Ice rink

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Quien diría que Paulina se toparía con una
patinadora sobre hielo profesional en uno de sus paseos turísticos.

. . .

-¡Es como caminar con cuchillos!- Decía Paulina eufórica, con el instinto de lanzar un grito de emoción al viento, pero no. La persona encargada de ponerle los patines solo sonreía, divertido por la conversación de aquellas hermanas.

Dany y Ale ya estaban listas, solo esperaban a Pau, quien portaba una chamarra gricesea oscura, unos jeans holgados y un gorro negro para el frío. Y es que gracias a su extensa gira europea y al estar al otro lado del mundo, evidentemente unas regiomontanas del norte de México no estaban acostumbradas al, par ellas, extremo frío que se colaba incluso en la calefacción. Además, a veces tenían días libres (como estos) y en su mayoría los ocupaban para turistear las zonas más importantes o las que más les llamasen la atención.

Esta vez no era la excepción. Pues la pista de hielo iluminada, ya con adornos de navidad, al anochecer luego de un show, llamaría de inmediato la curiosidad de Paulina. Quien evidentemente no podía contenerse al ver brillos y algo que le gustara.

Sus expectativas eran altas, pero a penas ponía mantenerse de pie al clavar sus patines en el hielo. Apenas podía deslizarse y se mantenía en las orillas, sostenida con el miedo a caerse. Miedo que se hizo realidad al resbalar accidentalmente y "mancharse" de hielo triturado su chamarra preferida. E incluso, la única que tenía en esos momentos.

-¿Oye, estás bien? Dejame ayudarte- Paulina giró un tanto confundida, no había muchas personas que hablarán español por allá.

Tomó tu cálida mano aún confundida de que la ayudaras.

Llevabas unos guantes, pero al tenderle la mano te deshiciste de uno para que se pudiera sujetar bien.

-Oh- eeeh- Paulina se quedó atónita frente a tí. Sus ojos se paseaban por los tuyos.

-¿Todo bien?- Volteaste a tus espaldas al oír varias risas, provenientes de una pelinegra y rubia chica. Ambas divertidas por la situación. Una de ellas sabía patinar bastante bien, digamos que aceptable. Era la pelinegra. Bastó que le explicarán un poco para que pudiera moverse con libertad entre la pista, aún con movimientos un tanto torpes, sin embargo estaba viviendo la experiencia.

-Sí, sí. Lamento haber hecho el ridículo, gracias- Rió la chica peliroja. También te quedaste algo... Impresionada por su belleza. Su pelo rojizo, ondulado, sus ojos cafés y su dorada piel eran... Bueno. Estabas divagando de más.

-No, para nada. Pasa mucho. ¿Jamás habías patinado antes, verdad?- La chica tomó unos segundos para responder. -¿Tan mal lo hago?- siguió la broma, provocando que te sonrojaras y se lo negaras de inmediato. -Lo siento... Eso sonó muy... Para nada.- la chica se quedó seria unos segundos, para luego reír. Su risa era pegadiza así que reíste con ella cada que lo hacía.

-Para poder caminar, solo basta con controlar la parte de abajo- Comenzaste a explicarle.

-Sí quieres deslizarte o correr solo tienes que ir en sic-sac, mueve tus piernas como si estuvieras haciendo círculos y luego-

Seguías explicándole a la peliroja cómo es que debía de hacerlo, emocionada escuchaba cada orden con una sonrisa en su rostro.

Una vez finalizarse de explicarle, Paulina pudo recorrer un pequeño tramo; -¡Lo hice!- dijo, mientras extendía su dedo pulgar con emoción. Le devolviste la sonrisa y el gesto, dando un pequeño aplauso al llegar con ella al otro lado de la pista con facilidad.

-¿Cómo es que tú lo haces tan rápido?- Preguntó indignada pero sarcástica. -Soy patinadora profesional- Respondiste firme, Pau estaba sujetada de un tubo de fierro en la orilla de la pista. La impresión fue tanta que, resbaló nuevamente y volvió a caer.

Reíste más que divertida por su reacción, mientras volvías a tenderle la mano, deshaciendote de tus guantes y como no podía tomarla, te agachaste para estar a su altura.

-Vaya, tenemos mucho que mejorar, ¿No es así?- acomodaste su gorro y sacudiste suavemente su sudadera en la parte del hombro y brazos, el hielo era lo que era, hielo. Y estaba muriéndose de frío.

-Vamos entonces - Respondió algo apenada. Tomando tu mano.

Quien diría que acababa de ser aprendiz de una patinadora profesional.

¡Y gratis!















































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