Capítulo VIII

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Sonaba la campana del receso, al fin después de dos largas horas de matemáticas, pensaba que mi pobre cerebro no aguantaría ni una X u otra Y más. Salí del salón de clases junto a Valeria y Demian y nos dirigimos a la cafetería.

-Vaya espectáculo que armaste en la clase de Gerbrutis, bella durmiente- decía Valeria, mientras saludaba a casi toda persona a su paso.

-Sí, fue horrible, hoy no es exactamente mi día- solté un bostzo.

-Bueno y menos si te la pasas pensando en tu imposible- decía Demian.

-A ver, a ver, ya le contaste a él y a mí no- dijo Valeria haciéndose la víctima, levanto las manos y se cubrió la cara–me has herido Lolo.

-No seas exagerada y ¡no me digas Lolo!- rezongue –te iba a contar pero con eso de que le caíste muy bien a los maestros y te cambiaron de lugar hoy cuando empezamos a platicar, no te pude contar nada en concreto. En serio hoy no es mi día.

Llegamos a la cafetería Demian llevaba comida de su casa así que él no pidió nada, Valeria pidió un sándwich de pollo y un licuado de fresa, tan típico de ella, y yo pues nada más y nada menos que una hamburguesa y un café extremadamente cargado.

-Bueno Lola cuéntame tus penas mujer- dijo Valeria dando un gran mordisco a su sándwich -¿Qué tiene que ver Danniel con que te hayas quedado dormida?- preguntó con la boca llena -¿Acaso no nos contaste y todo y te dio su número de teléfono o su mail y tuvieron una noche de pasión desenfrenada en su casa, o por cámara web?

Demian casi escupe la comida al oír esto, y yo me quede boquiabierta, aunque a decir verdad estos comentarios sexuales por parte de Valeria, no me sorprendían en absoluto.

-Saben qué- Demian se había levantado –me voy al baño o a dónde sea, ustedes sigan con su "platica de niñas".

-Qué asco Valeria- dije mientras la miraba con cara de repulsión, Demian se alejaba –nada que ver, él tiene que ver en esto, porque tuve una extraña pesadilla y en la mañana un sueño algo extraño.

Estuvimos sentados un rato y le estuve narrando mi historia a Valeria.

-¡Cristo Redentor!- soltó Valeria atónita –¿estás segura de que no te drogas o algo no te hizo daño antes de dormir?- dijo burlándose.

-Eres una tonta.

-Y tú la que espera tener sueños húmedos con Danniel.

-Ya cállate Valeria.

Estaba sonrojada, cuando regreso Demian del baño lo tome del brazo y me marche con él, sonó la campana y Valeria se reunió con nosotros.

-Ya Lola no te enojes conmigo, sabes que te amo y eres mi sueño lésbico.

No pude evitar soltar una carcajada con eso, Valeria es la única que puede hacerme reír aunque tuviera impulsos de asfixiarla.

-Está bien, perdonada.

Entonces me estrujo hasta dejarme sin aliento. Entramos los tres al salón de clases y nos dimos cuenta de que el profesor estaba listo para comenzar con su clase de física.

La clase se me estaba haciendo eterna, nunca había entendido muy bien estas cosas, si no fuera por Demian estaría seguramente en tercer año de primaria, él siempre ha estado ahí para mí en todo momento, él y Valeria son como mis hermanos, los conozco desde primaria, él siempre me apoya en cosas de la escuela y en todo en general sin él estaría perdida.

De pronto alguien toco la puerta. El profesor a paso sereno se dirigió a abrir, desde mi lugar no podía distinguir quién era pero, podía notar que era rubio, Dios ¿era Danniel?

-Hola profesor busco a Lola- dijo el joven.

-¡Danniel!- grite levantándome de un salto, mientras todos me observaban.

Capítulo VIII:

Todos me miraban con cara de incertidumbre, tal vez por el nombre que acababa de mencionar.

-Señorita Lola, puede mantener la calma, por favor y decirme quién es ese joven llamado Daniel- dijo el profesor.

-Este yo.... Ammm estaba distraída- me pellizque la pierna, esperaba estar durmiendo y que esto sea parte de la pesadilla.

-Nos pudimos dar cuenta. Ahora podría salir con Ignacio, el nuevo prefecto que ya la llaman en la dirección.

Crucé el salón de clases apenada, todos me miraban, llegue a la puerta y me dirigí a la dirección con Ignacio.

Se ve demasiado joven para ser prefecto, incluso diría que apuesto, le calculaba veinticinco años por mucho, era muy alto al parecer 1.85, rubio, pero de una tonalidad distinta al rubio dorado de Danniel, Ignacio era más bien rubio cenizo, noté también unos ojos cafés muy grandes, una barba que le da cierto tono de seriedad.

Perdí tanto tiempo admirándolo que sin darme cuenta ya estábamos afuera de la oficina del director, ¿en que problema estaré metida?

-Señorita Ferro, que raro verla por estos rumbos tome asiento por favor- dijo el director muy serio - ¿Sabe por qué esta aquí?

-No señor director- dije titubeante.

-Su comportamiento es muy bueno señorita Ferro, pero hoy dejo mucho que desear, ¿Cómo que quedarse dormida en clases?

-Disculpe señor director, anoche no pude dormir y...

-No hay excusa alguna señorita Ferro, usted está comprometida con la institución- dijo la voz chillona y molesta de la profesora Gertrudis, no había notado su presencia- debe de recibir un castigo.

-Y así será profesora, debido a tu buena disciplina, no te pondré un reporte- dijo él con tono amigable, yo sentí un gran alivio después de escuchar aquellas palabras. -Pero el lunes después de clases te quedaras en la escuela y ayudaras con la organización de la biblioteca.

¡Cristo redentor! ¡La biblioteca, el lunes!, tenía ser una broma, saliendo de la escuela, tenía planes para estudiar con Vale y Demian pude sentir la frustración fluyendo como ríos en mis venas.

-Bien señorita Ferro, si no tiene nada más que decir, puede regresar a su clase.

En una esquina del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora