Día 16: Ronroneo Omega

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Naruto se sentía ansioso por su cita; era la primera vez en cinco años que se reuniría con su amigo de la infancia. La forma que encontraron para mantener el contacto fue a través de las redes sociales. Sasuke se mudó con su familia a la capital de Japón, Tokio, debido al reciente ascenso laboral del patriarca del Clan Uchiha en una de las oficinas de publicidad más importantes del país. Por obvias razones, no había manera de que el joven Alfa se quedara en la prefectura de Tokushima. Su separación fue dolorosa; ninguno de los dos quería alejarse del otro, pero era una oportunidad valiosa que le ofrecían a Fugaku y que no se podía desaprovechar.

El rubio recordó cómo su madre tuvo que tranquilizarlo, porque no dejaba de llorar al ver el camión de la mudanza, llevándose las pertenencias de los miembros de la familia Uchiha. Sin embargo, Naruto no fue capaz de despedirse apropiadamente, ya que creía que no volvería a ver a Sasuke. Por fortuna, los padres de ambas partes dieron su autorización para que el dúo utilizara la mensajería en línea y se comunicaran con frecuencia. A partir de entonces, jamás dejaron de hacerlo; incluso se podría decir que su amistad cibernética se fortaleció aún más, llegando al punto de iniciar un acercamiento romántico ahora que alcanzaron la adultez.

Durante el resto de la secundaria y todo el período de la preparatoria, Naruto se enfocó en obtener buenas calificaciones, aunque antes de que Sasuke se marchara, él lo ayudaba con sus deberes. El Omega decidió participar en concursos de becas para universidades en Tokio. Su esfuerzo dio frutos, consiguiendo así lo que tanto deseaba: estudiar en el mismo centro de educación superior que el Alfa, y no podía estar más emocionado. El día que recibió la noticia, se contuvo de decírselo a su pareja, ya que lo haría personalmente. Caminó apresurado, siguiendo las indicaciones de su celular, hasta llegar al restaurante donde se encontraría con el moreno.

Puntual como de costumbre, Sasuke había apartado una mesa, esperando a Naruto. Lo vio ingresar al local y quedó maravillado con el Omega, las fotos no le hacían justicia a cómo se miraba en persona. Estaba vestido con un suéter de lana color crema y unos pantalones ligeramente ajustados negros. Encima del conjunto, gracias al clima frío de la ciudad, llevaba una gabardina de la misma gama oscura. Uchiha alzó la mano para que el rubio notara su presencia y las emociones fluyeron con naturalidad. Ambos sonrieron fundiéndose en un gran abrazo, sin importar llamar la atención de algunos comensales.

—¡Te ves hermoso, Naruto! —exclamó hipnotizado el Alfa, grabándose cada detalle de las expresiones del Omega—. ¡Deseaba tanto volver a verte!

Naruto estaba tan feliz que era incapaz de pronunciar una palabra. Simplemente se le escapó un ronroneo, producto del recién formado vínculo al tener a Sasuke cerca de él. Su animal interior aceptó que el atractivo hombre sería su compañero de vida. En relación con los comportamientos primarios de la jerarquía, el instinto jugaba un papel crucial. Comunicarse con sonidos era lo común, aunque algunos se avergonzaban, como el rubio, quien se sonrojó, ocultándose en el fuerte pecho del Alfa sin atreverse a mirarlo, mientras Uchiha aprovechaba su imponente estatura para acariciar los cabellos dorados, enternecido por su actitud.

—¡Qué vergüenza! ¡No sé por qué siento el impulso de ronronear! —expresó el rubio, separándose del cuerpo de Uchiha para mirarlo detenidamente—. ¡Tú también te ves tan bien, Sasuke!

—A mí me parece adorable. No deberías sentirte apenado por querer hacerlo —confesó Sasuke, arrastrando la silla para que Naruto descansara—. Con esto confirmo que he sido aceptado como tu Alfa.

—Siempre te he visto como mi pareja. Solo reafirmamos el lazo que nos ha unido desde pequeños —expresó el Omega, acariciando con suavidad la mano de Sasuke que reposaba sobre la mesa—. Además, eso significa que podemos pasar nuestros celos juntos.

—¿Quieres decir que te quedarás aquí? —preguntó nervioso el Alfa, entrelazando sus dedos con los de Naruto—. Me darías la mayor felicidad si fuera cierto.

—¡Logré conseguir la beca en la Universidad de Tokio! —sorprendió el Omega, esbozando una radiante sonrisa que mostraba sus perfectos dientes—. Así que podemos estar juntos sin que la distancia nos separe.

Sasuke se levantó de su asiento y besó apasionadamente a Naruto. Le daba igual que el resto de la gente los viera de mala manera porque la alegría que sentía no podía describirse con frases escuetas, sabiendo que, de ahora en adelante, estaría con el Omega que siempre ha amado.

Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora