#3 La Odisea de Henry

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Mis piernas se mueven con una determinación que ni yo sabía que tenía. La adrenalina recorre cada centímetro de mi cuerpo, y la necesidad de llegar a la residencia Mills se convierte en el motor que impulsa cada uno de mis pasos. Aunque las calles ya no están tan oscuras, la urgencia en mi pecho sigue presente, como un latido insistente que marca el ritmo frenético de mi carrera.

Para acotar camino hacia mi objetivo, comencé a saltar varias cercas del vecindario, logrando así, evitar tener que recorrer cuadras completas, sin pensar en las consecuencias que aquello podría ocasionar. Y como era de esperar una víctima (involuntaria), hice un salto mal calculado me llevo directamente hacia el cartero; y aunque logro esquivarlo, no puedo evitar un roce brusco que nos deja a ambos tambaleándonos. Un grito frustrado escapa de mis labios, un «fíjate, idiota» que se pierde en la velocidad de mi carrera.

Llegué a la mansión, pero me detuve en la puerta principal para tomar aire. Mis pulmones ardían, pero la preocupación por mi nene venció cualquier necesidad de descanso. Una vez que sentí que mi respiración se reguló, ni siquiera me molesté en tocar la puerta; simplemente giré el picaporte e ingresé sin permiso. La urgencia y la incertidumbre guiaban cada uno de mis pasos mientras me adentraba en la casa de los Mills, dispuesta a enfrentar lo que sea necesario para encontrar a Henry.

Si mi cardiólogo viera todo lo que corrí hoy estaría orgulloso.

Escuche ruidos en el salón y ahí están los héroes de la ciudad reunidos, todos y cada uno de ellos con una taza de té en la mano. Bueno, alguno de ellos es dudoso si pueden clasificarse como héroe, son lo que yo denomino «panqueque» depende como despierten, pertenecen a un bando o al otro.

Toda la atención se centro en mí.

-"Días" –Agite mi mano a modo de saludo general.–"Buenos si me dicen que es una broma" –No me culpen, cuando estoy nerviosa mesalen los chistes solos .

-"¿Crees que soy capaz de jugar con algo tan delicado como la desaparición de mi hijo?" –La Reina se dirigió hacia mí con pasos firmes y un aura que irradia confianza. –"¿Por quién me tomas Kira?" –Dijo mi nombre con desagrado, como si hubiera dicho la palabra más desagradable de la tierra.

-"Cálmate Regina" –Tranquilizo Mary Margaret. –"No debemos pelearnos, concentrarnos en Henry, que ahora es la prioridad"

La tensión creció en el ambiente, pero todos parecían estar guardándose su opinión para sí mismo, todos están aquí. Regina no para de caminar por toda la sala, intentando que su preocupación no se viera un problema con la magia que corría por sus venas. Sin mencionar que dicha magia parecía que quería matarme.

-"Mary Margaret tiene razón" –David rompió el silencio. –"Henry es lo más importante ahora"

Regina lanzo una de sus clásicas miradas fulminantes hacia el príncipe, pero él como siempre, opto por no responder. Me adentre aun más en la sala, observando cada uno de los que considero mi círculo social. Emma esta aquí también, con su mirada penetrante y su actitud protectora, mientras que Killian se mantiene en un rincón, con su expresión usual de desconfianza.

-"Kira" –La rubia me llamo. –"Necesitamos hacerte unas preguntas"

-"¿A mí? ¿Por qué?" –Me señale a mí misma, estoy ofendida. –"Ustedes creen que tuve algo que ver" –Lejos de sonar como una pregunta, parece más una información.

-"Si no tuviste nada ver" –La alcaldesa volvió a hablar. –"Entonces no te molestara explicarme que hacia esto en la mesa de mi hijo" –Tenia la nota en sus manos. –"Tiene tu inicial, no puedes negarlo"

-"Kira, si lo deseas podemos hablarlo en privado" –Nuevamente el Príncipe Encantador calmando las aguas. –"Dejen que los alguaciles interroguemos y ustedes busquen a Henry por el pueblo"

Flor de tres petalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora