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     Natalie se columpiaba lo más rápido que sus brazos le permitían, toda la mañana estuvo de aquí para allá eliminando el crimen de las calles de Brooklyn, perdió la cuenta de los robos que detuvo, salvó a un perro, a un niño y a una señora de la tercera edad de ser atropellados en distintas locaciones, se estrelló contra un poste por no ver a dónde iba y casi pierde una de sus cuchillas. 

     El punto es que ahora iba extremadamente tarde a la academia, si llegaba con suerte alcanzaría a las dos últimas clases, pasaba de avenida en avenida y se impulsaba sobre los edificios hasta que finalmente llegó, la de rulos ve una ventana abierta y entró por allí comenzando a ponerse el uniforme, sin prestarle mucha atención a su alrededor, eso, hasta que alguien habló a sus espaldas.

     —¡No.Puede.Ser! ¡Spider-Blade estudia aquí!—chilló el chico asiático levantándose de su silla.

     —¡No! ¡No!—negó nerviosa con las manos en alto, por suerte no se había quitado la máscara—.N-no estudio aquí...yo,eh..estoy de...¡Encubierto! ¡Si!

     —Una misión secreta—susurró comprendiendo la situación.

     —Si..eh,bueno...¡Adiós!—la heroína suelta un fuerte golpe y el muchacho vuelve a caer sobre su silla inconsciente—. ¡Ay no! ¡Perdón, entré en pánico!

     Terminó de vestirse de volada y salió corriendo rumbo a atender sus clases, necesitaba unas vacaciones.

★。+゚☆ 🕷 ☆゚+。★

     Caminó por los pasillos con las últimas fuerzas que le quedaban, había hecho un recorrido por todo Visions buscando a los docentes para explicarles el por qué no hizo acto de presencia, obviamente en lugar de decir la verdad optó por inventar que su abuela tuvo un accidente y pasaron bastante rato en emergencias, algo cruel pero lo importante es que ella se salvó.

     Entró al aula de música y aprovechando que se encontraba vacía se acostó sobre el suelo escuchando cómo su espalda tronaba liberando un poco de tensión haciéndola suspirar de alivio, desde el interior de su mochila se escucharon unas campanitas avisándole sobre una nueva notificación, tomó el aparato observando que Gwen le pedía verse en el mismo salón dónde se encontraba, no tuvo ningún problema en aceptar.

     Rápidamente entró al contacto de Miles para escribirle, pero no hubo una respuesta inmediata así que supuso que estaba ocupado, optando por esperar.

     Al rato la puerta del salón se abrió y la rubia pegó un brinco cuando observó que Natalie estaba desparramada sobre piso, calmó un poco su acelerado corazón para cerrar a sus espaldas y no darle muchas vueltas al asunto. 

      —Wow. ¿Nuevo look?—desde el piso sus verdes ojos captaron que la parte derecha de su cabello estaba corto y desprolijo.

      —Ahórrate las burlas—las mejillas de Gwen se tornaron rojas cuando volteó encontrándose a centímetros de la rulos, ella acariciaba la parte rapada concentrada—. ¿Q-qué esta..

      —¿Me dejas corregir esto? —interrumpe ahora cruzando las miradas.

      —¿Qué? No—se negó rotundamente restableciendo la distancia entre ellas—. Ya está bien así

      —Gwen...literalmente tienes la silueta de una mano —la rubia se sobresaltó al sentir que Natalie tiraba de ella y la obligaba a sentarse en una silla —. Relájate, yo misma me corto el cabello, sé lo que hago.

     Terminó por rendirse ya que no podría quedar peor, ¿verdad? 

     La de rulos se sentó sobre la mesa que tenía detrás dejándola en medio de sus piernas, suspiró aceptando su destino mientras apoyaba sus brazos sobre el muslo de la pelirroja al mismo tiempo que inclinaba un poco su cabeza para que la chica tuviera mejor acceso a la zona, escuchaba claramente la máquina que rapaba su cabello aún más, preguntándose de dónde la habría sacado.

     —Y...¡Listo! —momentos después celebró buscando un espejo en su mochila para entregárselo a la rubia —. ¡Mucho mejor!

     Para ser honestos, había mejorado enormemente, con sus dedos acariciaba la parte que Natalie cortó, casi dejándola con pelusa pero al menos la mano había desaparecido y todo estaba parejo, le gustaba mucho, aparta la mirada del espejo con una gran sonrisa observando a la chica que estaba de espaldas botando todo el cabello en el cesto de basura. 

     Se levantó de un salto para correr y abrazar a la de rizos:—Gracias, Cherry—escuchó tan lindo el apodo de ella saliendo de sus propios labios.

     —Te ves súper—halagó mientras sacudía el suéter que tenía algunos cabellos y peinaba a la rubia—. Después deberías pintarte de rosa.

     —¿Rosa? —Gwen soltó una risa retomando la distancia entre ellas—. ¿Por qué?

     Natalie se elevó los hombros con una sonrisa juguetona, las dos chicas tomaron sus cosas para salir de aquel salón entre bromas y empujones, se habían alegrado la tarde.

     La campana resonó por los pasillos anunciando el fin de la jornada, los estudiantes empezaron a llenar la academia mientras Natalie y Gwen caminaban hombro a hombro con dirección a la salida, pronto la más baja sugirió ir a comer a un lugar para pasar el rato convenciendo después de unos minutos a la rubia.

     —¡Gwen!—Natalie giró llamando a su amiga luego de notar que estaba un poco más atrás—. ¿Qué ocurre? ¿Pasó algo?

     —No...nada, olvídalo—dejó sus manos sobre los hombros de la chica y la hizo dar vuelta, no le diría que vio al chico responsable de su nuevo corte correr por las paredes mientras peleaba con unas palomas—. Vamos.

     Dejó pasar aquello enganchando su brazo con el de la rubia retomando el camino hasta una cafetería por ahí cerca, al llegar se sentaron y una mesera se acercó para tomarles la orden: una rebanada de pastel de cerezas, otra de chocolate y dos vasos de agua para no saturarse de azúcar.

     Ambas pasaron un rato ameno contando historias divertidas de sus vidas y risas, muchas risas, parecía que cuando estaba con Natalie, Gwen dejaba de lado todo aquello que la atormentaba y se permitía disfrutar de la vida como una adolescente normal, cosa que claramente las dos no eran, solo que no le diría a la pelirroja que sabía de su secreto porque el primer día decidió seguirla.

     —Deberíamos ir a comprar vinilos de Taylor Swift—habló de repente la chica de Vans luego de pagar por los postres y salir del local.

     —¿Qué?—eso había tomado por sorpresa a Gwen, pronto dejó eso de lado cuando notó una pequeña cantidad de crema en la comisura de Natalie—. Tienes, eh...acércate.

     Con delicadeza limpió el dulce de la boca de la más bajita y al tenerla así de cerca pudo apreciar mejor los pequeños lunares esparcidos por el rostro de ella.

     —¡Oh! Gracias, soy un desastre comiendo.



𝙊𝙣 𝙈𝙮 𝙒𝙖𝙮 ━━𝘔𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘔𝘰𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora