tu y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora