Capítulo X

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Eran las dos de la tarde, todos salían apresurados, todos querían disfrutar de dos días de libertad, los dos últimos días sin presión, antes de que el lunes, tuvieran que enfrentar el inicio

No tarde mucho en recibir un mensaje de texto de mi padre, para variar llegaría tarde por mí, claro el transito es horrible, pensando que me encontraba en una de las ciudades más grandes del mundo. Fui a sentarme un rato, esperando a que mi padre llegara pronto, y claro, a que no lloviera, al mismo tiempo que el cielo se nublaba cada vez más, apareció Demian, se acercaba caminando tranquilamente hacia mí. El chico de los frenos sonreía mientras avanzaba, llego exactamente a la mesa en la que yo estaba sentada y se sentó justo frente de mí.

-Hola, otra vez- dijo Demian – abandonada de nuevo ¿eh?

-Hola- conteste con una sonrisa –claro abandonada una vez más, la misma historia de siempre– dije resignada –oye ¿y tú qué haces aun aquí?, por lo general eres de los primeros en llegar y de los primeros en irse.

Su expresión cambio, después de lo que dije.

-Este... si, veras... el transito y todo eso- el chico comenzaba a divagar –además no creo que mi papá se tarde mucho.

-Ah ok, espera... ¿tu papá?- dije sorprendida.

La causa de mis sorpresa, ante su respuesta es que, en 7 años que teníamos de conocernos, su papá nunca, había ido por él a la escuela, siempre, había sido su mamá.

-Sí, mi papá, ¿tiene eso algo de raro?- preguntó por fin.

-Bueno, pensando que en todos los años que tengo de conocerte, la persona, que siempre ha pasado por ti a la escuela, ha sido tu mamá.

-Bueno, hay que variar de vez en cuando, ¿no crees?

-Bueno ya, cambiemos de tema- dije con curiosidad –que te parece, si hablamos de Vale.

-¿De Vale?- preguntó confundido – ¿le pasó algo? ¿Tiene algún problema? ¿O qué?

-No, nada de eso- sonreí maliciosa. Me sorprende que, no se dé cuenta, de que Valeria, este enamorada de él. –A lo que me refiero, es si... ammm... cómo explicarme. ¿Te gusta Vale?

-¿Qué?, Lola ¿De dónde sacas esas cosas?- sonó incomodo o molesto, incluso una combinación de ambas.

-Vamos, se les nota un montón, solo que ninguno de los lo quiere reconocer.

-Nada que ver- dijo, pasando de molesto a serio.

-Vamos, admítelo tú, ya que ella nunca lo hará.

-No hay nada que admitir.

-¡Oh vamos!, yo sé que si te gusta.

-¡Qué no Lola!- gritó de nuevo, esta vez enojado –perdón, por reaccionar así, es solo que... no me gusta Valeria, no digo que no me guste alguien, es solo que no es ella.

-¿Ah no?, entonces cuéntame, ¿Quién te gusta?- dije, mostrándome aun más curiosa.

-Bueno... la verdad es que, es lo opuesto a Valeria.

-Y esa persona es...

-Y esa persona es... ahh es que no me siento cómodo diciéndolo.

-Vamos Demian, dímelo ya, somos amigos ¿no?

-Bueno... es que... veras... la persona que me gusta es...

De pronto, un estrepitoso trueno resonó sobre nosotros y miles de millones de pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nosotros, Demian y yo, nos levantamos de nuestros asientos, y salimos huyendo del lugar. Corrimos a través del patio, buscando un refugio, donde protegernos de la lluvia, los charcos que se formaban, mojaban mis tenis, sintiendo como el agua traspasando los calcetines, realmente odiaba la sensación. Encontramos refugio, en un edificio de la escuela, nos sentamos en las escaleras, el pelo me mojado me caía sobre la cara, estaba totalmente empapada, la sudadera se pegaba a mi cuerpo, Demian ni se diga, sus lentes estaban completamente empapados, no sé cómo podía ver tan bien, o más bien ¿podía ver?

A pesar de estar hecha una sopa no pude evitar comenzar a reír

-Cristo redentor- la risa apenas me dejaba articular palabras –míranos somos un desastre- sacudí mi melena, salpicando a Demian, éste retrocedió.

Nos sentamos en las escaleras, observaba como la lluvia cubría todo, mientras Demian, limpiaba sus lentes. Sólo se podía escuchar el sonido de la lluvia cayendo, a pesar de que el timbre había sonado veinte minutos antes, ya no había nadie más que nosotros, o al menos eso creía. La escuela se mostraba tan tranquila, sin nadie más alrededor. De pronto, la calma se vio interrumpida, por el ruido, era el celular de Demian.

-Hola pá- dijo el chico de los lentes, con cierta serenidad –si aún estoy aquí, esperándote... ok... si está bien... ya voy.

Con cuidado guardaba de nuevo el celular en su mochila, se puso los lentes de nuevo y se acerco a mí.

-Bueno Lola- dijo –fue entretenido empaparme contigo, pero me tengo que ir.

-Claro, debemos hacerlo más a menudo- dije divertida. Seguido de esto, nos despedimos con un beso en la mejilla. –Te mando un mensaje, en cuanto llegue a casa.

-Muy bien- dijo Demian alejándose –nos vemos.

Demian, salió corriendo y levantando la mano, despidiéndose, corría como si tratara de esquivar la lluvia. De nuevo me encontraba sola, me dirigí a los escalones, para sentarme; me puse los audífonos y empezó a sonar "Día de enero" de Shakira, mientras tanto, mi única distracción era ver la lluvia caer.

En una esquina del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora