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     Un gran bulto se removía bajo las sábanas amarillas pastel con el despertador reproduciendo la canción preferida de su dueña, los revoltosos mechones cerezas se asomaron bajo la tela cuando Natalie se rindió ante Sunflower  y se levantó de su cálida cama para arreglarla como lo hacía siempre después de despertar, luego de una ducha rápida se vistió con su uniforme y revisó si todos sus libros estaban en su mochila para salir de su habitación, su característico calzado colgando de su hombro.

     —Buenos días abuela—saludó la chica pasando a la cocina.

     La pequeña sonrisa que Natalie tenía se desvaneció cuando la señora se levantó del sofá con su café y periódico en mano para irse a su habitación azotando la puerta, mordió su labio para no llorar, no iba a arruinar su perfecto delineado, así que tomó una manzana de buen tamaño para dirigirse a la entrada del departamento, se calzó sus inseparables Vans rojas y salió cerrando la puerta detrás suyo.

     Salió del elevador con sus audífonos llenos de stickers adornando su cabeza, reproduciendo Sunflower otra vez para que le subiera el ánimo, rápidamente sacó de su mochila las ruedas adaptables para sus zapatos y los aseguró bien para patinar fuera del edificio con rumbo a la academia Visions, hoy era un día importante, le comunicaron que había ingresado un nuevo estudiante y que ella fue seleccionada para encargarse del recorrido, según por ser una de las mejores estudiantes, no terminaba de asimilar una cosa con la otra pero tampoco se negó, de todas formas, no era una opción.

     Estaba emocionada por conocer al nuevo estudiante y la idea de que habría una posibilidad de formar una amistad le agradaba, a parte de sus compañeras de patinaje que casi nunca veía, Natalie no tenía amigos en Visions, podía conversar con algunos estudiantes con respecto a las clases, pero nada más.

     Inconscientemente dirigió la mirada a su reloj de muñeca, soltó un jadeo de sorpresa al ver que estaba a nada de llegar tarde, la puntualidad era algo importante en la academia y no quería dar una terrible imagen de sí misma a los profesores, incluso al nuevo, así que tensó sus músculos comenzando a patinar más rápido. 

     Saltaba objetos que bloqueaban su camino y esquivaba a las personas que no caminaban tan rápido como Natalie quisiera pero para su suerte, Visions se encontraba justo al frente, quedaban tres minutos para las ocho, ni siquiera se esforzó en detenerse para quitar las ruedas de sus Vans, subió los escalones de puntas utilizando los frenos y no caer, finalmente entró.

     Sus rizos pelirrojos flotaban a su espalda por la velocidad, los estudiantes se apartaban para evitar salir lastimados mientras miraban molestos a la chica que no estaba interesada en prestarles atención.

     Cuando la dichosa oficina entró en su campo de visual, Natalie redujo la velocidad para reducir el riesgo de estrellarse contra la puerta.

     Dos personas se encontraban atrapados en un silencio incómodo, el mayor observaba su reloj esperando por la hora, justo cuando marcaron las 8 la chica de rojizos cabellos hizo acto de presencia mientras se apoyaba en su pierna intentando recuperar el aliento bajo las distintas miradas ajenas, una llena de seriedad y otra con sorpresa.

     —Señorita Osborn, justo a tiempo—saludó el adulto mirándola con seriedad, pero ella mantenía una sonrisa inocente—. Pueden retirarse.

     La chica enganchó la muñeca del nuevo para irse antes de que el director le reprendiera por los patines, ya estando afuera de la oficina, ella sacó la pequeña llave y comenzó a desbloquear las ruedas para guardarlas en su mochila utilizando al chico de estabilizador, cuando sus Vans regresaron a botines normales arregló un poco su cabello y sonrió dándole toda su atención a él.

𝙊𝙣 𝙈𝙮 𝙒𝙖𝙮 ━━𝘔𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘔𝘰𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora