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—En el buzón, ya te dije.

—Sí, pero, ¿hasta abajo o hasta arriba? —El chico tenía un brillo en los ojos, como si acabara de hacer el mejor descubrimiento del mundo.

—... En medio, creo. —Clara sonrió al entender el propósito de la pregunta—. Podemos reducir a los que se registraron por horario.

Brandon dio otra cucharada a su comida como festejo.

Finalmente, aquella idea no era tan mala. Parecía ser algo para salir de la rutina navideña. Acordaron esperar a que llegara el horario más tranquilo del hotel para empezar a hacer sus investigaciones en la computadora de recepción, y cuando este momento llegó, se aseguraron de que Michelle estuviera en su oficina antes de sentarse con la lista en mano.

—¿Qué hacen?

Brandon y Clara colocaron sus dedos índice sobre los labios para indicarle a Gino que debía guardar silencio. Ambos revisaron si todo seguía en orden, para después hacerle señas invitándolo a acercarse.

—¿Vamos a cambiar el menú del buffet? —preguntó en voz baja mientras depositaba sus ojos sobre la pantalla.

—Clara tiene un admirador secreto en el hotel y vamos a encontrarlo —explicó Brandon enseñándole la servilleta—. Con ayuda de esto.

—¡Un admirador secreto, un admirador secreto! —gritó Gino en susurros.

—¿Lo ves? Sí que es emocionante —argumentó Clara sacando la nota roja del chaleco para mostrársela a su amigo.

Las pupilas de este se deslizaron rápidamente por las palabras antes de abrazar a Clara con efusión.

—¡Esto es tan mágico! ¿Qué tienen hasta ahora?

—Estoy trabajando en eso —expresó Brandon comenzando a filtrar la información en la base de datos.

—¿Dónde la recibiste?

—En el buzón de quejas, ¿no es romántico?

—¿Te escribe diario? —preguntó Gino colocando sus puños en las mejillas.

Clara dirigió su mirada una vez más hacia el buzón de quejas. Lo había fantaseado, claro que sí, pero no estaba segura de que otra nota estuviera esperándola. Regresó su atención a Gino por un instante, porque sentía la cobardía ganándole, pero su amigo colocó una mano sobre el antebrazo animándola.

—¡Vamos, vamos! Todos queremos saber —insistió el chico saltando.

El corazón le estaba palpitando muy rápido. No es lo mismo vivir en la imaginación que tener una experiencia frente a tu rostro. A veces, se puede sentir demasiado cruda, demasiado real.

La mano le temblaba al tiempo que quitaba el pequeño candado que protegía su contenido y, como si hubiera un terrible monstruo dentro, empezó a asomar la cabeza con los ojos cerrados.

—¡Hay otra, hay otra! —gritó Gino provocando que Brandon volviera a callarlo—. Perdón... ábrela, ábrela.

Clara sonrió en cuanto escuchó aquellos gritos de festejo. Así era, no se trataba de una terrible broma, frente a ella, otra nota perfectamente doblada. Era color rojo, como la anterior, pero ahora tenía los bordes decorados con listón color dorado, como si se hubieran tomado todavía más esmero en el segundo contacto.

La chica lo abrió con las manos sudorosas y carraspeó antes de leer el contenido:

"¿Sabes en dónde hay un buen café? Tengo ganas de conocer el pueblo, ojalá pudieras mostrármelo. Estuve observándote hoy... ¡No de manera rara! Quería pasar un rato tranquilo y te vi pasar hacia recepción. ¡Vaya que no paras! Haces un gran trabajo. Ese huésped que se quejaba sobre el buffet... Yo jamás hubiera podido manejarlo tan bien. Espero nos sigamos encontrando. Atentamente:... "

A Holly Jolly Love Story ❄✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora