Las pesadillas habían perturbado el sueño de Brínea, llevándola a despertar en estado de pánico. Comenzó a llorar y gritar pidiendo a su madre y rogando que cesaran los malos tratos. Pipi, sorprendida por el alboroto, se levantó de su cama y se acercó a ella, preocupada. Le preguntó qué le ocurría, fregándose los ojos y sentándose a su lado, llevando su mano derecha hacia los hombros escamosos de la pequeña.
—¿Por qué lloras? —le preguntó con suavidad.
—¡No me toques! —Brínea apartó bruscamente la mano de Pipi y continuó entre sollozos—. Tuve una pesadilla, tengo veneno en la piel. Puedo hacerte daño —dijo, llevando su mano temblorosa a los ojos para secar las lágrimas.
—Lo siento, se me olvidó, el amo Henry nos había advertido sobre eso —Pipi imitó el gesto de Henry de rascarse la cabeza—. Pero no te preocupes, mira mi mano —le mostró su mano húmeda con un líquido amarillo viscoso—. A mí no me afecta en absoluto —añadió con una sonrisa en el rostro.
El camisón blanco de la niña salamandra, al igual que sus sábanas y frazadas, estaba manchado por el líquido viscoso y venenoso. Aunque la niña parecía sentirse apenada por el desastre, Pipi no se mostraba molesta; por el contrario, se veía más preocupada por la situación.
—Vamos, al baño. No puedes dormir así, cubierta de baba —le dijo, tomándola de la mano y tirando de ella para que la siguiera.
Preocupada por el veneno que secretaba su piel, la niña salamandra intentó liberarse del agarre de Pipi, pero este se intensificaba. Al final, decidió dejar que Pipi la llevara, rindiéndose a su insistencia. —No te preocupes, soy inmune a tu baba —comenzó a reírse para tratar de calmarla y continuó—. Pero debes mantener la voz baja, no queremos hacer enojar a nuestras hermanas mayores que descansan.
A medida que avanzaban por el pasillo, algunas gotas de veneno caían al suelo, dejando un rastro tras ellas. A pesar de ello, continuaron avanzando sin detenerse hasta llegar a la puerta y salir al pasillo oscuro iluminado solo por la luz que se filtraba por los balcones.
Su habitación se encontraba en el pasillo inferior derecho, en la esquina junto al baño. Pipi la guió a través de la oscuridad hasta la puerta del baño. Para su suerte, el baño no estaba ocupado. Entró primero Pipi y aplaudió para encender las luces.
El cuarto se iluminó con la luz del pequeño candelabro en el centro del techo, sosteniendo una pequeña piedra que desprendía una luz más intensa que la de una vela. Aunque ya la había visto antes, no dejaba de sorprenderse de cómo esa pequeña piedra podía brillar con tanta intensidad, siendo lo suficientemente diminuta como para caber en su pequeña palma. Mientras Pipi llenaba la bañera, Brínea reflexionaba sobre la piedra, imaginándola como un diminuto sol.
Sin embargo, algo captó más su atención. Se giró para observar cómo Pipi llenaba la bañera con una piedra del color del cielo, de la que fluía agua como de un arroyo entre sus manos. Todo aquello le parecía tan extraordinario que no dejaba de asombrarse ante cada nuevo descubrimiento.
—Ya casi está lista, solo debo calentarla un poco más para ti —dijo sonriente, tomando otra piedra mágica y guardando la anterior en uno de los cajones de la mesita que reposaba al lado de la bañera.
La piedra que sacó era de color rojo. Sin perder tiempo, Pipi se arremangó el pijama hasta los codos y sumergió la mano izquierda con la piedra en su puño. El agua empezó a lanzar burbujas, como si estuviera a punto de hervir. Después de varios segundos, retiró su mano, secó la piedra con una toalla y la guardó en el mismo cajón.
—Ya está listo el baño hermanita —dijo mientras se acercaba.
Pipi, siendo una criada diligente, comenzó a desvestir a Brínea. Primero retiró su camisón, con una abertura en la espalda para permitir el paso de su larga cola. Luego, bajó los pantaloncillos agujereados, diseñados para que su cola pudiera atravesarlos fácilmente. Por último, le quitó los calzones blancos.
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NUEVA VIDA
FantasíaDurante mil años, el rey demonio Sargonas Xul'tharac gobernó con mano despiadada... hasta que un día la coalición de reinados y un drakonte llamado Henry lo derrotó. Ahora, cientos de años después, Sargonas vive oculto dentro del cuerpo de una mujer...