Una hora antes...
Jean, Hermione, y Ronald se habían retirado hacia la sala de estar después de la cena y estaban a punto de comenzar un juego de cartas cuando el mayordomo entró.
—Hay un caballero aquí esperando verla, Su Alteza. Me tomé la libertad de escoltarlo a la biblioteca.
—¿Quién es? —preguntó Jean.
—El Dr. Arthur Weasley.
Un enjambre de mariposas invadió el vientre de Jean y su mirada se encontró con la de Hermione.
—¿Qué está haciendo aquí a esta hora?
—¿No se suponía que iba a estar en el teatro esta noche? —preguntó Hermione.
Ron se echó hacia atrás en la silla.
—¿Qué ocurre? Ambas se comportan como si Arthur estuviese aquí para atraparlas robando un banco.
Jean luchó para recuperar la compostura y le sonrió a su hijo.
—Perdóname, Ron. No lo esperaba. Eso es todo. Bajaré las escaleras y veré qué quiere.
Ronald comenzó a barajar y repartió las cartas sobre la mesa.
—Invítalo a que suba. Podemos usar un cuarto jugador.
Ella aclaró la garganta nerviosamente y levantó sus cejas hacia Hermione, quien estaba igualmente aturdida.
—Estaré de vuelta pronto —dijo.
Jean descendió las escaleras lentamente, su corazón estaba todo inquieto y era una robusta bola de nervios. ¿Por qué estaba Arthur aquí y por piedad... ¿Qué tal se veía ella? ¿Estaba bien su cabello? Quizá debía ir primero a su cuarto y revisar su apariencia en el espejo cheval y tomar un momento para componerse.
Entonces Jean se encontró repentinamente de pie frente a la puerta de la biblioteca. Sentía una mezcla extraña de euforia y agonía emocional el pensar en él amando a otra mujer era peor que la muerte.
Se detuvo fuera de la entrada, tragó fuerte y entró alegremente con una sonrisa cálida.
—Arthur, qué encantadora sorpresa.
Estaba viendo al fuego pero se volvió rápidamente cuando ella habló. Aún vestido con el formal negro y blanco traje de teatro, se veía tan extenuado como ella se sentía. Nunca había visto una expresión tan ansiosa en su cara antes. Había algo de felicidad en sus ojos, sin embargo... aunque se veía agitado y como si hubiese estado a punto de ser atropellado por una carreta de nabos.
—Por favor acepta mis disculpas por la intrusión —dijo. —Espero no estar interrumpiendo algo.
—Para nada —respondió ella, cruzando el cuarto para colocarse frente a él. — Siempre eres bienvenido. Lo sabes. Especialmente cuando Hermione y Ron están aquí —Nuestros hermosos hijos. — Me pidieron que te invitara a subir a jugar cartas. ¿Te nos unirás?
Una serenidad se esparció sobre ella cuando Arthur repentinamente se quitó los anteojos, los dobló y los deslizó en el bolsillo del pecho de su chaqueta.
—Sabes que amo un buen juego de cartas tanto como cualquiera —dijo, —pero vine a verte a ti, Jean. En privado. Hay algo que quiero preguntarte.
Intentó respirar regularmente. No sabía qué esperar.
Entonces repentinamente él se agachó apoyándose sobre una rodilla y le agarró ambas manos. Brillante, reluciente esperanza, preciosa y emocionante, explotó dentro de ella como una explosión de luz de estrella.
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Seducido en el ocaso - ADAPTACIÓN DRAMIONE
Historical FictionAlgunas veces, quien busca pareja para otros encuentra su propio amor... Lady Hermione Granger ha renunciado desde hace tiempo a sus sueños de felices por siempre. Años atrás, un trágico accidente cobró la vida de su amado prometido, pero de alguna...