¹⁷

47 6 0
                                    

     La noche anterior había puesto una alarma para levantarse lo más temprano posible porque la hija de los Osborn estaba harta de cómo lucía su habitación por el desorden semanal acumulado, aprovechando que el departamento estaba completamente desolado puso un poco de ambiente musical en la bocina inalámbrica que combinaba con sus auriculares por los stickers surtidos adheridos en la superficie.

     Procuró hacerse un desayuno decente para no caer mareada por allí y se puso manos a la obra separando en distintas pilas la ropa limpia de la sucia, que se concentraba mayormente en el piso, junto con las sábanas de su cama las cuales ya debían cambiarse, ordenó los zapatos, luego de encontrar después de unos minutos todos los pares, dentro de su armario.

     Salió de su lugar seguro cargando con la montaña de telas que le pedían a gritos una lavada urgente y las metió a la lavadora asegurándose de utilizar los limpiadores con olor a vainilla que siempre compraba ya que eran los favoritos de su madre, cuando el ciclo de lavado inició tomó asiento en el piso del pequeño cuarto observando su teléfono regalándose un momento de ocio viendo las redes sociales e incluso conversando con Miles sobre encontrarse más tarde.

     Cuando todo estuvo limpio y seco, llevó todo de vuelta a su habitación que ya tenía una vista extremadamente distinta a como estuvo toda la semana pasada, arregló rápidamente la cama y dobló toda la ropa que se hallaba amontonada en la silla frente a su escritorio.

     Apagó la bocina para llevar consigo su celular hasta el baño dispuesta a asearse, la pijama cayó sobre la alfombra y sus dedos giraron la perilla de la ducha para que el agua tibia saliera mientras deshacía la trenza con la cual se había ido a dormir porque le tocaba lavarse el cabello, poco a poco el lugar se llenó de vapor junto al aroma de cerezas flotando por el aire, Natalie cantaba a un tono moderado las letras de las canciones que se reproducían de forma aleatoria desde su dispositivo.

     —¡Auch!—chilló tocando su cuero cabelludo cuando tiró muy fuerte de sus rizos al desenredarlos.

★。+゚☆ -🕷- ☆゚+。★

     Subió al transporte público siendo seguida por Miles donde pagaron para poder caminar por el pasillo encontrando sin problemas espacio para sentarse, se quitaron las mochilas colocándolas sobre sus piernas para evitar que alguien odioso las abriera descubriendo sus trajes ocultos en su interior y ambos se pusieron los auriculares dispuestos a escuchar música en el, tal vez largo, camino manteniendo sus dedos entrelazados a manera de hacerse saber que seguían allí.

     Tiempo después, Miles y Natalie bajaron del autobús, procurando no tropezarse, que los llevó de Brooklyn hasta Queens, la razón de su visita era que la tía May había solicitado la ayuda de los dos para empacar sus pertenencias ya que después de mucho tiempo pensándolo, tomó la decisión de mudarse de allí luego de todos los acontecimientos pasados, decisión que no era abrazada del todo por la adolescente pelirroja que no había emitido ningún sonido en todas esas horas, sabiendo que estaba triste por la ida de la mujer, el moreno se negaba a apartarse de su lado.

     Rápidamente la cara llena de seriedad de la muchacha se iluminó con una sonrisa falsa al ver a la mujer de cabellos blancos esperándolos sobre la vereda unos metros al frente de ellos, Natalie soltó inconscientemente sus manos y corrió a abrazar a la señora que respondió el gesto con gusto para así empezar con la labor del día, luego de unas pequeñas indicaciones los tres se pusieron manos a la obra empacando todo, poco a poco las cajas fueron acaparando la sala ya reconstruida del hogar, lo que la pelirroja consideraba hogar.

     —Si estuvieras aquí...—murmuraba con la voz un poco entrecortada—. Esto no estaría pasando, Pet.

     Estaba arrodillada guardando las pocas cosas que quedaban de Peter pero giró un poco observando a la puerta cuando escuchó con claridad la bocina del camión de mudanza y luego la voz de May que ratificó lo que ya sabía, era tiempo, mordió su labio inferior con fuerza tratando de controlar los temblores que sufría mientras sus ojos volvían a aguarse, los limpió rápidamente con la manga de su suéter rosa pastel tomando con facilidad la pesada caja entre sus brazos para bajar las escaleras. 

     Sus ojos se abrieron un poco al ver a varias personas salir y entrar de la casa llevándose todo para acomodarlos en la parte trasera del camión de mudanzas, un ligero sollozo quedó atascado en su garganta mientras avanzaba también hacia el exterior encontrándose con Miles cerca del vehículo y compartieron una rápida mirada antes de que Natalie enfocara su atención en el montón de pertenencias frente suya.

     Luego de dejar la caja que llevó con las demás volvió a fingir una sonrisa para saludar amablemente a los tres trabajadores, lo que quedaba de día se les fue entrando y saliendo de la casa llenando el camión con las pertenencias que May se llevaría a Florida, el nuevo lugar donde viviría.

★。+゚☆ -🕷- ☆゚+。★

     Estaba haciendo un esfuerzo sobre-humano en retener sus lágrimas mientras sus mejillas eran retenidas por las manos del familiar de su heroico mentor:—Eres fuerte, Cherry...muchísimo más de lo que crees—la pequeña sonrisita que tenía la mayor le reconfortaba un poco—. Y estoy muy orgullosa de ti, de todo lo que has avanzado todos estos años...—acercó a la muchacha a sí misma acariciando los esponjosos rizos pelirrojos—. Cuídate mucho, por favor.

     —Bye, tía May...—tuvo que controlar su fuerza al momento de abrazar a la mujer—. Que tengas buen viaje.

     Ya las maletas se encontraban guardadas en la parte trasera del taxi que llevaría a la de cabellos canosos al aeropuerto para que tomara su vuelo, luego de escucharla pedirle que se portara bien, Natalie sonrió moviendo su mano efusivamente viendo como el auto se alejaba cada vez más por la calle.

     Pequeñas gotas saladas fueron cayendo sobre el pavimento después de resbalar por las frías mejillas de la pelirroja, se dejó caer sobre la vereda acercando sus piernas hasta su pecho y con los brazos apoyados sobre sus rodillas pudo esconder su rostro permitiéndose llorar ante la gran tristeza de que ese día le hizo sentir, el cuerpo de la adolescente sufría de espasmos debido los desconsolados sollozos que salían libres de sus labios.

     Varios hipos seguían saliendo cuando se enderezó un poco volteando hacia la casa ya reconstruida, las luces estaban apagadas dándole un aspecto vacío a diferencia de cuando la conoció, un feo cartel de "se vende" relucía en la propiedad obligándola a recordar su desolado interior.

     Todos los lindos momentos que vivió allí la golpearon sin descanso: las noches de películas, los cumpleaños, las navidades que solo festejaba en ese lugar porque su abuela las detestaba con ganas, halloweens y pijamadas...ya no las tendría.

     Con una última mirada se levantó sacudiendo sus pantalones comenzando a caminar en dirección a la parada donde en unos minutos estaría el autobús que la llevaría de nuevo a Brooklyn, cubrió sus oídos con los auriculares enfrascándose en su mundo depresivo al notar la pequeña concentración de personas que también esperaban transporte; finalmente subió al vehículo sentándose en los lugares de atrás junto a la ventana apoyando el mentón en sus nudillos luego de responder el mensaje de Miles, que le preguntaba por su estado.





𝙊𝙣 𝙈𝙮 𝙒𝙖𝙮 ━━𝘔𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘔𝘰𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora