Día 1: Autocontrol

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Disclaimer: Naruto ni ninguno de sus personajes me pertenecen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

...

Todos los días, Sasuke era asediado por las feromonas fértiles del revoltoso Omega de nombre Uzumaki Naruto, su compañero de piso. El Alfa era plenamente consciente de las intenciones del que había sido su mejor amigo desde que tenía uso de razón. Sus familias guardaban una estrecha relación laboral debido a los negocios en común, por eso, para ninguno de los integrantes fue mayor sorpresa que los jóvenes decidieran ir a la misma universidad y compartieran departamento. Tomando en consideración esa perspectiva, los padres del rubio se sentían aliviados porque su único hijo estaría al cuidado de un hombre responsable como lo era Uchiha.

El dulce olor que desprendía Naruto a propósito buscaba deliberadamente atraerlo como posible pareja. Sasuke lo sabía a la perfección; durante los últimos meses de convivencia, había notado un significativo cambio en el Omega. Ahora, el chico de llamativos ojos azules no tenía reparo en ser más atento y se esmeraba en su apariencia. Esto no quería decir que Uzumaki no tomara una postura en su arreglo personal, sino que deseaba complacer a su compañero. Quizás para otro Alfa sería un halago ver este tipo de interés, pero Uchiha no entendía por qué se sentía tan confundido. Él reconocía que su animal interior estaba muy entusiasmado, mientras que su lado racional le decía que ese era su amigo y no debía mirarlo de otra manera.

El aroma cítrico del rubio podía percibirse en cada rincón, y Sasuke utilizaba su autocontrol para mantenerse ecuánime. Era una lucha temeraria consigo mismo cuando veía a Naruto sonreírle con esa alegría contagiosa o esos momentos en que el Omega trataba de encontrar la excusa más ridícula, justificando su cercanía. El moreno refrenaba sus impulsos porque no era capaz de negar que el muchacho de mirada azulina era precioso. Algunos señalaban que Uzumaki no entraba en el estereotipo afeminado muy propio de la jerarquía. Él era tan alto como Uchiha y tenía una figura atlética que rivalizaba con Betas e incluso Alfas.

—¿No te importa que tome prestada tu chaqueta para terminar mi nido, Sasuke? —preguntó Naruto, abrazando con fuerza la prenda que sostenía entre sus brazos—. Se está acercando mi celo y aún me falta mucho por organizar.

—Toda mi ropa la tienes tú. No entiendo por qué me pides permiso, Naruto —respondió el Alfa con tranquilidad, tomando un sorbo de café—. Suigetsu me dijo hace unos días que podría regalarme un par de camisas que no usaba porque sentía vergüenza de verme siempre con lo mismo.

Naruto abrió y cerró la boca en reiteradas ocasiones, entre molesto y avergonzado por la respuesta tajante de Sasuke. Aunque era cierto que robó parte del guardarropa de su compañero, él consideraba que, siendo el Alfa tan poco práctico en su forma de vestir, tomar algunas camisetas y uno que otro pantalón no haría la gran diferencia. Sin embargo, al ser expuesto por el entrometido amigo de Uchiha, no había manera de defenderse.

—¡Hablaré con el estúpido de Suigetsu en cuanto tenga la oportunidad! —contestó el Omega con el ceño ligeramente fruncido—. Además, la solución está en tus manos, Teme.

El Alfa dejó la taza sobre la mesa y miró el rostro sonrojado de Naruto. En cambio, su semblante permaneció inexpresivo como de costumbre; podía oír claramente a su animal interior aullar extasiado ante la aparente invitación del Omega, aunque era probable que solo se tratara de un malentendido de su parte, o al menos eso quería creer.

—¿Podrías ser más específico? —inquirió dubitativo el moreno—. ¿A qué te refieres, Dobe?

El rubio optó por desviar la mirada de la presencia del hombre; no quería que Sasuke tuviera una mala impresión por querer que fuera su pareja y así pasar el celo juntos. Naruto mordió su labio inferior, intentando encontrar las palabras adecuadas y no parecer tan ansioso, pero no dijo nada. Ya había hecho todo lo posible para que el moreno entendiera las señales de que estaba interesado en él como Alfa, y este, por otra parte, prefería ignorarlo o cambiar el tema de conversación. Uzumaki tenía cierta seguridad de que Uchiha no era indiferente a sus acciones, especialmente desde aquella vez que notó la molestia impregnada en su rostro cuando se acercó su amiga Hinata a saludarlos.

Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora