Capítulo III

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Caminaba pensando en lo que había pasado, realmente iba distraída, si antes tenía cero chances con Danniel ahora tenia menos milchances. Seguí caminando hasta que llegue al café, el lugar estaba bien decorado con las paredes pintadas de un azul cielo, muy agradable a la vista y las mesas eran pequeñas con bonitos sillones, en nuestra esquina de siempre estaban Demian y Valeria, y al parecer acababan de discutir.

-¡Al fin!- dijo Valeria como aliviada –ya estaba harta de este zonzo.

-Hey la zonza eres tú- contesto Demian enfadado.

-Ya paren, los dos parecen niños de preescolar, ni si quiera parecen eso, parecen esposos- sabia cuál iba a ser la reacción de ambos.

-¿Qué?- gritaron ambos.

–Yo con este ni a la esquina- refunfuño Valeria.

-Está bien como este lugar se llama esquina del cielo me voy- dijo Demian algo indignado.

-Qué gracioso, deberías tener un show de comedia- dijo Valeria sarcástica –cuánto por tu mal chiste.

-Paren ya- casi gritaba – ¿Podemos estudiar?

-Bueno ya, está bien- dijo Demian

Demian y Valeria son mis amigos desde siempre, ambos son la pareja mas dispareja que conozco, aunque realmente no son novios, supongo que se gustan se la pasan peleando. Valeria no era más alta que yo de 1.52, y cabello castaño pero tiene mechas rubias es muy guapa, despreocupada y un poco loca, simplemente no tiene novio por su mal carácter.

Luego esta Demian un chico alto 1.70 con sobrepeso, no le gustan los deportes, usa lentes y apenas le pusieron brackets, le encanta leer, un poco retraído pero es muy buen amigo y no sólo eso también es el mejor promedio de la clase.

-Antes de empezar ¿Por qué tardaste tanto?- preguntó Valeria.

-Bueno, no es un por qué, es un por quién- dije apenada.

-Explícate- dijo Valeria con algo de curiosidad.

-Hola señorita ¿qué le puedo ofrecer?- pregunto un mesero que llegaba a interrumpir.

-Un capuchino y un muffin de blueberry.

El capuchino de Esquina del cielo, era lo mejor del mundo, la crema batida y las chispas le daban un toque que nadie más podía igualar.

-Ok señorita en un momento se lo traigo- dijo el mesero de cabellos alborotados.

-Bueno Lola confiésate- dijo Valeria algo desesperada.

-Podemos hacer lo que vinimos a hacer- dijo Demian algo impaciente.

-Joven otro pastel de chocolate para el joven por favor- ordeno Valeria al mesero el cual le respondió que sí con una sonrisa. –Para ver si ya te callas.

Demian hizo una mueca y lanzó una maldición que Valeria no escucho pero yo sí, o tal vez ella prefirió no pelear.

-Bueno Vale, el quién es nada más y nada menos que Danniel- decía yo mientras veía la cara de asombro por parte de los dos.

-Otra vez él- dijo Demian algo irritado.

-Tu cállate celoso desearías estar como él- dijo Valeria que miraba a Demian con cara de enojo. –Bueno continua ¿qué paso?

Llego el mesero con nuestra orden comenzamos a comer mientras seguíamos hablando de mi incidente con Danniel.

-No puedo creer que te haya pasado eso con el papasote de Danniel- decía Valeria asombrada. –Le hubieras pedido su número.

-No podía, estaba súper avergonzada.

-Hey se me acaba el tiempo podemos estudiar, en un rato tengo que irme- Demian miraba al reloj con desesperación

-OK empecemos- dije con alivio al no tener que seguir con esta conversación.

El tiempo paso, estuvimos estudiando cerca de dos horas, llegaron por ambos y yo me quede sola esperando a que mi papá llegara por mí, cuando por fin lo hizo empezaba a llover.

-Hola hija ¿te fue bien?- preguntó mi padre, quien parecia feliz de verme.

Lo amo mi padre Rodrigo es de las mejores personas que conozco aunque a veces es sobre protector; su aspecto es el de un señor moreno, serio, muy alto, podía decir 1.90, su edad era de cuarenta y cinco años que usaba lentes.

-Si papi muy bien- decía yo sonriente en el auto.

El trayecto a casa fue tranquilo yo iba escuchando música cuando de pronto suena "Ahí estaré" de los claxons y comencé a pensar en Danniel y el incidente de esta tarde, es lo más cerca que estaré de él. Llegue a la casa y con prisa subí a mi habitación, deprimida por aquellos pensamientos, me arroje a la cama y saqué mi laptop del compartimiento de mi mesa de noche. Pronto abrí mi Facebook husmeé un rato hasta que un hola me sorprendió en la ventana del chat.

En una esquina del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora