#8 ¿Cómo ser un niño perdido?

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D     E     V     I     N

Me siento honrado; tan solo llevo dos meses en esta isla y ya he sido distinguido con el privilegio de liderar una tropa. Mi responsabilidad abarca a los niños de entre nueve y doce años, convirtiéndome así en el instructor del núcleo de creyentes verdaderos. Por lo general, no suelo preocuparme demasiado por si mis alumnos realmente aprenden a defenderse o no; mi enfoque suele ser simplemente dar órdenes que ellos acatan. En el caso de algún estudiante que opte por una actitud rebelde, tengo la autorización de corregirlos con un castigo físico, aunque esto excluye al protegido de Pan.

Estamos de camino a la parte más profunda de la selva, un lugar aislado del campamento, perfecto para entrenar sin interrupciones. Detesto la idea de tener que comportarme amigable y tener que comportarme como en ese cuento tan aburrido que Kira me contaba cuando era más pequeño, creo que saber que Henry tiene contacto directo con ella me genera rechazo. El no debería de tener tal privilegio, yo soy su nene favorito, no él.

-"¡Alto!" –Detuve la caminata y me di media vuelta. –"Este es el lugar donde entrenaremos el día de hoy" –Avise y escuche el ruido de las armas y bolsas siendo arrojadas al suelo sin ningún tipo de delicadeza. –"Por si no es lo suficientemente obvio, tenemos un nuevo compañero" –Señale a Henry con mi lanza. –"Quiero que le den una cálida bienvenida"

Y como era de esperarse todos gritaron eufóricos ante la mención de un nuevo integrante, vi la cara de susto que se planto en el mencionado, por lo visto no está acostumbrado a esta clase de atención. Debería de agradecer que sea alguien importante para asegurar el reinado de Pan, porque de lo contrario, en este momento lo estaría obligando a lanzarse de la cascada. Ya saben, esa es la verdadera bienvenida que ofrece el país de Nunca Jamás.

-"Silencio" –Calle, están asustando demás al pequeño. –"Bien, todos, excepto Henry" –Vi su cara de desilusión al ser excluido, pero no puedo enviarlo a pelearse con alguien que no le tendrá piedad. Sería una pelea que no ganara. –"Pelearan los unos contra los otros, como si fuera un torneo, uno contra uno" –No tuve que decir más, solo vi como tomaron sus pocas pertenecías y se largaron.

-"¿Qué haremos nosotros?" –Mierda, se ve realmente nervioso, debido a que no para de jugar con sus dedos y no quita su mirada de donde se fueron sus compañeros. –"¿Devin?"

Observo a Henry, su expresión revela incertidumbre y ansiedad. Decido abordar la situación con una mezcla de seriedad y paciencia. –"Nosotros no nos uniremos al torneo. En cambio, hoy tendrás tu primera lección de defensa personal" –Le informo mientras busco un área adecuada para comenzar nuestro entrenamiento.

Lo guío hacia un claro en la selva, un lugar donde podemos trabajar sin distracciones. –"Primero, debes aprender a sostener tu lanza correctamente" –Comento mientras le muestro la postura adecuada. Aunque no puedo negar que parte de mí disfruta de esta oportunidad para demostrar mi habilidad. –"Así" –Digo metiendo mi pie entre sus dos piernas, corrigiéndolo para que en un combate real, no puedan derribarlo con facilidad.

-"Ahora, practicaremos algunos movimientos básicos" –Le digo al ojos oscuros mientras lo guío a través de las primeras técnicas de defensa. Mi tono es firme, pero intento transmitir la importancia de cada movimiento. A medida que avanzamos, observo cómo Henry se esfuerza por seguir mis instrucciones.

-"Recuerda, la defensa personal no se trata solo de fuerza, sino de inteligencia y astucia" –Explico mientras le muestro cómo anticipar los movimientos del oponente. –"Enfrentarse a un oponente más fuerte no siempre significa perder. Debes aprender a utilizar tus propias habilidades de manera estratégica. ¿Entiendes?"

-"Si Devin, muchas gracias" –Debería de corregir y decir que un niño perdido no da las gracias, pero prefiero que el conserve lo que yo no pude. Los modales.

Flor de tres petalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora