#13 Tramposos

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-"Es la única manera Swan" –Reprocho la reina, tengo miedo.

-"Tiene razón" –No sé qué va a pasarme, pero no debe ser alguno bueno. –"Hazlo" –Acepto con pesadez.

Trague saliva, tal vez muera. 

La Reina Malvada avanzó hacia mí con su mirada helada, que envían escalofríos por mi columna vertebral. Plantó su mano gélida en mi pecho, sumergiéndome en una sensación de temor paralizante. Sin embargo, mi determinación no permitiría que me hiriera sin luchar. Inicié un frenético intento por liberarme de las cuerdas que me aprisionan, pero mis esfuerzos resultaron infructuosos, y la opresión persistió.

En medio de mi desesperación, un destello de recuerdo iluminó mi mente: la daga oculta en el bolsillo de mi capa. Mis dedos se movieron con urgencia para alcanzarla, pero mis movimientos no fueron lo suficientemente sigilosos. Antes de que pudiera aferrar la daga, la Reina Malvada la capturó con destreza. El aire se llenó de una tensión palpable mientras ella sostenía la reluciente hoja, sus ojos reflejando un triunfo sutil mezclado con desprecio.

Consciente de que mis opciones son escasas, mi espíritu se negó a rendirse. Mi mente, en un frenesí desesperado, explora incansablemente las posibilidades para cambiar el curso de la situación. En ese momento crítico, mi ingenio y valentía se convierten en mis aliados, desafiando el destino que la Reina Malvada intenta imponer.

-"Regina por favor" –Kira continua suplicando por mi liberación, si ella está pidiendo clemencia es porque algo realmente grave va a ocurrirme. –"No me obligues a hacer algo que no quiero" –Murmuro aun siendo retenida por el Capitán Garfio.

-"Silencio Kira" –Fue callada por La Salvadora. –"Es la única manera de llegar a mi hijo"

La alcaldesa dejó escapar una risa estridente al descubrir mi daga, como si hubiese tropezado con un juguete inofensivo en lugar de un arma amenazante. Su risa reverberó a través de la selva, creando un eco sarcástico que aumentó la presión sobre mis hombros, como si las risas mismas fueran una carga adicional. Con un gesto de desdén, agitó la daga delante de mí, saboreando la sensación de tener el control en sus manos. Cada movimiento de la hoja en el aire lleva consigo una arrogancia que deja claro que disfruta de la situación, deleitándose en la percepción de su propia superioridad recién adquirida. La selva parecía absorber la escena, los sonidos de la risa y el tintineo metálico de la daga resonando en el aire, mientras yo busca desesperadamente una estrategia para revertir la situación desfavorable.

A medida que la risa se apaga, sus ojos glaciales se encontraron con los míos, y percibí el creciente tono de confianza en su mirada. —"¿Realmente crees que esto te dará alguna oportunidad?" —Murmuró con desprecio, tratando la daga como si fuera un simple adorno frente a su astucia maestra. —"Ah, ahora entiendo por qué cuentas con la protección de Kira, pequeño Devin" —Añadió, examinando la daga con atención. Era probable que estuviera observando el mango, donde la chica había dejado un pequeño mensaje para mí. Después de todo, el arma era un regalo suyo. –"Supongo que es uno de tus mocosos del parque. ¿No?"

Observé con detenimiento la expresión de la joven cuando se percató del desprecio dirigido hacia mí. Su rostro no solo revela sorpresa, sino también una profunda herida emocional. La carga de la situación la empujó a tomar medidas audaces: comenzó a golpear al Capitán, desplegando una determinación feroz en su esfuerzo por liberarse y defenderse. La energía que canaliza en cada golpe es tan intensa que incluso La Salvadora se vio obligada a intervenir para contenerla, reconociendo la inquebrantable furia que emanaba de la joven.

La lucha, tanto física como emocional, tejía un complejo tapiz de emociones en el aire cargado. Cada golpe resuena con la tensión acumulada, mientras la joven lidiaba no solo con la fuerza física del Capitán, sino también con las heridas emocionales infligidas. La escena se convertía en un duelo entre la voluntad de la joven y las cadenas emocionales que intentan mantenerla prisionera. La intersección entre la lucha física y el torbellino de emociones crea una narrativa intensa que absorbía a todos los presentes en ese tenso momento.

Flor de tres petalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora