Capítulo XVIII

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Diez minutos sentada y Demian no aparecía, yo daba sorbos a mi capuchino mientras esperaba que llegara. Pasaron otros diez minutos más, el chico de los frenos seguía sin aparecer, me levanté para ir al baño, aunque realmente sólo era un pretexto para saciar mi curiosidad y revisar si Sebastián estaba trabajando, después de dar un pequeño recorrido del local noté que no estaba.

Mientras yo regresaba a mi mesa que estaba ubicada en una zona donde podía ver fácilmente la puerta, Demian entro al café, iba vestido con unos jeans, tenis y una sudadera gris abierta, la playera que llevaba era verde.

-Pensé que no llegarías- dije.

-Bueno, yo también estoy encantado de verte- me extendió la mano y se sentó frente a mí –perdón por no saludarte de beso, pero tú sabes, gérmenes, y todo eso.

La mesera no tardo en llegar, él sólo pidió un capuchino igual al mío, yo aproveché y pedí una galleta.

-Valeria ¿ya te contó?- pregunte, creyendo saber la respuesta.

-¿Qué?

-De su novio.

-Ah, de Sebastián- contesto éste –es un buen tipo, digo me invitó un pastel.

-Espera... ¿desde cuándo sabes?

-Desde hace como tres semanas- contesto Demian –fue como desde cuando empezaron a salir.

-¿¡Qué!?- dije sorprendida -¿Por qué te conto antes?

-¿No sabias?- preguntó Demian acomodándose los lentes –wow, creí que tú eras a la primera, que le contaba estas cosas.

-Yo también lo creí- conteste, cambiando de expresión de sorprendida, a enojada.

El silencio perduro un rato, llego la mesera con mi galleta y el capuchino de Demian, este dio un sorbo al capuchino, yo despedace la galleta en el plato, y me llevaba un pequeño trozo a la boca.

Pensaba el porqué de que Valeria no me había hablado de Sebastián, no encontraba una explicación lógica. Le di un sorbo a mi capuchino y me lleve otro pedazo de la galleta a mi boca.

-¡Lola!- casi grito Demian, agitando su mano enfrente de mi cara.

-... este ¿Qué?- voltee a todos lados -¿Qué pasó?

-Tu celular, está sonando- contesto Demian -¿No piensas contestar?

Cuando saque el celular de mi bolsillo, ya era tarde aparecía una notificación de una llamada perdida, era de Valeria, no tardo mucho en volver a llamar, esta vez decline la llamada, ahora menos quería contestarle, apague el celular y lo guarde nuevamente en mi bolsillo.

-Alguien no quiere que le localicen- dijo Demian, levantando una ceja.

-Sí y a ese alguien, tampoco le gustan los secretos- dije con algo de enojo.

-Por el tono y la forma en que lo dijiste, puedo apostar a que era Vale- dijo Demian, yo sólo me quede callada, viendo la galleta en mi plato que ahora estaba hecha pedazos –lo sabía, vamos no van a destruir una amistad, de más de siete años por algo como esto ¿o sí?

-No sé- contesté, aun con la mirada perdida en los restos de la galleta –además, también debería estar enojada contigo, ¿o no?- levanté la mirada y levanté una ceja.

-¿Por qué?- preguntó, desconcertado.

-Porque tú sabias que Valeria y Sebastián estaban saliendo y no me habías contado- conteste por fin levantando el rostro y viendo a Demian a la cara.

-Porque pensé que tu ya sabias.

-Pensaste mal.

-Mira Lola, como ya te dije, pensé que Vale ya te había contado, como acostumbra hacerlo, de haber sabido que no sabias, te lo hubiera contado.

De nuevo reino el silencio, Demian le dio un sorbo a su capuchino, yo hice lo mismo, y me lleve un tercer trozo de galleta a la boca, Demian saco su celular, al parecer sólo vio la hora ya que inmediatamente lo volvió a guardar en su bolsillo.

-¿Y bien?- preguntó Demian rompiendo el silencio una vez más -¿no necesitabas mi ayuda con algo del examen?

-Ah este sí, pero deje mis cosas en casa.

-Ay Lola- dijo Demian, tapándose la cara – ¿qué haremos contigo?, en fin. ¿Qué hiciste hoy?

-Bueno- dije –fui al doctor, y me avergoncé con Danniel... otra vez.

-¿Por qué?

-Digamos que me escondí, detrás de una de esas revistas que leen tus amigas "las bochos".

-Te equivocas- contesto Demian –las bochos, sólo ven las fotografías, recuerda no saben leer.

Ambos nos echamos a reír. "Las bochos" era el grupo más insoportable de nuestro salón y posiblemente de toda la escuela, un grupo de amigas todas teñidas y "superiores", la verdad a nadie le importan sus criticas, todas están medio tontas, bueno completamente, se enorgullecen de haber dejado de ser vírgenes, nadie las tomaba en serio. Nosotros fuimos quienes las bautizamos como "las bochos", debido a que las cuatro tienen una frente amplia muy notable.

Demian recibió un mensaje, al parecer se iba a encontrar con alguien, me pidió que lo acompañara, pagamos la cuenta y salimos de la cafetería.

Con prisa nos dirigimos al parque, la tarde se había despejado, las nubes ya casi desaparecían en su totalidad, me quite la sudadera y me la amarre a la cintura, Demian me imito, yo eche una mirada al lugar donde, apenas un día antes había chocado con Danniel, tan sólo recordarlo me sonrojaba. Pude ver a un chico acercándose un chico familiar, y como no recordarlo, él era la razón por la que no hablaba con Valeria, por supuesto era Sebastián.

El chico se acercaba a nosotros

-Hola- dijo el chico, de pelo rizado y esponjado. No sabía a quién se dirigía.

En persona se veía más alto que en sus fotografías, podría calcular que cerca de 1.85.

-Hola- contesto Demian, estrechando la mano de Sebastián.

-Espera- dije, dirigiéndome a Demian -¿con él te tenias que encontrar?

-... este sí- contestó Demian –Sebas, te presento a Lola mi mejor amiga y de Valeria. Lola te presento a Sebas, mi primo.

En una esquina del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora